Herman es el hijo de Easy Mack, el propietario del mayor cementerio de coches de Jacksonville, Florida. La vida transcurre sin mayores aspavientos entre la chatarra y los efluvios fétidos del río Saint John. Su hermano, Mister, desguaza y sueña con Cadillacs. Su hermana Junell está a cargo de la grúa, Big Mama, y se desvive por ser la primera en llegar a los accidentes y llevarse la mejor pieza. Pero hay un problema: Herman no encaja. Nunca lo ha hecho. Parece hijo de otro. No termina de enraizar. Les ha salido un poco rana. Es un soñador y tiene ideas. Ideas muy locas que, además, no duda en llevar a cabo. La última tiene que ver con un Maverick del 71. Un Ford seis cilindros con palanca de cambios convencional «y sin opciones», tal y como ha salido anunciado en el Times-Union de Florida. Herman se lo va a comer. Pieza a pieza.«Detesto su presencia asfixiante y aborrezco la absoluta estupidez de la industria automovilística. Consideren esta cuestión: ¿Qué sentido tiene que un ama de casa de 55 kilos se meta en una máquina de 1800 kilos para conducir 2 manzanas a por una barra de pan de 300 gramos? Esta y otras cuestiones parecidas hicieron inevitable la escritura de Coche.» Harry Crews «Esto sin duda supera lo de comerse cincuenta huevos duros.» Donn Pearce, autor de La leyenda del indomable «Este libro es extremadamente divertido, diría más, dolorosamente divertido… Coche nos brinda destello tras destello de auténtica genialidad.» The New York Times Book Review «Para dramatizar su disgusto, Harry Crews urde su trama más absurda y más fácilmente resumible hasta la fecha: un hombre se come un coche.» Ted Geltner, autor de Blood, Bone and Marrow (la biografía de Harry Crews)