Paso a la juventud. Sandra Souto KustrínЧитать онлайн книгу.
PSOE, lo que produjo un debate «bastante lamentable» e inadecuado «dada la próxima contienda electoral y la importancia de ésta», según un afiliado que decía haberla firmado, y que llevó a otro grupo de jóvenes socialistas presos en la misma cárcel a pedir a la Juventud Socialista de Bilbao que expresara su apoyo al Comité Nacional de la FJS y, por tanto, a Largo Caballero, lo que hizo la asamblea de la organización celebrada el 16 de enero de 1936.154
El acercamiento entre los jóvenes seguidores de Largo Caballero y los comunistas oficiales continuó y una octavilla de la Juventud Comunista de Madrid, de fecha muy cercana a los sucesos de octubre, planteaba que, además de «haber luchado juntos jóvenes socialistas, comunistas, libertarios», la juventud socialista y la comunista habían formado un comité de enlace entre ambas organizaciones.155 Una representación de la FJS y otra de la UJCE se reunieron en Madrid el 1 y 3 de noviembre de 1934, en una reunión apenas citada por los historiadores, volviendo a discutir sobre la utilidad de las luchas parciales, la situación en Alemania y el papel de los partidos socialista y comunista en el ascenso de Hitler al poder; los cambios en la política de frente único de la Internacional Comunista y la crisis de la socialista. La FJS informó de un manifiesto que había aprobado su ejecutiva tras la lucha de octubre en el que se hacía un llamamiento a reconstituir la unidad del movimiento juvenil internacional sobre nuevas bases, insistiendo en el fracaso de las dos internacionales obreras y proponiendo unificar las organizaciones juveniles obreras españolas a través del ingreso de las juventudes del PCE, de la ICE y del BOC en la FJS, porque ésta se hallaba «en mejores condiciones que cualquier otra fuerza para realizar la unidad».156 Lo único que se llegó a aprobar fue potenciar las Alianzas Obreras para que actuaran de forma pública, reorganizando sus direcciones –en la línea propuesta por el PCE antes de octubre, con la presencia de delegados directos de comités de fábrica y de barriada– y crear una Alianza Obrera Nacional que presentase candidatos a unas futuras elecciones generales. Los jóvenes socialistas rechazaron la nueva propuesta de frente único desde arriba de la Internacional Comunista, porque incluía a «reformistas», mientras mantuvieron sus críticas al «excesivo dirigismo de Moscú» existente en la internacional, y a los comités antifascistas y asociaciones de amigos de la URSS, donde participaban la «burguesía de izquierdas» y «elementos reaccionarios».157
La juventud socialista informó también de que había contactado con las juventudes de izquierda de la Internacional Juvenil Socialista –las organizaciones británica, belga, francesa, suiza, checoslovaca y austriaca–158 proponiéndoles reunirse para analizar la situación de la Internacional Juvenil Socialista, con la que la organización española consideraba necesario romper. La UJCE planteó que si lo que se hacía era crear otra internacional se dificultaría aún más la unificación de los jóvenes. Propuso a la FJS que ingresara en la Internacional Juvenil Comunista y enviara una delegación a Moscú para discutir con otra de la UJCE y que solicitara que se la invitase al congreso que la IJC iba a celebrar, y que también se invitara a una delegación de esta última a la conferencia de las organizaciones juveniles de la izquierda socialista. Por su parte, el Secretariado Romano de la Internacional Comunista –encargado de los países latinos– se dirigió al PCE el 15 de enero porque consideraba la actitud de la UJCE demasiado «tolerante» hacia la FJS, rechazando especialmente el punto de «no agresión» que contenía el acuerdo proyectado entre ambas organizaciones. Ya el 20 de enero de 1935 se constituyó el comité de enlace de Torrelavega (Santander), «conforme a las instrucciones recibidas de la Federación Nacional», según informó la Juventud Socialista de esa localidad, mientras que el comité de enlace provincial de Asturias habló de la constitución de comités comarcales y locales en la región y agregó que esto no colmaba «las aspiraciones» de ninguna de las dos organizaciones, pero que era el «paso obligado para llegar a la unidad orgánica».159
Por otra parte, a principios de enero de 1935 se inició la ruptura de las relaciones entre la FJS y los grupos juveniles de la ICE. En una carta fechada el 6 de enero, la juventud socialista protestaba por el lenguaje «de traidores y contrarrevolucionarios» con que la juventud de la ICE se había dirigido a ella en una carta anterior, a pesar de que la FJS, aunque afirmaba ser consciente de la «insignificancia numérica» y la «reducidísima y esquilmada esfera de influencia» de la organización juvenil comunista heterodoxa, siempre la había defendido «por espíritu de solidaridad y por el deseo de llegar a una auténtica unidad». Consideraba que la causa de este maltrato era el «estrecho contacto» que mantenía la FJS con las «organizaciones de la Internacional Comunista», y daba por interrumpidas las relaciones «mientras no sean rectificadas las injurias contrarrevolucionarias que nos dedicáis». La respuesta de la organización juvenil de la ICE reconocía su «debilidad numérica» pero decía no encontrar motivos para las críticas que se le hacían. Afirmaba que a pesar de su rechazo al estalinismo nunca había desdeñado el contacto con el PCE y rechazaba tener una vinculación estrecha con Trotski. La UJCE, por su parte, continuaba atacando, como había hecho anteriormente, a las organizaciones «trotskistas», pero es interesante que en estos momentos acusaba a éstas de ser las que proporcionaban a los miembros de la ejecutiva de la FJS argumentos que impedían que se llegase a un acuerdo entre ésta y la UJCE.160
En febrero de 1935, la FJS y la UJCE se reunieron con una representación de la FIJL, a la que propusieron la realización conjunta de una amplia campaña contra la pena de muerte y por la amnistía. La dirección de las juventudes libertarias defendió participar en esta campaña –que incluía a los condenados por el movimiento anarquista de diciembre de 1933– porque «para defender la libertad y la vida de revolucionarios de no importa que tendencia, los anarquistas nunca regatearon su ayuda» y porque no suponía una «dejación de principios», pero la consulta a las secciones mostró la división presente en las filas de la FIJL:161 las regionales del Norte, Andalucía y Extremadura, Levante, Canarias, y Asturias se mostraron a favor, Centro se posicionó en contra, y Galicia, Aragón-La Rioja y Navarra no contestaron. Andalucía y Levante enviaron también el resultado de los referéndums que realizaron entre sus secciones: de las 27 de la regional de Andalucía y Extremadura que contestaron, sólo una, Jerez de los Caballeros, votó en contra; y las demás,162 votaron a favor. De la regional levantina, también votaron a favor 10 de las 11 seccio-nes,163 mientras que se posicionó en contra la organización de Mazarrón. La oposición quedó claramente reflejada en una circular a las secciones de la dirección de la Regional de Centro, que llegaba a negar que el Comité Peninsular de la FIJL tuviera derecho a opinar sobre las relaciones con otras organizaciones, y menos de una manera «tendenciosa» como consideraba que hacía, en un debate sobre las funciones del Comité Peninsular que, como veremos, se mantendría durante prácticamente toda la guerra civil. Sin embargo, aunque la dirección regional decía que –frente al órgano nacional– no «opinaba» ni «coaccionaba» sí que expresaba más que claramente su postura: «estas monsergas (…) no hacen más que obstaculizar nuestra labor sin ningún beneficio práctico para la organización juvenil libertaria ni para las ideas ácratas», y pedía a las secciones que dieran una respuesta «categórica» para que «en lo sucesivo no malgaste el tiempo ningún comité sobre estas cuestiones».164
El Comité Nacional de Enlace entre la UJCE y la FJS aprobó un programa para atraer a las juventudes libertarias que incluía la lucha por la amnistía y contra la pena de muerte, pero también responder a «las concentraciones reaccionarias», la defensa de los sindicatos de clase, y el restablecimiento de la libertad de prensa y la de reunión.165 La Juventud Comunista de Cataluña, por su parte, propuso a las Juventudes Libertarias una acción conjunta basada en la lucha contra la guerra, la libertad de los presos, la reapertura de los centros obreros y la libertad de la prensa obrera, que la dirección libertaria pasó a consideración de sus secciones aunque decía que «no es ahora el momento más oportuno para esta alianza, pues asunto es este merecedor de más amplio estudio y por otra parte no podemos ser instrumentos de sus consignas», en las que incluía –aunque la carta de la juventud comunista no lo nombraba– el «frente popular con todos los partidos políticos de la democracia burguesa», «teniendo en cuenta la actitud adoptada por la III Internacional que subvierte los intereses del proletariado del mundo entero a la defensa de los intereses imperialistas de la URSS»,166 una postura no muy diferente,