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Yo soy la puerta. OshoЧитать онлайн книгу.

Yo soy la puerta - Osho


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que sucede —no el creador, sino aquello que continúa sucediendo—. Dios significa aquello que sigue eternamente. Por lo tanto, todo lo que sucede, es Dios. No hay un creador, ni una creación. La dicotomía misma es egocéntrica —nuestras proyecciones sobre el plano cósmico.

      Al saber que, en uno mismo, no existe la dicotomía del hacedor y el hacer, se sabe que no existe ningún hacedor ni cosa que se haga —sólo sucesos—. Y, cuando se da esta revelación del suceso eterno, no hay una carga, no hay una tensión. El nacimiento de uno es un suceso, y la muerte de uno será un suceso. El hecho de estar aquí es un suceso, el hecho de no estar aquí será un suceso. Uno no está en ninguna parte.

      ¿De dónde viene este ego que piensa que "yo soy", que "yo estoy haciendo"? Viene a través de la memoria. La memoria de uno continúa grabando sucesos. Uno nace, uno es niño, luego viene la juventud, luego uno es viejo. Las cosas suceden —el amor sucede, el odio sucede, y la memoria continúa grabando—. Cuando uno mira hacia el pasado, toda la memoria acumulada se convierte en "yo". "Yo" amé a alguien. Sería mejor y más exacto decir que, en alguna parte, el amor sucedió, mas yo no fui el hacedor. Pero el recuerdo de que "yo amé", ha sucedido del mismo modo en que suceden el nacimiento o la/muerte.

      Si una persona puede recordar esto durante tan sólo veinticuatro horas, que las cosas suceden y que no hay hacedor, esta persona no volverá a ser la misma. Pero es muy difícil recordarlo, incluso durante un solo momento.

      Lo más difícil es recordar que los hechos están sucediendo y que uno no es el hacedor. Por ejemplo, yo estoy hablando. Si digo: "Yo estoy hablando", y mi intención es decir que "yo" estoy hablando, entonces he malinterpretado el fenómeno. No sé cuál será el próximo enunciado. Cuando llegues, tú lo sabrás y lo sabré yo. Es un suceso, por lo cual yo no puedo relacionarme con él. Algo surge a través de mí. No soy hacedor, en absoluto. Algo sucede dentro de mí.

      Esto es a lo que nos referimos cuando decimos que los Vedas son impersonales. Decimos que no son creados por personas.

      Con esto, nos referimos a que aquellos que compilaron los Vedas, lo saben, saben que algo es un suceso. No son hacedores, sino que algo llega a ellos. Ellos son sólo el conducto, el medio, el vehículo. Incluso el ser un vehículo es un suceso. No es por mano propia que se han convertido en vehículos. De no ser así, la misma falacia existiría a otro nivel.

      Ve al fondo de cualquiera de tus actos, y hallarás sucesos. No habrá acto, puesto que no hay actor. Entonces, ¿cómo puede uno preguntar por qué? ¿Quién puede responder a esta pregunta? La casa está vacía, el dueño no es. Deja que las cosas continúen sucediendo. La casa misma, sin su dueño, es capaz de sucesos.

      Intenta comprenderlo con más claridad. Buda lo dijo tantas veces: "Cuando caminamos, no hay caminante, sólo camino". ¿Cómo se puede comprender esto? ¿Si no soy, cómo puedo caminar? Camina y busca dónde es que estás. Encontrarás únicamente el camino. No podemos comprender cómo es que alguien puede decir que hay locución, más no locutor. Pero, al llegar al fondo de lo que es el acto de hablar, uno encuentra que no hay locutor, sino únicamente locución. De hecho, no ha habido poetas, sino que la poesía ha sucedido. No ha habido pintores, sino que la pintura ha estado sucediendo.

      Pero el vehículo se convierte en el dueño. La memoria crea la falacia. Pero, para mí, la falacia no es. La memoria no me puede atrapar, ha perdido su dominio sobre mi. Por lo tanto, todo sucede, pero no hay hacedor. Y todo lo que ha de suceder, sucederá. Yo no seré el detonador; no seré el amo.

      Al saber que uno no es, se convierte en amo, en un sentido muy distinto. Y si uno no es, entonces no puede ser esclavizado, en el sentido negativo. Entonces, la libertad es absoluta. Entonces, nadie puede esclavizarlo a uno. Entonces, no puede existir la esclavitud, ni posibilidad de la misma. Sin embargo, hay una situación paradójica, y es un hecho: el que intenta ser amo, siempre estará en peligro de convertirse en esclavo. Aquel que pierde su ser, su mando, sus esfuerzos, su hacedor, está más allá de cualquier esclavitud. Es libre, tan libre como el cielo. Es la libertad misma —ni siquiera libre, porque cuando uno es libre, existe el agente—. Aquél es la libertad. Así que, si le parece, diré que yo soy libertad. Y no hay ninguna razón, porque si hay razón, uno no es libre. Uno está ligado a ella, atado a la razón. Al existir algo que uno ha de hacer, está atado. Y entonces uno no es libre.

      Yo soy la libertad absoluta, en el sentido de que nada ha de hacerse. Yo soy una espera. Las cosas sucederán, y yo las aceptaré. Y si no suceden, aceptaré el no-suceso. Y sigo esperando. Esta espera hace que uno sea un medio para las fuerzas divinas de la existencia. Mucho se hace a través de uno cuando el hacedor no es; nada se hace a través de uno cuando el hacedor está ahí. Cuando el hacedor está ahí, uno es. Uno está haciendo algo que es imposible. Porque el hacedor es imposible, la cosa hecha no puede ser posible.

      Uno está envuelto en un esfuerzo absurdo, y el único resultado será la frustración. Cuando no se es, siempre se obtiene el éxito. No puede haber fracaso, porque jamás se ha pensado en ser algo; e incluso si sucede el fracaso, éste es un suceso. Si sucede el éxito, es un suceso. Y cuando ambos suceden, uno se toma indiferente. No tiene importancia; cualquiera de los dos está bien.

      Por lo tanto, puedo concluir que cuando digo "yo", todos están incluidos. Yo soy conciencia y yo soy libertad. Utilizo dos palabras: 'conciencia' y 'libertad', sólo para que el misterio sea más entendible para ti. De otro modo, ambas palabras tienen el mismo significado. Conciencia es libertad y libertad es conciencia. Entre menos libertad exista, más materia existe. Entre más libertad exista, más conciencia existe.

      Cuando decimos que esta mesa es "material", queremos decir que no es libre para moverse. Cuando decimos que tú eres un ser consciente, tú eres libre hasta cierto nivel. Pero si tú te conviertes en la conciencia misma, al ir hacia lo profundo y conocer la fuente...

      Sé que tú eres la conciencia misma, no el ser consciente. La conciencia no es una cualidad adjunta a ti, sino que tú eres la conciencia misma. Tú eres completamente libre.

      Entonces, procede desde cualquier lugar. Sé más libre o más consciente, y lo otro resultará de modo automático. Sé más libre, y serás más consciente; no podrá ser de otra manera, porque la conciencia crea la libertad. Y cuando uno es absolutamente consciente, es absolutamente libre. Entonces, la existencia de uno no tiene ninguna causa ni propósito. Entonces, todo es un suceso, y un suceso es una léela.

       ¿Tú has alcanzado el autoconocimiento? Y, ¿cómo explicas tu relación con la existencia y con la gente?

      La palabra que estás utilizando, 'autoconocimiento', es incorrecta, puesto que el conocimiento siempre significa una trascendencia del yo. La palabra 'autoconocimiento' es, por ello, contradictoria. Si uno alcanza el conocimiento, sabe que no hay un yo. Si uno no alcanza el conocimiento, existe un yo. Mientras que el yo es un no-conocimiento, el conocimiento es la ausencia del yo. Por lo tanto, no puedo decir que he alcanzado el auto-conocimiento. ¡Sólo puedo decir que no hay un yo ahora!

      Hubo un yo —eso fue sólo hasta la puerta—. En el momento en que se entra al templo del conocimiento, ya no se encuentra. Es una sombra que lo sigue a uno hasta la puerta, y no sólo lo sigue, sino que se prende de uno —pero sólo hasta la puerta; no puede entrar al templo—. Si uno tiene que mantenerla, tendrá que permanecer afuera. El yo es lo último que uno tiene para desechar. Uno puede desecharlo todo, pero desechar el yo es tan imposible porque el esfuerzo del autoconocimiento, la empresa del autoconocimiento, es un esfuerzo por parte del yo, para el yo. En el momento en que uno alcanza el conocimiento, uno ya no es; uno no hará el intento.

      Por lo tanto, todos los grandes maestros han utilizado palabras falaces. 'Autoconocimiento' es una palabra falaz. Pero uno no comprende cuando dicen 'no-autoconocimiento'. Se vuelve absurdo. Pero es lo verdadero: el no-autoconocimiento. Sólo Buda utilizó anatta, el no-yo. Sólo Buda lo utilizó. Es por eso que él fue desterrado de la India. Fue expulsado y el budismo no pudo arraigarse a menos que el budismo comenzara a utilizar la palabra 'autoconocimiento'. En China y en Japón, el budismo volvió, y volvieron a utilizar el 'autoconocimiento'. Buda utilizaba el 'no-autoconocimiento'. Yo también utilizo el no-auto-conocimiento. Ese es el único conocimiento.

      En


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