Alicia está tomando las lecciones del día en un jardín, junto a su hermana. El libro, aburridísimo, y sin imágenes, hace que desvíe la mirada. Es en este momento en que, de la nada, aparece un pequeño Conejo Blanco que, como muchas personas, parece que tiene mucha prisa. La curiosidad de Alicia es demasiada y decide perseguir al Conejo Blanco, sin imaginarse, todas las aventuras que le esperarían. Y, como dice la duquesa, «Aquí hay una moraleja…»