Siete Planetas. Massimo LongoЧитать онлайн книгу.
de los anic permitiendo que nuestros ejércitos pudieran reposicionarse y acabar ganando una guerra que parecía perdida.
—La información más reciente indica que se encuentra en la luna de Enas —apuntó Ulica—. Esperemos que siga allí, Ruegra lo transfiere con regularidad para evitar su liberación. Fue uno de sus peores adversarios.
—No será fácil liberarlo —comentó Zaira.
—¿Qué más puedes decirnos sobre el Ser? —preguntó Ulica.
—No sé dónde se encuentra el Tersal. Esa información se os revelará durante vuestra estancia en la isla si vuestros corazones son puros, pero puedo daros ciertas indicaciones sobre los objetos: son de uso común. Dentro de cada uno de ellos se encuentra incrustada una piedra, estas piedras provienen de una gran gema que constituía la Kirvir en todo su poder. Esta fue dividida al principio de los tiempos para evitar que una concentración tan grande de poder pudiera acabar en manos de una sola persona. Cada uno de ellos fue objeto de veneración hace ya mucho tiempo. Al no profundizar en el conocimiento de sus verdaderos poderes, que variaban o se desvanecían según la proximidad o la distancia entre los planetas, fueron cayendo en el olvido con en el paso tiempo. Sin embargo, quedaron bajo la custodia de quienes habían depositado en ellos su devoción.
—¿No puedes darnos alguna indicación más concreta? —preguntó Ulica.
—Se ha hecho de noche, lo mejor será descansar. Seguid los puntos de luz, ellos os mostrarán vuestras habitaciones.
De las extremidades superiores levantadas del sabio, surgieron tres copos de luz que se situaron frente a cada uno de ellos.
Fueron llevados a habitaciones separadas; celdas de monjes, con las paredes completamente blancas y amuebladas únicamente con una cama y un pequeño escritorio. Arriba, en el techo en forma de arco, una ventana hexagonal dejaba entrar la luz.
Ulica se situó frente al escritorio, se quitó el ordenador de la muñeca, el cual encendió y dejó sobre la mesa, al hacerlo, este proyectó el teclado horizontalmente y, perpendicular a él, la pantalla. Seguidamente, Ulica inició su pesquisa.
Xam se estiró sobre la cama y se durmió, agotado, al instante, mientras que Zaira se relajó y rezó antes de quedarse dormida.
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