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Pasión por despertar. Claudio MolinaЧитать онлайн книгу.

Pasión por despertar - Claudio Molina


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      Índice

       Mi eterno agradecimiento a:

       Prólogo del autor

       ¡Hola!

       El día menos pensado.

       Hospital inhóspito

       Segundo hospital

       Sólo se una cosa

       Sentimiento de soledad… pero acompañada

       Emmanuel

       Celebrando… celebrando?

       Esperando el 31 de enero, mis 45

       Tercera internación: Clínica de rehabilitación

       ¿Real o pesadilla?

       La arenga

       ¡Un espumante bien frío!

       Los almuerzos

       Mi familia no todo lo soporta…

       ¡Dale Chelo, Dale!

       Saliendo de terapia

       La lucha continúa

       El obstáculo

       La pelota sigue rodando…

       Un pájaro y tres nidos

       En mi vida tuve tres refugios: mi casa paterna, la parroquia, y mi familia actual

       El consejo que nadie se animaba a dar

       Pero solo… imposible

       La última jugada

       Y un día volví

       Y volví a mi casa.

      Pasión por despertar

      Sobreviviente al Síndrome de Guillain Barré

      Claudio Molina

      Pasión por despertar

      Sobreviviente al Síndrome de Guillain Barré

      Molina, Claudio

       Pasión por despertar : sobreviviente al Síndrome de Guillain Barré / Claudio Molina. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Suburbia, 2020.

       Libro digital, EPUB

       Archivo Digital: descarga y online

       ISBN 978-987-47256-4-6

       1. Autoayuda. I. Título.

       CDD 158.1

      © Claudio Molina, 2020

      Primera edición eBook

      Editado en Argentina — Edited in Argentina”

      Dios, Flavia, mis hijas Milagros y María Paz, mis padres Orlando y Rosa, mis hermanos Noelia y Luciano, Mis tíos, primos y sobrinos: Cruz, Rodríguez, Acosta, Valpreda y Attaguile, mis suegros Edgardo y Lidia, mis 6 cuñados, mis familias amigas: Beron, Torres, Díaz, Yriarte, Toledo, Nañez, los amigos que la vida me obsequió. Y a todo el cuerpo médico que intervino en mi enfermedad.

      La final de la copa mundial de básquetbol —2019— en China, entre Argentina y España, deja un mensaje reflexivo y aplicable: Se puede terminar goleado y a la vez con la conciencia tranquila por haber dejado todo en la cancha.

      Quizás en algún momento, sienta ir perdiendo por goleada en el partido de la vida, agotado, con poca expectativa de éxito… Pero, ¿cuál es mi actitud? Mientras juego, tengo en vilo a los míos, y eso no se puede evadir.

      No soy escritor, solo tengo algo para contar; y lo hago con el deseo de compartir una experiencia que pueda servirle a alguien. No me quiero callar lo vivido, porque aprendí que no es lo mismo transitar la vida, que vivirla.

      Soy Claudio, o el topo, o el gordo, o como quieras llamarme después de conocerme algo a través de este humilde pero real relato.

      Gordito desde el vientre, bostero y leproso desde el alma. Niñez fundada en el amor familiar, los amigos y una pelota. Adolescencia basada en el amor familiar, los amigos y una pelota; y fundamentada por Dios.

      Viví la dictadura, guerra de las Malvinas, la democracia, las torres gemelas, las manos alzando la copa en el 78 y el 86, la catarata de papelitos celestes y blancos, los 5 presidentes en una semana y algunas cositas más …

      Futbolísticamente fanático del Diego, el bocha y Román. Poseedor de amigos transformados en hermanos, y de hermanos amigos, de los cuales hablaré luego.

      A los 24 conocí al amor de mi vida, con la cual seguimos caminando juntos. Esta, quizás sea la peor de las pruebas, no obstante, con ella, Flavia, coincidimos en que los desafíos anteriores sirvieron para fortalecernos y poder darle pelea a todo esto.

      Dejé el futbol por problemas en la rodilla, y la parroquia por problemas en el alma. La parroquia la retome…el futbol no.

      Papá de dos luces en mi camino: Milagros y María Paz, hermano de dos luces en mi camino: Luciano y Noelia, e hijo de dos luces en mi camino: Orlando y Rosa.

      15 de diciembre de 2017, oficiando como paisajista – jardinero, terminaba un jardín sin saber que era el último.

      16 de diciembre… llegó el día más esperado y menos esperado: más esperado porque mis hijitas iban a su primer campamento, y menos esperado porque desde ese momento, la vida me regalaba las últimas monedas para cada músculo de mi cuerpo. Y cada musculatura usada se apagaba. Mientras en la pieza de mis chiquitas, ellas armaban el bolso junto a la leona de la casa. Quien escribe, se iba desarmando, obvio, junto a la leona de la casa. Flavia iba… y ponía la mejor cara, volvía y me ayudaba sacando fuerzas de donde no tenía. Desde que aprendí a amarla —lo que no tardó mucho desde que la conocí—, me sentí privilegiado, y ese día, junto al miedo, la angustia, la desesperación, lograba contemplar la gran mujer que es.

      Mientras mis chiquitas iban armando sus bolsos, yo me iba desarmando. En mi cuarto se respiraba temor y angustia, y desde la puerta, salían chistes y buenas ondas para las nenas.

      Y llegaron ellos dos… mi hermano y mi hermana, y se armó el dream team de tres. Desde ese día, se pararon en mi vida y dibujan. Dos mujeres y un hombre con todas las garras y la inteligencia que se puede tener. Los llamé con el último dedo que podía mover, y ni bien llegaron ya estaba todo organizado: ella llevaba, junto a Flavia, a mis nenas al campamento, y él me llevaba al hospital. Pero, ¿cómo subirme al auto sin amargarlas? Y ahí es donde, por mis súplicas, entró Él: el Padre que acompaña, que dirige y protege, que exalta todas nuestras entregas. Le dije: “Dios mío levantame” …y con gran fuerza logré llegar al auto, tirando chistes y besos sobre ellas.

      Me fui… 11 meses me fui…

      Y


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