Toxicología clínica. AAVVЧитать онлайн книгу.
de atención general (MI, UCI) el concurso de diversos especialistas en el contexto médico de organigrama asistencial del hospital, en particular de tercer nivel, universitario o no.
Todas las sustancias son potencialmente tóxicas y «entre alimento, medicamento, tóxico o veneno no habría otra diferencia que la dosis» (Gisbert Calabuig, 1985). Con todo, determinadas sustancias (por ejemplo, el arsénico, los cáusticos, etc.) tienen una connotación no inicialmente alimentaria y/o terapéutica sino más bien lesiva para el organismo, frente a los fármacos cuya actividad habría que resaltar como curativa o, al menos, lenitiva. Si se añade una intención perversa, de producir un daño e incluso la muerte por parte de quien suministra o administra una sustancia, ésta adquiere también la condición de veneno.
Con la entrada de la era industrial, la toxicología en general experimenta un enorme impulso, por el empleo de innumerables sustancias, potencialmente nocivas, en la elaboración de numerosos productos y en el tratamiento –cuando no manipulación– de productos alimentarios para hacerlos más rentables (por su abundancia, grosor o color). En este ámbito se desarrolla la toxicología industrial (TI), en cuya atención y conocimiento se implica la ciencia química en su conjunto así como, médicamente, en sentido preventivo, especialmente la denominada medicina laboral.
Fig. 4. Esquema de asistencia clínica al intoxicado.
El enorme desarrollo de la industria farmacéutica (la segunda en volumen económico actual a nivel planetario, si se asocia a la industria química en su conjunto) viene conllevando per se su posible uso inadecuado e indiscriminado, así como cuanto comporta la inadecuada respuesta a su acción por parte de los pacientes, unas veces por razones de orden alérgico (hipersensible) y menos veces del tipo de la descrita más recientemente como hipersensitividad química. El empleo de sustancias farmacológicas en medicina clínica constituye un amplio campo de análisis y, por numerosos factores actuantes, motivo, a su vez, de atención médica, al añadir problemas no deseados a los que ya tenía el paciente afectado (yatrogenia medicamentosa).
La inserción en el nuevo plan de estudio de la licenciatura de Medicina, en 1990, de la TC como materia específica para la formación del médico básico ha satisfecho una necesidad sentida durante años.
Actualmente se viene impartiendo en cuanto tal la toxicología (T), especialmente la médico-legal (TML), en el currículo de Medicina, y en concreto en la Universitat de València en el Departamento de Medicina y Salud Pública, Bromatología, Toxicología y Medicina Legal. Bajo la denominación de Toxicología Forense, se imparten cinco lecciones, con especial énfasis (dos lecciones) en el diagnóstico tanatológico y químico-toxicológico, con una lección relacionada con el diagnóstico y tratamiento general clínico (de urgencias) del intoxicado.
El hecho de haberse ido impartiendo en nuestras facultades ya desde mucho tiempo atrás la TML dentro del módulo correspondiente de medicina legal supone lógicamente que se tenga que coordinar la docencia de la TC con la de TML. Resultan dos contenidos complementarios uno del otro, y se deben evitar posibles solapamientos de cara a los alumnos de nuestras facultades.
En efecto, los objetivos que entendemos como específicos de la enseñanza TC son los siguientes:
1.Conocer el contenido global de la materia de la TC, con especial énfasis en las sustancias condicionantes de intoxicaciones en el ámbito del ejercicio clínico (intoxicaciones medicamentosas), en ocasiones utilizadas por los pacientes con finalidad autolítica; en este sentido, adquirir el hábito de comunicar efectos indeseados de la medicación usual en el ejercicio profesional y contribuir con las autoridades a la denominada farmacovigilancia.
2.Conocer y adoptar la metódica adecuada en la atención de pacientes con trastornos derivados de uso y abuso de sustancias tóxicas, de fuerte vigencia histórica y social (alcohol, tabaco, marihuana, cocaína, etc.), con especial atención a sus manifestaciones clínicas y a la recogida de muestras para investigación toxicológica.
3.Conocer el nexo y el modo de trabajo conjunto de las áreas de intoxicaciones con otras disciplinas y áreas implicadas en esta problemática (Departamento de Medicina Legal, Farmacia, Farmacología Clínica y Laboratorio Central de Bioquímica Clínica).
4.Asistir y participar en las áreas clínicas en donde se atiende a los pacientes con intoxicaciones (salas de medicina interna, de intensivos, consultas externas de TC y también urgencias médicas), y familiarizarse con los procesos que más frecuentemente son motivo de asistencia médica.
5.Conocer teóricamente y en su incidencia real intoxicaciones casuales del medio habitual (laboral –agrícola e industrial–, ámbito familiar, actividades lúdicas –contacto con la naturaleza–, etc.).
6.Finalmente, completar sus conocimientos acerca de las llamadas hierbas medicinales, de uso frecuente –y a menudo indiscriminado–, así como conocer los cuadros patológicos más frecuentes que pueden comportar.
Bibliografía
ELLENHORN, M. J. (1997): Diagnosis and Treatment of Human Poisonning, Baltimore, Williams & Willkins.
GISBERT CALABUIG, J. A. (1985): Medicina legal y toxicología, Valencia, Saber.
2.Contribución de la farmacovigilancia a la toxicología clínica
2.1Introducción
Uno de los problemas que más preocupan hoy en día son las cifras de prevalencia de problemas relacionados con los medicamentos (PRM) que padecen los pacientes. En efecto, entre un 3-5 % (Planells, 1993) de las admisiones hospitalarias son motivadas por efectos adversos a medicamentos y entre un 10-20 % de pacientes hospitalizados experimenta una reacción adversa generando, en un 20 % de éstos, un aumento su estancia hospitalaria (Lazarou, 1998). Otro tipo de PRM, además de los efectos adversos, son los errores de medicación que pueden tener lugar a diferentes niveles, en la prescripción, transcripción, dispensación, formulación y administración de medicamentos. Está demostrado en diferentes estudios prospectivos que las cifras de errores de medicación oscilan entre un 1-10 % de la medicación administrada a los pacientes. Es, por lo tanto, un objetivo prioritario para mejorar la calidad asistencial disminuir los PRM.
De los datos anteriormente señalados cabe deducir que las reacciones adversas a medicamentos (RAM) requieren una especial atención, puesto que contribuyen a un aumento de las hospitalizaciones, prolongan la estancia hospitalaria y, en algunos casos, provocan la muerte. Es, por tanto, necesario implantar sistemas de farmacovigilancia con el fin de establecer la prevalencia de las RAMs, así como caracterizar las tendencias en la presentación de las mismas y, puesto que un número importante de ellas es prevenible, se pueden reducir las admisiones hospitalarias, la morbilidad, la mortalidad y el gasto económico de la asistencia sanitaria hospitalaria.
2.2Marco conceptual
2.2.1Definición de farmacovigilancia
Se entiende por farmacovigilancia el conjunto de procedimientos de detección, registro y evaluación de las reacciones adversas a medicamentos, para la determinación de su prevalencia con la finalidad de su prevención, basados en el estudio sistemático de las acciones de los medicamentos (Laporte, 1993).
Los objetivos de todo programa de farmacovigilancia son (Planells, 2001):
–La detección precoz de los efectos adversos, especialmente de los más graves.
–Describir nuevas reacciones adversas a medicamentos (RAM) y evaluar su significación clínica.
–Establecer la frecuencia real de las RAM.
–Determinar los factores que predisponen a la aparición de las RAM.
–Desarrollar programas de formación e información en materia de RAM, dirigidos a todo el personal sanitario.
–Adoptar medidas encaminadas al tratamiento eficaz y a la prevención de las RAM.