Caminar dos mundos. Márgara Noemí AverbachЧитать онлайн книгу.
común en muchos de estos textos y películas. Tal vez las dos representaciones más exactas de ese odio y sus razones estén en The Light People de Gordon Henry (Oklahoma: University of Oklahoma Press, 1995) y en Ghost Singer de Anne Lee Walters (Oklahoma: Northland Publishing, 1988).
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PUNTOS DE CONTACTO
Los guías indios en la ficción y el cine estadounidenses de los últimos tiempos
En las formulaciones originales del mito de la frontera estadounidense, tal como se dio desde la conquista hasta el siglo XIX, el guía indio era miembro de la “tribu buena”, es decir, de la tribu resignada al triunfo del “progreso” y el hombre blanco, y a su propia desaparición. Ese guía —Uncas y su padre en El último mohicanos de James Fenimore Cooper (1850), entre incontables ejemplos— era el típico compañero del héroe blanco y moría para salvarle la vida. Así, el guía transmitía el “know how” del continente americano a los recién venidos de Europa y los nombraba sus herederos para después desaparecer y dejar paso al progreso, convirtiéndose en la figura romántica del “vanishing American”.
Según Leslie Fiedler in The Return of the Vanishing American, esa visión del indio cambió con el nuevo western de la década de 1960, en libros (y después, películas) como Someone Flew over the Cuckoo’s Nest de Ken Kesey.1 En la novela, el guía indio es el narrador y por lo tanto tiene el poder de la palabra. Él es quien cuenta y por esa razón, está bastante lejos de la posición de Tonto en la historieta y después serie televisiva, El llanero solitario.2 Tanto en el libro de Kesey como en la película —que en Argentina se vio con el nombre de Atrapado sin salida—, el esquema de supervivencia se revierte y el que muere es el héroe blanco. Sin embargo, se mantienen intactas las ideas del western. Por otra parte, hay razones históricas para este cambio, pues, como señala Leslie Fiedler, el indio era un icono para la cultura hippie y el peso de esa cultura puede verse con claridad en estas reconstrucciones que lo recuperan y consideran un superviviente.
Ilustración de The Last of the Mohicans Frank T Merrill, 1896
En la década de 1990, una película excelente, rodada en blanco y negro, continúa con esa reformulación: Dead Man de Jim Jarmusch.3 En ella, Gary Farmer es el guía indio en una historia muy extraña que reformula el vínculo entre Leatherstocking, el héroe de Cooper, y los guías de las cuatro novelas que lo tienen por protagonista. Excepto en el final, que se vuelve convencional, la historia que cuenta Jarmusch es una representación provocativa de la relación entre los blancos y los amerindios desde un punto de vista blanco. En el desenlace, que no consigue desprenderse del todo del esquema original del western, el guía —Gary Farmer—sigue siendo un instrumento para la iluminación del hombre blanco aunque aquí esa iluminación le sirva solamente para saber morir como corresponde.4
En películas y novelas dirigidas por indios, en cambio, el guía sufre una transformación completa y se apoya en un mito completamente distinto. Los guías indios en las historias que narran películas como Medicine River5 o Powwow Highway,6 o novelas como Medicine River, Almanac of the Dead o Tracks, por dar unos pocos ejemplos solamente, no guían a ningún blanco, sino que llevan a otros indios en el viaje de regreso hacia el lado amerindio de la frontera. No guían a conquistadores hacia las tierras que ellos quieren dominar sino a los hijos perdidos de la tribu hacia el calor de sus comunidades, que los necesitan.
El esquema tiene variaciones. Por ejemplo, en películas como Clear Cut7 y en algunos fragmentos de Almanac of the Dead, se brinda algo de enseñanza de vida a los blancos pero las clases de los guías son muy violentas, crueles inclusive. Lo único que comparten esos guías con los de Cooper o Jarmusch es su habilidad para moverse a ambos lados de la frontera. Algunos son tricksters, otros no; todos son poderosos.
En Medicine River y Powwow Highway, las novelas y los films, hay un guía que lleva a miembros de la comunidad de vuelta a la reservación. En este caso (y en otros como él), el trabajo de los guías es sobre todo cultural: tienen que borrar de la mente de los indios que guían el sueño americano, es decir, el ideal estadounidense de éxito y fama, y volver a enseñarles los valores de la tribu. En ambos casos, el viaje de vuelta (real en Powwow Highway, simbólico en Medicine River) es un proceso complejo en el que el personaje al que ellos guían sufre ataques, humillaciones y abusos emocionales, bromas pesadas incluso, pero termina volviendo a la identidad india, que es la que le corresponde. Así, un indio (o una india) que se había vuelto culturalmente blanco y se sentía dividido, desgarrado entre dos mundos, entiende por fin su calidad de mestizo y de indio, y por lo tanto, aunque sigue viviendo en dos mundos, sabe que la cultura que debe dominar en esa mezcla es la de las tribus.
Tracks de Louise Erdrich repite esa historia básica. El guía indio aquí es Nanapush, uno de los dos narradores de la novela y personaje repetido en muchas de las novelas de la autora ojibwa. La rescatada es una niña, arrastrada a una escuela de pupilos por las autoridades8 a la que Nanapush consigue traer de vuelta de la única forma posible: cruzando la frontera hacia el mundo WASP y convirtiéndose en guía.
Para vencer a la ley de los blancos, Nanapush se hace abogado: “To become a bureaucrat myself was the only way that I could wade through the letters, the reports, the only place where I could find a ledge to kneel on, to reach through the loophole and draw you home. Against all the gossip, the pursed lips, the laughter, I produced papers from the church records to prove I was your father, the one who had the right to say where you went to school and that you should come home”.9 Aquí, en una inversión del guía de Cooper, es el indio el que aprende el know how del blanco y lo utiliza como herramienta para salvar a los suyos de la sociedad colonizadora. En la novela de la escritora blanca Barbara Kingsolver, Pigs in Heaven,10 sucede exactamente lo mismo aunque ahí —tal vez porque la autora es blanca—, hay un deseo y un tono didácticos en la novela, ambos ausentes en Erdrich.
En algunos fragmentos de Almanac of the Dead de Leslie M. Silko y en Clearcut, aparece otra clase de guías indios. Estos personajes no son indios que rescatan indios en el mundo del blanco sino indios que enseñan algo a los blancos La enseñanza es dura. Tanto la novela de Silko como la película de Bugiaski fueron muy polémicas. Muchos críticos que habían defendido en el cine películas como Medicine River y Powwow Highway y, en la literatura, las novelas anteriores de Silko atacaron a Clear Cut y Almanac of the Dead porque ambas defienden el uso de la violencia en la lucha contra las fuerzas y los intereses de los blancos.
Esa reacción de la crítica WASP es lógica. El primer tipo de guía indio (el indio que rescata a otros indios) está relacionado con la identidad interna del grupo dominado (las tribus) y por lo tanto, desde el “progresismo”, es fácil apoyar el arte que lo pone en el centro. Esas narraciones rechazan explícitamente la llamada “forma de vida estadounidense” pero es fácil hacer una separación falsa entre el tema siempre peligroso de la conquista y el genocidio de las tribus indias en los Estados Unidos por un lado, y por otro el problema grave de la violencia como medio de imponer la ley.11