Aquella fría noche porteña de abril de 1939 Alberto Rosenberg, el Ruso, había decidido dejar la música: a los 35 años no había logrado que su talento como cantor de tangos fuera reconocido por los grandes estudios ni que las estaciones de radio se interesaran por sus interpretaciones. Hijo de un rabino matarife, tenía una familia que alimentar y un suegro que lo presionaba para que se le uniera en su sedería en el barrio de Once. Sin embargo, esa misma noche desolada el Ruso escucharía la propuesta de su vida: un cazatalentos que hablaba un extraño castellano le proponía trasladarse con su cuarteto a París para presentarse en los mejores cabarets de Europa. La oferta no parecía tener mucha relación con los rechazos que hasta el momento había obtenido, ni con sus actuaciones discretas, y desde el principio parecía esconder algo más. Pero el Ruso, como todo ser humano cuando lo halagan, prefirió no preocuparse. Del Riachuelo a las calles de una Europa sembrada de espías y contraespías, donde la guerra se siente a cada paso, El Ruso se dejará llevar, primero, y se decidirá a protagonizar, después, esta historia trepidante de nazis, drogas y amores, que lo llevará a los cuarteles de la SS y a la habitación del mismísimo Hitler. En su primera novela, el reconocido guionista y director de cine Sebastián Borensztein nos ofrece una aventura que nos muestra cómo, puesto frente a una situación excepcional, incluso el hombre más corriente es capaz de acciones extraordinarias.