En la literatura clásica reciben el nombre de yambógrafos los poetas griegos de los siglos VII-VI a.C. que escribían unos poemas cuyo pie métrico fundamental era el yambo. Dichos poemas tenían una naturaleza socarrona, irónica y a veces no exenta de exabruptos. De los primeros poetas líricos griegos, -que es decir los primeros líricos de la tradición literaria de Occidente- tan sólo nos han quedado breves fragmentos. Los yambógrafos y los elegíacos son quienes -en el siglo VII y en el VI a.C.– inauguran la poesía de expresión personal, los que expresan con inolvidable voz propia una visión subjetiva del mundo y colocan su yo personal como centro de la representación poética. Esta poesía que comienza con los fragmentos de Arquíloco, el desvergonzado mercenario, el dolorido y apasionado poeta de Paros, nos sigue impresionando por su audacia expresiva. En contraste con la épica homérica que deja en ella numerosos ecos, aquí surge otra forma de ver el mundo y la existencia humana. Esos breves fragmentos se prestan a muchas glosas, por su riqueza de sugerencias y su carácter trunco. Son legión sus comentaristas a lo largo de los tiempos y de la minuciosa labor de los filólogos. Esta versión del profesor E.Suárez de la Torre, con su extensa introducción y sus numerosas notas nos lo recuerda con gran precisión.