El bolsillo del pan. Caballos en la ventana. La araña en la herida. Matei VişniecЧитать онлайн книгу.
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Títulos originales de las obras: Buzunarul cu pâine, Caii la fereastrǎ, Pǎianjenul în ranǎ, en Matei Vișniec, Opera Dramaticǎ 2, Bucarest, Cartea Românească, 2017.
© De los textos originales: Matei Vișniec, 2017
© De la traducción y el prólogo: Angelica Lambru y Evelio Miñano Martínez, 2021
© De esta edición: Universitat de València, 2021
Diseño de cubierta: Celso Hernández de la Figuera
ISBN: 978-84-9134-873-3 (papel)
ISBN: 978-84-9134-874-0 (ePub)
ISBN: 978-84-9134-875-7 (PDF)
Dipòsit legal: V-3084-2021
Impreso en España
Índice
Prólogo
Tres obras cortas (o no tanto) de Matei Visniec con animales protagonistas
El universo de mis obras se sitúa en la frontera entre lo grotesco y la poesía, esas dos fuerzas que organizan el tiempo entero de nuestra existencia, de una manera a veces tan discreta que envejecemos sin ni siquiera observarlas.
MATEI VISNIEC
Personajes–clave, motores dramáticos o solo espejos de la degradada condición humana, los animales son una presencia constante en toda la obra de Matei Visniec, en todos los géneros literarios que aborda alternativa o simultáneamente. De hecho, ellos migran, con la gracia y libertad de unos personajes medio fantásticos, medio absurdos, de un género a otro, ganando o perdiendo peso en función de las intenciones del escritor. Están en su poesía, saltan a sus novelas y se disfrazan para actuar en las obras del dramaturgo rumano contemporáneo más internacional. Son el hilo conductor de este libro que reúne tres obras cortas (¡o no tanto!) escritas en rumano, antes del exilio del escritor en Francia y antes del comienzo de una carrera dramatúrgica impresionante, forjada en francés, a lo largo de más de 30 años, y que legitima su tarjeta de visita como «escritor rumano de expresión francesa».
Poeta, dramaturgo, novelista y periodista nacido en Rădăuţi (pueblo mítico, atravesado por la mitad –cementerio incluido– por una vía de tren que representa para el autor el eje de simetría del mundo), Matei Visniec ha conseguido, a lo largo de más de cuarenta años, ensamblar una biografía literaria impecable donde destaca el lado más internacional de su obra: la literatura dramática. Es el autor de seis libros de versos, seis novelas y más de cincuenta obras de teatro. Su poesía lúcida y ácida, con la que se afirma antes de 1987, lo vincula al Cenáculo de Lunes, canal de expresión literaria subversiva de la Generación de los 80 en Rumanía. Empieza a escribir teatro mientras estudia filosofía en Bucarest en 1977, al revelársele éste como uno de los frentes más activos de la resistencia cultural al totalitarismo. En septiembre de 1987 sale de Rumanía con un visado de turista para Francia y allí pide asilo político. Empieza a escribir en francés y, tras un breve intermedio en la BBC, trabaja desde entonces como periodista para Radio France Internationale. En 1993 obtiene la ciudadanía francesa y, sin renunciar a la rumana, comienza a transformarse en el escritor que lleva con éxito las riendas de las dos lenguas en las que escribe, de las dos culturas que conoce y que enriquece. Por razones estilísticas y pragmáticas, elige el francés para sus obras dramáticas y guarda el rumano para la poesía y para la prosa. Sus piezas cruzan las fronteras y se representan en más de 40 países, se traducen a más de treinta idiomas. Prestigiosos premios literarios internacionales avalan también la calidad de su prosa, como el Premio de Literatura Europea Jean Monnet, otorgado por la novela Negustorul de începuturi de roman (El mercader de los comienzos de novela).
El corpus de textos teatrales escritos antes de 1987 es totalmente coherente y adscrito a la situación social dramática que vivía el pueblo rumano en los últimos años de dictadura comunista. Las obras dejan entrever el absurdo y el cinismo alienante que reinaban en la sociedad. En más de una ocasión el autor confesó la pasión que sentía en aquel entonces por el surrealismo, por el dadaísmo, por los relatos fantásticos, el teatro del absurdo y de lo grotesco, por la poesía onírica y hasta por el teatro realista anglosajón: todo un universo literario destinado a ofrecerle vías alternativas de pensamiento y a distanciarle del realismo socialista en que estaban sumergidas todas las representaciones artísticas del momento. Esas relaciones humanas degradadas se manifiestan en igual medida en el debate alrededor de un pozo vacío con un perro dentro (El bolsillo del pan), en la visita de un Mensajero del ejército (Caballos en la ventana) o en la agonía de los dos ladrones junto a Cristo (La araña en la herida). Un perro, un caballo y una araña son testigos.
Escrita en 1984, El bolsillo del pan, es una clara y abiertamente confesada metáfora de la sociedad rumana en el último decenio de la dictadura comunista. Parte de un hecho real, presenciado por el joven autor, en un campo que debía recorrer diariamente para llegar a su puesto de profesor de un pueblo «sin estación de ferrocarril en el mapa». Un perro había caído a un pozo vacío, sus largos lamentos se escuchaban a kilómetros de distancia, pero el joven profesor que lo había encontrado no tenía a su alcance medios para salvarlo. Como caído no del caballo, sino de su humilde bici, camino de Plătăreşti, el escritor tuvo la revelación de la flagrante semejanza que había entre su situación y la de aquel perro; y la imagen funcionaba para todos sus connacionales. Los dos personajes de la obra tienen nombres genéricos –una constante en la obra del dramaturgo– y son perfectamente intercambiables: el Señor del Bastón y el Señor del Sombrero. No son más que instrumentos de expresión en un diálogo absurdo, que recuerdan las máscaras de la commedia dell’arte. Valentin Silvestru, crítico literario rumano, identificaba en la obra rasgos del teatro del absurdo: el tiempo enmarcado en un presente eterno, la efervescencia del lenguaje, la hipertrofia del lugar común. En el inconfundible estilo de Matei Visniec se fundieron también las influencias del primer dramaturgo rumano moderno, Ion Luca Caragiale (1852-1912) y del contemporáneo Teodor Mazilu (1930-1980), con aportaciones sensibles en la construcción de los diálogos y del humor. Sin embargo, la hondura de sus obras viene de una extraordinaria capacidad de observación, una visión panorámica del mundo que lo rodea: «Viví en un mundo de vencidos y aprendí a descifrar sus ansiedades, sus estratagemas para sobrevivir, su alma cansada. Siempre me fascinaron más los vencidos que los vencedores; si el mundo que exploro está en vía