Anna Karenina. León TolstoiЧитать онлайн книгу.
© Plutón Ediciones X, s. l., 2020
Traducción: Alaric Dukass
Diseño de cubierta y maquetación: Saul Rojas
Edita: Plutón Ediciones X, s. l.,
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I.S.B.N: 978-84-18211-37-9
Estudio Preliminar
León Tolstói, como se le conoce en castellano, o el conde Lev Nikoláievich Tolstói (1828-1910), es considerado, junto a Fiódor Dostoyevski, uno de los escritores más importantes de la novela realista rusa y de la literatura mundial.
Nacido en la finca familiar en la región de Tula (Rusia), fue el cuarto de los cinco hermanos en el seno de una familia perteneciente a la antigua nobleza rusa: su padre fue el conde Nikolái Ilich Tolstói y su madre la condesa Maria Nikolaevna Volkonskaya. Tras quedarse huérfano a temprana edad (su madre falleció cuando tenía dos años y su padre cuando tenía nueve), dos tías se hicieron cargo de él y, en 1844, Tolstói comenzó a cursar estudios de Derecho y Lenguas Orientales en la Universidad de Kazán. Sin embargo, poco después abandonó los estudios y volvió a casa, posteriormente repartiendo su tiempo entre San Petersburgo y Moscú.
Entre 1852 y 1912 publicó doce novelas, las dos últimas póstumas. Durante su carrera literaria escribió más de treinta cuentos, algunos volúmenes educativos, ensayos y obras religiosas y filosóficas; además, se publicaron sus diarios y su correspondencia. Al hacerse consciente de las contradicciones entre su estilo de vida aristocrático y su ideología, el escritor decidió abandonar los lujos y privilegios que habían caracterizado su existencia y mezclarse con los campesinos de la finca y la región. No obstante, su familia mantuvo su estilo de vida y Tolstói siguió viviendo con ellos en la gran finca, dedicando sus días al trabajo de campo y ocupándose como zapatero.
Su obra es reflejo de la sociedad rusa de la época, así como de las experiencias y creencias propias del Tolstói. El autor fue también un pensador que, a pesar de haber servido en la Guerra de Crimea, se opuso férreamente a la violencia, por lo que llegó a mantener una amistad por correspondencia con el líder Mahatma Gandhi y a ser citado en diversos textos. Tolstói desarrolló una importante visión espiritual vinculada a la figura de Jesucristo y al cristianismo, lo que llevó a manifestarse públicamente como pacifista.
Además, fue el creador de una escuela para los hijos de los campesinos de la que fue profesor, siendo también el autor y editor de los libros de texto que estos utilizaban para el estudio.
Sus novelas más conocidas, Guerra y paz (1869) y Anna Karenina (1877), aquí publicada, se consideran dos de las obras fundamentales del realismo ruso. Esta última empezó a publicarse en 1875 como un folletín en la revista El mensajero ruso, pero no llegó al final debido a un altercado entre el autor y Mijaíl Katkov, su editor.
En Anna Karenina¸ Tolstói plantea una profunda crítica contra la aristocracia rusa de la época, utilizando sus personajes como representación de determinados valores y antivalores y mostrando el carácter hipócrita del cerrado entorno de la élite social y económica. El punto de partida de la novela es la petición del príncipe Esteban Arkadievich Oblonsky a su hermana, Anna Karenina, de que convenza a su esposa Dolly de que no lo abandone, tras haberle sido infiel. A partir de allí se teje una historia que parece centrarse en la infidelidad de Anna —casada con un importante funcionario del gobierno— con el conde Vronsky, a quien conoce en la estación del tren. Sin embargo, la novela expone la doble moral de la sociedad al condenar a Anna Karenina por adulterio, mientras el conde Vronsky no es víctima de los mismos juicios morales por mantener una relación con una mujer casada y, posteriormente, vivir en concubinato con ella.
En paralelo, la novela narra la búsqueda de la felicidad y el bienestar espiritual de Constantino Dmitrievich Levin, un amigo de la infancia de Esteban Arkadievich Oblonsky, personaje que se construye como el “héroe” de la obra. A pesar de no tratarse de una novela de autoficción, es imposible no reparar en el paralelismo entre la vida del Levin y la del propio Tolstói: la búsqueda de la plena felicidad, el disfrute en la vida del campo que no fue capaz de encontrar en los círculos sociales de la aristocracia, el encuentro con la fe.
El personaje de Levin encuentra a una temprana edad todo aquello a lo que podía aspirar un joven ruso de aquella época: bienestar económico y social, un matrimonio satisfactorio; no obstante, no logra sentirse bien hasta atravesar una metamorfosis ideológica que lo hace acercarse a Dios.
Más allá de narrar el vínculo adúltero entre un hombre y una mujer, Anna Karenina es una obra que se adentra, a través de la ficción, en los pensamientos filosóficos de León Tolstói: sus inquietudes espirituales y sus cuestionamientos morales, así como su retrato de los contrastes y la desigualdad entre las clases sociales en la Rusia del siglo XIX.
En sus últimos años, el escritor se convirtió en una persona profundamente religiosa tras atravesar varias crisis espirituales, y rechazó toda su obra literaria previa. En cuanto a la vida familiar, durante su matrimonio con Sofía Behrs fue padre de trece hijos, y sería esta quien le impediría renunciar a todas sus riquezas y propiedades para dejarlas en beneficio de los pobres, como era la intención de Tolstói. Esto ocasionó la separación de ambos y que Tolstói abandonara el hogar.
León Tolstói murió con 82 años en la estación ferroviaria de Astápovo. Sus Obras completas fueron publicadas entre 1928 y 1958, sin embargo, la censura soviética suprimió muchos pasajes por considerarlos políticamente incorrectos, por lo que la edición no puede considerarse la más fidedigna.
Sus obras se han convertido en pilares de la literatura universal por su profundo retrato del alma rusa, por su manera de narrar las complejidades y ambivalencias de una sociedad profundamente desigual. Tolstói es reconocido como uno de los pensadores sociales más importantes en la historia del mundo de las letras.
Primera Parte
I
Cada familia infeliz tiene una razón especial para sentirse desdichada, aunque todas las familias felices son parecidas unas a otras.
Todo andaba enredado en casa de los Oblonsky. La esposa se acababa de enterar de que su esposo mantenía relaciones con la institutriz francesa y se apresuró a decirle que no podía continuar viviendo con él.
Esa situación ya duraba tres días y era sumamente triste y dolorosa tanto para los esposos como para los otros integrantes de la familia. Todo el mundo, incluso los sirvientes, sentían la profunda e íntima impresión de que esa vida en común carecía de sentido y que, incluso en una posada, los huéspedes están más unidos de lo que en este momento se sentían ellos entre sí.
La esposa no salía de su alcoba; el esposo no comía desde hacía tres días en casa; los niños corrían libremente, sin que nadie les molestara, de un lado a otro de la casa. La institutriz inglesa tuvo un altercado con el ama de llaves y escribió a una de sus amigas solicitándole que le buscase otro empleo; el cocinero se había marchado dos días antes, justamente a la hora de comer; y la ayudante de cocina y el cochero declararon que no deseaban seguir prestando sus servicios en esa casa y que únicamente esperaban que les pagasen sus salarios para marcharse.
El tercer día después de la escena que tuvo con su esposa, el príncipe Esteban Arkadievich Oblonsky —Stiva, como le decían en sociedad—, cuando despertó a su hora habitual, o sea, a las ocho de la mañana, se encontró, no en la alcoba conyugal, sino acostado sobre el diván de cuero que