Entre las altas regiones de la especulación sobre el derecho (en cuanto ser y deber ser) y el tratamiento del mismo en el plano de las disciplinas jurídicas particulares hay una instancia cognoscitiva que no es filosofía (al menos filosofía total), ni tampoco exposición directa de las normatividades positivas integradas en los diversos sectores del ordenamiento. Es la zona de la ciencia, o más precisamente, de la teoría de la ciencia del derecho. El profesor Antonio Hernández Gil ha hecho objeto de especial consideración este nivel cognoscitivo. Su pensamiento fundamental puede reducirse a dos enunciados: a) si bien las corrientes del pensamiento jurídico y los propósitos de transformación marcan rumbos nuevos, el conocimiento desenvuelto a través de las disciplinas particulares sigue muy apegado al esquema tradicional del dogmatismo; b) el saber jurídico ha tendido a replegarse sobre sí sin participar plenamente en los problemas epistemológicos que tienen planteados las ciencias sociales, ya que el jurista no suele asomarse al panorama de las demás ciencias ni los cultivadores de éstas prestan mucha atención a la ciencia jurídica. A esas preocupaciones, y a otras relacionadas con ellas se contraen los estudios agrupados bajo el título «Problemas epistemológicos de la ciencia jurídica» en esta segunda edición del libro.