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Paso a la juventud. Sandra Souto KustrínЧитать онлайн книгу.

Paso a la juventud - Sandra Souto Kustrín


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buscando, por una parte, influir en el PSOE y, por otra, desarrollar su propia política hacia la juventud. En este sentido, se puede decir que fue, hasta la formación de la Juventud Socialista Unificada (JSU) –que se puede considerar la prueba definitiva de la transformación que la FJS sufrió en los años treinta– una organización más juvenil que la UJCE, porque ésta mantuvo una dependencia mucho mayor del PCE, y que la FIJL, cuyo desarrollo antes de la guerra civil parece haber sido escaso.

      En el planteamiento y realización de la revolución de Octubre en el año 34, fue donde la Juventud Hispánica quedó consagrada definitivamente como puntal irrenunciable para cualquier tentativa de tipo revolucionario.100

      Las posibilidades de una acción común entre la Federación de Juventudes Socialistas y las demás organizaciones juveniles prácticamente no existieron durante el primer bienio republicano (1931-1933), por la participación del PSOE en el gobierno entre abril de 1931 y septiembre de 1933 y las duras críticas que esta colaboración recibió por parte de las organizaciones anarcosindicalistas y comunistas. Pero la situación cambió a lo largo de 1933 con el desarrollo de movimientos autoritarios y/o fascistas en Europa en general y en España en concreto; la creciente dificultad en la aplicación de las reformas republicanas y la salida de los socialistas del gobierno. Entonces, la FJS publicó una nota viendo con satisfacción la ruptura de los compromisos con «los partidos burgueses» y considerando que había «llegado el momento de organizar nuestras fuerzas en forma que se basten por sí solas para impedir el desarrollo del fascismo en nuestro país» y que era «necesario conquistar la democracia social recurriendo para ello a cuantos procedimientos se consideren precisos hasta llegar a la total implantación del socialismo».101 Las elecciones de 1933 dieron el triunfo a las organizaciones de centro-derecha y llevaron, en la práctica, a la paralización de muchas de las reformas desarrolladas durante el primer bienio, lo que influiría en la radicalización de las bases socialistas,102 especialmente importante en su organización juvenil.

      Las juventudes socialistas prestaron una especial atención a la extensión de los movimientos fascistas en Europa: ya el 21 de mayo de 1932 Renovación preveía que «será Alemania, a no tardar, quien tenga posiblemente que resignarse a soportar el fascismo», aunque todavía expresaba cierta confianza en la socialdemocracia de este país, «que sucumbiría antes que permitir la dictadura», y, al igual que la Internacional Comunista, veía en el avance del fascismo «el fin inminente del capitalismo».103 El triunfo de Hitler les convenció de que la democracia burguesa y las tácticas reformistas socialdemócratas eran incapaces de frenar al fascismo. El 15 de junio de 1933 la Comisión Ejecutiva de la FJS publicó en Renovación un manifiesto en que se decía partidaria de la democracia, pero siempre que se garantizase «el libre ejercicio de la misma» y, ante las primeras formulaciones fascistas españolas, llamaba a los jóvenes a impedir «por todos los procedimientos» que creciera el fascismo en España. En otro artículo publicado ese mismo día se apoyaba adaptar las formas de lucha a las «necesidades de cada hora»: «cuando nuestros enemigos nos tienden la celada para que nos estrellemos, el instrumento democrático no nos sirve».104

      La crisis política española del segundo semestre de 1933 y la derrota del partido socialdemócrata austriaco –junto con el alemán, espejo en que se miraba la socialdemocracia europea de entreguerras–, en su tardía insurrección frente al autoritarismo de Engelbert Dollfuss en febrero de 1934, acentuaron estas posiciones, como refleja un pleno celebrado por la organización juvenil socialista alicantina para la que el ejemplo austriaco demostraba que era necesario «el triunfo de la revolución social», que «no se debe atrasar más de lo preciso». Ya tras la primera vuelta de las elecciones de 1933, la ejecutiva de la Federación Provincial Madrileña de la FJS había expresado a la dirección del PSOE su opinión de que se daban «las condiciones necesarias para poder intentar con éxito el asalto al Poder». La vía legal hacia la toma del poder quedó cerrada definitivamente con el fracaso electoral: Renovación planteó que las Cortes no representaban la voluntad popular y los trabajadores sólo tenían un camino: «el de la insurrección».105

      El desarrollo de movimientos autoritarios y fascistas en el conjunto de Europa también aumentó la atracción que ejercía la URSS sobre las juventudes socialistas,106 lo que también se reflejó en los planteamientos culturales de Renovación. Así, aunque éstos pasaron a un segundo plano en el órgano juvenil ante las exigencias políticas, también sufrieron cambios importantes: es en 1934, por ejemplo, cuando Renovación empezó a destacar las «realizaciones» culturales soviéticas en el cine o el deporte.107 No se abandonó la conmemoración de fechas tradicionalmente destacadas de la historia socialista, como la muerte de Pablo Iglesias (9 de diciembre), la Comuna de París, el asesinato, en 1914, del dirigente socialista francés Jean Jaurés, convertido en día de lucha por la paz por la Internacional Juvenil Socialista (31 de julio); o la muerte de Tomás Meabe, considerado fundador de la FJS (4 de noviembre).108 Sin embargo, a finales de 1933 y principios de 1934, Renovación conmemoró la revolución bolchevique rusa y el aniversario de la muerte de Lenin.109

      También cambiaron los libros y folletos reproducidos o recomendados por Renovación. En 1931 se reprodujeron extractos de la obra Para ser socialista, del dirigente francés Leon Blum. Intermitentemente a lo largo de 1932 se publicaron programas del socialismo alemán del siglo XIX, y en 1932 y 1933, artículos sobre la revolución rusa de 1905 o partes del libro de Julián Zugazagoitia, Rusia al día.110 En 1933 el peligro fascista se adivinaba en la recomendación del libro Alemania ayer y hoy, de Antonio Ramos Oliveira, centrado en la relación entre el fascismo y el nazismo y en cómo habían llegado al poder, o del análisis realizado por el secretario del Partido Socialista Italiano (PSI), Pietro Nenni, sobre el asesinato de Matteoti, diputado del mismo partido. Y de la publicación de los programas reformistas del socialismo alemán se pasó a las «Palabras de Lenin» en El Estado y la revolución.111 Significativamente también, se inició 1934 con una nueva sección titulada «Literatura revolucionaria» en la que pretendían recoger «escritos de trabajadores empapados de preocupaciones de clase» y otros que «empujen hacia la revolución».112

      En la creciente división interna del PSOE, la mayoría de la FJS tomó enseguida una posición clara de apoyo al sector izquierdista dirigido por Francisco Largo Caballero y atacó el reformismo de Julián Besteiro y el centrismo de Prieto: considerando que las únicas fuerzas revolucionarias en España eran las socialistas, planteó que dentro de ellas había que luchar «por vencer toda orientación reformista… obstáculo para toda acción revolucionaria de las masas»; «lastre» para una acción revolucionaria, que «si no se retira buenamente, será preciso desarraigar con violencia». Esto implicaba criticar a los partidarios de los otros sectores socialistas dentro de la misma organización juvenil: así, en un artículo firmado por Carlos Hernández Zancajo se criticó que José Castro, presidente de la organización, hubiera votado en contra de apoyar la táctica del partido en la Federación Española de Trabajadores de la Tierra y se pidió que todos los que pensasen así abandonasen el PSOE y sus juventudes. Tras la salida de los besteiristas –contrarios a toda acción insurreccional– de la dirección de la UGT, se inició la lucha contra la postura de Prieto, que defendía un movimiento que recuperase y radicalizase el proyecto del 14 de abril, pidiendo «la depuración del Partido». Renovación defendió, además, una independencia para la organización juvenil mayor de la que tenía: rechazó que las Juventudes Socialistas fueran «órganos secundarios» del PSOE. Por el contrario, eran «las fuerzas de asalto del Partido», «mientras éste siga su línea política, de acuerdo con el pensamiento de Largo Caballero», pero si se «desviara» de esta línea, «no nos consideraríamos obligados a nada con él». Muy lejos parecía ya el momento en que en el Cuarto Congreso habían acordado que «nunca se podrá pensar que los organismos juveniles (…) puedan considerarse obligados a señalar ni la doctrina ni la táctica del Partido».113

      Renovación, más que otros periódicos socialistas y desde fechas más tempranas que éstos, desarrolló justificaciones de la violencia


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