Este ameno diálogo, repleto de anécdotas y referencias a su tiempo, constituye una preciosa fuente de información sobre la literatura y las costumbres de la Antigüedad griega. El banquete de los eruditos, por su carácter enciclopédico, que tan bien refleja el gusto de su época por la literatura miscelánea, es un texto muy útil para nuestro conocimiento de la historiografía. Ésta y las demás ramas del saber –filosofía, medicina, derecho…– sobre las que van discurriendo los participantes en el simposio son un buen indicio de los intereses eruditos de la época. Ateneo muestra que sofistas, filósofos, médicos y gramáticos pertenecían a un mismo mundo en que ni siquiera el uso de dos lenguas produjo dos culturas. No es ajena a esta cultura global la circunstancia de que Ateneo naciera en Náucratis de Egipto, la única ciudad egipcia conocida como cuna de sofistas.