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El mundo es un pañuelo. Bartolo Luque SerranoЧитать онлайн книгу.

El mundo es un pañuelo - Bartolo Luque Serrano


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una infinidad de números primos? ¿Cuál es la densidad máxima en una línea? ¿Es la densidad de primos la misma en cualquiera de los cuatro cuadrantes? ¿Qué sucede con otras formas de empaquetar los números como por ejemplo espirales en enrejados hexagonales? ¿Y empaquetamientos tridimensionales y n-dimensionales?

      La espiral de Ulam nos ofrece evidencia visual de que existe algún orden oculto en la distribución de los números primos. Tan sólo un año después del descubrimiento o creación de la espiral de Ulam (¿qué opina el lector que es?), en marzo de 1964, fue portada de la famosa revista Scientific American. La espiral es un magnífico ejemplo de cómo un experimento gráfico puede desvelar patrones ocultos y producir resultados matemáticos inesperados. Y como apunta Ivars Peterson en su libro Mathematical Trek, también nos muestra que: «es verdad que no sólo hay misterio, sino también belleza en la distribución de los números primos».

      CAPÍTULO 2

      EL COLECCIONISTA DE NÚMEROS

      Para coleccionista raro, el matemático Neil Sloane, que desde hace casi 50 años caza sucesiones de números. Su colección alcanza ya más de 100.000 especímenes.

      Todos conocemos a alguien, si no a nosotros mismos, que colecciona sellos o monedas, etiquetas de botellas de vino o posavasos, cajas de música o de cerillas... Pero, ¿conoce a alguien que coleccione sucesiones de números? El matemático Neil Sloane lo hace desde los años sesenta y su colección, denominada Enciclopedia electrónica de sucesiones enteras, o más brevemente OEIS (acrónimo de su nombre en inglés: On-Line Encyclopedia of Integer Sequences), que contiene más de cien mil sucesiones, es la más completa del mundo.

      SUCESIONES

      Siguiendo con el tema de la búsqueda de los patrones, déjenme ahora que haga este libro interactivo poniéndolo a usted, lector, a prueba como buscador de patrones. Si hace tiempo que acabó la escuela y el instituto, probablemente no recuerde qué es una sucesión de números. Aunque, si últimamente ha realizado algún psicotécnico para acceder a un trabajo, seguro que se ha vuelto a encontrar con ellas. En estas pruebas nos enfrentamos a cuestiones de la siguiente guisa: ¿Qué numero continúa la sucesión: 1, 4, 9, 16, 25? Se trata de la sucesión de cuadrados perfectos: 12, 22, 32, 42, 52. Luego el número que nos piden es: 62 = 36.

      Como explica Fernando Blasco en su reciente y genial libro Matemagia:

      Una sucesión numérica es un conjunto (infinito) de números puestos de forma ordenada, en correspondencia con los números naturales, que son los que utilizamos habitualmente: 1, 2, 3, 4...

      O sea, que a cada número natural n una sucesión le asigna un número a(n). A veces es fácil expresar el término general de una sucesión. El término número n de la sucesión de los cuadrados perfectos es: a(n) = n2. Otras veces es más complicado. Por ejemplo, ¿qué término sigue en la sucesión 2, 3, 5, 6, 7, 8, 10, 11, 12? Esta sucesión es la «complementaria» de los cuadrados perfectos. Es decir, es la sucesión de números que no son cuadrados perfectos. La expresión de su término general es más complicada: a(n) = n + [1/2 + √n] que, traducido, nos dice que para conocer el término n, debemos extraer la raíz cuadrada de n, sumarle 1/2 y quedarnos con la parte entera del número resultante (eso significan los corchetes) y finalmente sumar el resultado a n. Por ejemplo, el término 5 de la sucesión es: a(5) = 5 + [1/2 +√5] = 5 + [2,736...] = 5 + 2 = 7. Astuto, ¿verdad?

      En Matemagia, el profesor Blasco nos presenta una de las sucesiones más famosas de todos los tiempos: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21... ¿Sabe el lector cuál es el siguiente término? Tóme-se su tiempo para adivinarlo y compruebe a renglón seguido si acertó.

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      OEIS

      Supongamos que después de darle vueltas ha sido incapaz de encontrar la solución. Puede recurrir entonces a oeis. En la página web <www.research.att.com/~njas/sequences/> se encuentra la colección de Sloane. Allí podemos escribir los términos de la sucesión e inmediatamente recibimos la respuesta: se trata de la sucesión de Fibonacci. Nos explica con una fórmula cómo se genera: para obtener un número de la sucesión (excepto los dos primeros) basta con sumar los dos anteriores. Observe que 21 = 13 + 8, que 13 = 8 + 5, etc. De modo que la respuesta es: 13 + 21 = 34. En ecuaciones: a(n) = a(n-1) + a(n-2), con a(0) = 0, a(1) = 1. oeis nos ofrece en este caso una lista con los 39 primeros términos, la posibilidad de representarlos gráficamente o incluso de... ¡escucharlos convirtiéndolos en música! También nos muestra una gran cantidad de comentarios sobre la aparición de los números de Fibonacci en multitud de problemas matemáticos, una enorme cantidad de referencias bibliográficas y enlaces, otras fórmulas menos conocidas para generarlos, cómo hacerlo en algunos programas de cálculo simbólico como Mathematica o Maple, o en pseudocódigo para que lo programemos nosotros mismos. De hecho, oeis es más fino, nos propone como primera solución los números de Fibonacci, pero nos ofrece hasta 22 soluciones distintas que coinciden en los nueve términos introducidos.

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      OEIS nos permite no sólo introducir los números de una sucesión, sino palabras clave de nuestro interés. Por ejemplo, si escribimos spanish («español») nos da 25 resultados. Uno de ellos es la sucesión: 3, 3, 4, 6, 5, 4, 5, 4, 5, 4... Se trata de otra sucesión clásica en matemáticas recreativas. De alguna manera esta sucesión está relacionada con «español». ¿Adivina el lector cuál es el siguiente término? (Solución al final en la caja 1: Uno, dos, tres...).

      Introduciendo palabras nos damos cuenta de que oeis es también una fuente de información sobre temas científicos de toda índole. Por ejemplo, si introducimos la palabra planet («planeta») podemos encontrar las secuencias de los períodos de rotación o los diámetros de los planetas del Sistema Solar. Introduciendo la palabra carbón (el «átomo de carbono») obtenemos un montón de información sobre química orgánica. Si probamos con la palabra fractal nos aparecen ¡282 resulta-dos! ¿Qué será una sucesión fractal? Aquí tiene uno de los ejemplos más famosos: 0, 1, 1, 0, 1, 0, 0, 1, 1, 0, 0, 1, 0, 1, 1, 0... ¿Es capaz de deducir cómo se forma? (Solución en la caja 2: Sucesiones fractales).

      Probemos con una palabra menos «científica». Escribamos lazy («perezoso»). Sorprendentemente nos aparece la sucesión llamada del hostelero perezoso. Sus primeros términos son: 2, 4, 7, 11, 16, 22, 29, 37, 46, 56. Le adelantamos que enumera el máximo número de trozos (no necesariamente iguales) que podemos obtener de una pizza circular con n cortes rectos de cuchillo. Ahora ya nos hacemos una idea de a qué se debe su estrambótico título. ¿Sabría el lector encontrar el término general? (Solución en la caja 3: Pizzas y pasteles).

      Visto lo visto, oeis no es sólo una página de referencia para investigadores, sino también una herramienta para educadores y una fuente inagotable de matemáticas recreativas para curiosos insaciables.

      Para acabar, déjenos proponerle una última cuestión: el llamado problema 3n + 1. Tome un número entero positivo cualquiera al que llamaremos xo. Entonces, (1) si el número escogido es impar multiplíquelo por 3 y súmele 1. Y (2) si, por el contrario, es par, divídalo entre 2. De esta manera conseguirá el número x1 sobre el que debe repetir el proceso y así sucesivamente. Veamos un ejemplo. Comencemos tomando xo=1. Como es impar, lo multiplicamos por 3 y le sumamos 1. Eso nos proporciona x1= 4. Como es par, lo dividimos entre 2. Eso nos proporciona x2=2 que, como es par, debemos dividir de nuevo entre 2 y obtenemos x3=1. Observemos que volvemos a tener el valor 1. De modo que la sucesión se repetirá periódicamente: 1, 4, 2, 1, 4, 2, 1... La pregunta, aún no resuelta por nadie, es: partamos de donde partamos, ¿acabaremos siempre en el ciclo 1, 4, 2? A pesar de la aparente inocencia de este problema, su solución ha resistido el ataque de los matemáticos hasta el momento. En los sesenta, Shizuo Kakutani comentaba al respecto:

      Durante un mes, toda Yale estuvo trabajando en él, sin resultado. Fenómeno similar se produjo al mencionar, yo, el problema en la Universidad


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