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El corazón de la pastoral. Fernando Cordero MoralesЧитать онлайн книгу.

El corazón de la pastoral - Fernando Cordero Morales


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      A Juan José, Sergi y Antoni,

      obispos hermanos que,

      en comunidad,

      acompañan a la Iglesia en salida

      que peregrina esperanzada,

      comprometida y alegre

      en Barcelona.

      PRÓLOGO

      LA FUENTE DE NUESTRA VIDA

      ESTÁ EN EL CORAZÓN DE JESUCRISTO

      Quiero agradecer la posibilidad que me ha brindado Fernando Cordero de poder escribir este prólogo con el propósito de animar a los lectores a que lean este libro que nos ofrece y profundicen en él. Recogen algunos «Pliegos» publicados por la Revista Vida Nueva.

      No es fácil poner título a un libro. Por ello entiendo la discusión que tuvo el autor y los editores a la hora de buscarlo. Una pastoral con corazón también habría sido un título interesante. Pero creo que El corazón de la pastoral es adecuadísimo. Porque quizá en estos momentos no debemos buscar tanto calificar la pastoral como ir al corazón de la misma, que es el mismo Cristo.

      Hablar del corazón siempre es hacer referencia al órgano vital que riega todo nuestro cuerpo. En el corazón de la pastoral está Jesucristo, que desea habitar en el corazón de la persona para que no se sienta sola.

      Y creo que cuando hablamos, animados por el papa Francisco, de conversión pastoral no estamos hablando solo de conversión de estructuras o métodos, sino de conversión del corazón y de redescubrir a Cristo como huésped principal de nuestro corazón, que desea abrazar la integridad de nuestra vida.

      En un encuentro con educadores de una escuela católica uno me decía: «Nuestros jóvenes llevan mochilas muy pesadas, y quizá antes de anunciarles a Jesús debemos trabajar otros aspectos más urgentes de su persona, como ayudarles a sanar sus heridas emocionales». Me quedé impresionado por el significado que le daba este educador a la pastoral; por supuesto, no es un significado muy «cordial», integral. Yo le respondí: «Pues mi deseo es que estos chicos que llevan mochilas tan pesadas también tengan la oportunidad de descubrir a Jesucristo como habitante de su corazón, y descubriendo su compañía, su amor inmenso, puedan curar muchas heridas». Jesucristo desea estar cerca de ellos, los prefiere. La fe no es una propuesta elitista, para algunos, como si fuera la culminación de una pirámide de necesidades.

      Por ello me parece muy sugerente este libro, sobre todo por su enfoque pastoral... La conversión pastoral o la nueva evangelización consiste en descubrir de nuevo la alegría inmensa que experimenta la persona que conoce al Señor de corazón, «internamente, como un amigo conoce a un amigo», como diría el santo de Loyola. Y tener la audacia de anunciarlo de corazón a corazón.

      Fernando, tú eres periodista y sabes mejor que yo que uno de los grandes retos que se nos exige a la Iglesia es que tenemos que cambiar el lenguaje, como si tuviéramos que aplicar criterios de marketing... En cambio, yo estoy convencido de que el gran reto que tenemos los católicos es aprender a escuchar la vida con el corazón, como sede no solo de los sentimientos, sino de la sabiduría.

      ¡Qué interesante el capítulo tercero, con la bella metáfora de los signos de puntuación aplicados a la vida cristiana! Y empiezas haciendo referencia al sábado, el día de descanso de la creación, como un descanso del corazón. Pero debemos interpretarlo. Desde Cristo, este descanso no es solo para hacer un kit-kat, un parón, una desconexión en nuestras jornadas estresantes para ausentarnos por un momento de la realidad. Es más bien un descansar en el corazón de Jesús, como el discípulo amado en la última cena, para leer con más profundidad nuestra realidad compleja, a veces dura, dramática, apasionante...

      Quizá no sea tan urgente que los cristianos pillemos el frenético tren de la sociedad aplicando las leyes del marketing a la pastoral. Tal vez el mejor servicio que podemos hacer a nuestra sociedad sea el de mostrar la pedagogía, la gramática de la sabiduría del corazón, aprender a gustar y sentir internamente la complejidad de la realidad desde la compañía de Aquel que habita nuestro corazón.

      Vivimos la época del tuit, de la inmediatez, del mensaje con pocos caracteres... Y estoy convencido de que, para el crecimiento de la persona, para la sanación de las heridas, para las personas con grandes mochilas, los tuits no sirven, no bastan... Lo más práctico es la «sabiduría del matiz», que es la pedagogía mayéutica de Sócrates, o la sabiduría del corazón del Nazareno de Galilea, la pedagogía del discernimiento...

      A través de la pedagogía del corazón, Jesucristo me educa a hacer silencio, acoger, mirar, escuchar, orar, contemplar... para reconocer en la realidad que me rodea, en el otro que está a mi lado, la presencia viva del Señor. Desde la pedagogía de los puntos y comas, sintiéndome acompañado y acompañando, se me invita a descubrir a Cristo como huésped de mi vida, y así poder desbloquear los blindajes de mi corazón y poder vivir una relación real con Cristo, que toca a la puerta porque desea gustar de mi amor...

      Gracias, Fernando, por indicarnos con este libro que anunciar a Cristo no es solo hablar de él, enseñar o aprender conocimientos sobre él. Vivir en cristiano no es solo un estilo de vida, practicar una escala de valores, o intentar vivir una moral con una cierta perfección, o hacer una opción hacia los más pobres, o dedicarse a ser buenas personas...

      Vivir la vida cristiana es descubrir a Jesucristo como alguien que me ama y a quien puedo amar aquí y ahora, en mi presente, en la concreción de mi vida cotidiana; alguien que me enamora y a quien necesito, porque soy frágil y tengo miedo a estar solo.

      Y para ello necesitamos la compañía, la fraternidad de la Iglesia, del hermano cristiano, que me recuerda con su manera de mirarme, por cómo me trata, cómo me escucha, cómo cuida los detalles de nuestra relación, que la fuente de nuestra vida está en el Corazón de Jesucristo... He aquí el corazón de la pastoral.

      Mons. ANTONI VADELL I FERRER,

      obispo auxiliar de Barcelona

      INTRODUCCIÓN

      Quiero contaros, amigos lectores, cómo ha surgido este libro. Desde 2013 vengo publicando un par de «Pliegos» –un cuadernillo central sobre un tema– al año en la revista Vida Nueva. Ahora los directores de PPC y Vida Nueva, es decir, Pedro Miguel García Fraile y José Beltrán, me ofrecen esta posibilidad de recopilarlos en un volumen. Para mí, empezar a colaborar con esta revista fue una gran oportunidad, acogida con gran alegría e ilusión, para compartir inquietudes, alguna dosis de creatividad y la responsabilidad de escribir para un público especializado. Echando la vista atrás, me doy cuenta de que me han dejado plena libertad para tratar los asuntos que han ido pasando por mi interior y que han ido configurando mi vida en estos últimos años. He tenido, por tanto, la satisfacción de poner por escrito el poso que me ha dejado el contacto con las personas, el encuentro con lecturas o aquello que me ha llamado la atención como sacerdote y periodista.

      Comencé estas colaboraciones siendo párroco del Buen Pastor, de San Fernando (Cádiz), un barrio de esos que le gustan al papa Francisco, situado en las periferias y rodeado de salinas. Y he continuado, dando un salto geográfico, en Barcelona, dedicado a la pastoral y la enseñanza en el colegio Padre Damián SS.CC., junto con la atención de nuestra iglesia de los Sagrados Corazones. Últimamente combinándolo con la dirección de la ya centenaria revista 21. La ciudad de Gaudí es, sin duda, fuente de inspiración, porque ahí se va desarrollando mi día a día con las inquietudes, alegrías y retos que familias, alumnos, compañeros profesores, hermanos de congregación, así como de laicos y sacerdotes de la diócesis, me van ofreciendo en este camino compartido. Cuando escribo estas líneas estoy recién inmerso en una nueva aventura, viviendo en Roma al servicio de mis hermanos de la congregación de los Sagrados Corazones.

      Normalmente, me gusta darles vueltas a los títulos de mis libros. En esta ocasión, mi «jefe» y coordinador de «Pliegos», José Luis Celada, que firma el epílogo, me lo ha servido en bandeja. Cosa que es de agradecer. En principio tenía la idea de que fuese El tren azul. Por las vías


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