El sol de los ciegos. Alfredo Pérez AlencartЧитать онлайн книгу.
de esperanzas izadas desde insondables abismos. El poeta está siempre abocado al destierro, aun cuando viva en su patria o que alguna otra tierra lo reclame como propio. Y es que el poeta, por lo general, resulta arisco y forastero, anotador de prodigios cotidianos y de avatares futuros: lo salva la sapiencia de la resurrección a través del Verbo, o el otear aquella Luz que quiebra las más hondas tinieblas.
El sol de los ciegos: he ahí la Poesía, brújula que orienta a ciegos perdidos y a quienes cuyos ojos todavía resbalan, sin ver lo que está por llegar.
Junio y en Tejares (2021) A. P. A.
a Jacqueline: ella es un ángel y siempre está conmigo.
Ese sol es el Misterio sobre el que fijan la mirada aquéllos que renovaron ya su corazón. A. P. A.
Taller
Vi cosas
que no se ven
y me revestí
de lo justo,
amando en carne
y en espíritu,
cual señales
de lo que aconteció
en mí.
Y más que
repetir palabras,
las lijé,
como un humilde
carpintero
en su taller.
La poesía alcanza
Digamos
que habitamos una tierra ardiente
llamada Poesía,
que también es Voz
y es fruta viva
y es tallo
que a diario la gente descubre
creciendo ante sus ojos
o sonando cual amoroso violín
cuyas notas ruedan
por el mundo,
ya hechas Palabras
para ser sol en nuestras vidas.
Digamos
que en el principio era la Poesía
y que ésta nos nutre
y nos alcanza,
así pasen dos lustros
o dos Milenios.
(a Hugo Muleiro)
Lo más oscuro
Lo más oscuro
es el ojo blanco
del ciego
y la miseria
que se abre paso
entre la gente
que a diario pisa
las calles
tronándoles el vientre.
Oscuro el corazón
si se muestra
cual granito
o el festejo
si el pan no abastece
muchas mesas.
Y oscuro
jugar a la vida
descolgados
de la rama
del Amor.
Año nuevo
La orquídea
que te ofrezco hoy,
brotó el año pasado,
princesa.
Es flor cuidada
en el invernadero
de mi corazón.
Acéptala.
No importa que otros
la estimen cosa
de instantes.
También
la aurora lo es,
pero renace siempre,
como el amor
que te entregué
el siglo pasado,
princesa.
Fama
(Fama Volat)
En su búsqueda
los hay astutos
y también ingenuos,
tan semejantes
en sus afanes
por el asedio de fans,
de flashes y elogios,
de pasarelas en la corte…
A tiempo supe
descreer de toda ganga.
Ah, pero si volvieran
Píndaro y Virgilio,
y anotaran mi nombre
entre sus versos…
Todo sucede
Quise ser
guardador de ejemplos
y,
aquí estoy,
a la intemperie,
pues así filtro
lo sagrado
al andar por sombras
de tanto misterio.
Otra cosa
es arder tramo a tramo,
ir entre los hombres
sin cal
y sin azufre.
Es difícil, pero
todo sucede.
Creación
Ningún
susurro de mujer
acompañó la deseante soledad
de mis días iniciales.
Ninguna costilla salía
de mi barro.
Entonces cayó una hoja
de exquisita fragancia
y en mi pecho
se hizo carne amantísima,
vibrante llama,
vena de transfusión para
siempre.
Luego empezó
la fecundación del hijo.
Te