Una historia del movimiento negro estadounidense en la era post derechos civiles (1968-1988). Valeria L. CarboneЧитать онлайн книгу.
target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_0f29e9e5-d0ad-59c2-b169-dede403c7672">6 El controvertido film muestra las vicisitudes de un grupo de estudiantes de la escuela secundaria Montgomery County (Charleston, Mississippi) quienes, aún a principios del siglo XXI, luchaban por poner fin a una arraigada tradición: la celebración de bailes de egresados segregados. Fue recién en 1970, diez y seis años después de la decisión de la Corte Suprema de Justicia en el caso Brown contra la Junta de Educación de Topeka, que determinó que la segregación racial en el sistema de educación pública era inconstitucional, que la ciudad de Charleston admitió a estudiantes negros en su escuela secundaria. Ese mismo año, padres de estudiantes blancos se negaron a realizar un baile de egresados integrado, iniciando una “tradición” que fue perpetuada por los miembros de la Junta Escolar y padres de camadas posteriores. Si bien este tipo de separación institucional entre estudiantes negros y blancos parece una excepción más que la regla, ciertamente no representaba un fenómeno aislado.7
El documental se remonta al año 1997, cuando el actor Morgan Freeman, nativo de Mississippi, ofreció a los estudiantes de Montgomery County financiar la fiesta de egresados si accedían a celebrar un único baile integrado. En ese momento, su propuesta fue rechazada. En 2008, reiteró el ofrecimiento, convirtiéndose en un desafío aceptado por estudiantes y autoridades escolares. El film, dirigido por Paul Saltzman, realiza un recorrido de las semanas previas al evento, mostrando el entusiasmo de algunos, la aprehensión de otros, el rechazo de muchos y la cautela de toda una comunidad. Una de las cuestiones más evidentes que el film refleja es la vigencia de la realidad del racismo y de la raza, y el total rechazo a la posibilidad de integración racial o amalgama social. Ciertas afirmaciones reflejan el racismo inherente a las estructuras de poder de una sociedad construida sobre la base de la ideología de supremacía de la raza blanca: “mi padre me dijo que no me juntara con negros y que, si me encontraba con ellos, me molería a golpes”; “hay gente aquí que deshonrarían a sus hijos si ellos tratasen de cambiar las cosas. Muchos padres lo harían, no sólo uno o dos”; “no criamos a nuestra hija para que asista a bailes integrados”; “no vamos a permitir que un negro manosee a nuestra hija”; o la más memorable, “mi abuela siempre decía que los hombres nacen diferentes por una razón, y que si comenzamos a integrarnos las individualidades desaparecerán y todos seremos lo mismo. Si ese fuese el deseo de Dios, si ese fue el plan de Dios, nos habría hecho a todos iguales”.
Si bien Freeman llega a Charleston determinado a “poner fin” a esta tradición, y no a descifrar su origen o pervivencia,8 creemos que es necesario explicar y entender cómo una tradición originada en la década de 1970, cuando el movimiento por los derechos civiles se perfilaba como una supuesta “victoria ideológica” sobre el racismo de la sociedad estadounidense, persistía aún treinta años después. Esto evidencia que, como afirmara la historiadora Barbara J. Fields, la determinación de preservar a la nación en tanto país de “hombres blancos” ha sido “un tema central en la historia de los Estados Unidos, no solo del sur. El racismo ha sido nuestro defecto más trágico. Cuestiones relacionadas con el color y la raza han ocupado un papel central en los más importantes hechos históricos y los estadounidenses aun padecen sus más explosivas y desagradables consecuencias”.9 Lo que esto pone de manifiesto es la centralidad de las nociones de racismo y de raza, su papel decisivo tanto en el devenir histórico estadounidense como en el desarrollo de la lucha de clases, y su vigencia en la construcción de las relaciones políticas y socio-económicas de los Estados Unidos.
En líneas generales, esta obra se propone analizar la interrelación y centralidad de las nociones de racismo, raza y clase, destacando su relevancia para el devenir del proceso de lucha y resistencia de los afro-estadounidenses, sobre todo en la etapa que se desarrolla a partir del año 1968. Nos centraremos en la reconfiguración del movimiento negro luego del período de mayor movilización y protesta social en las calles que el siglo XX estadounidense vivió: el que tuvo lugar desde mediados de la década de 1950 y a lo largo de la de 1960.
El marco temporal corresponde a los años 1968-1988. El año 1968 representó para los Estados Unidos un punto de inflexión. Cómo referiremos en el capítulo 1, durante el año 1968 se produjeron los mayores disturbios y revueltas protagonizadas en su mayoría por la población negra de los guetos urbanos del norte y oeste del país. Es el año de la publicación del polémico Informe Kerner sobre las causas más profundas de estas revueltas que venían azotando al país desde 1964. Es el año del impactante asesinato del referente del movimiento negro, el Dr. Martin Luther King, Jr., y más tarde, del de Robert Kennedy, precandidato a la presidencia por el Partido Demócrata y Senador pro derechos civiles. Ese año vio también la sanción de la tan reclamada Ley de Justicia en la Vivienda y la consecución de la multitudinaria Campaña de los Pobres. Finalmente, es el año de la derrota de la coalición demócrata en las elecciones presidenciales, con la victoria del republicano Richard Nixon. A partir de entonces, se inició un período de inexorable avance del conservadurismo político y del liberalismo económico, y una feroz reacción a las victorias logradas por el movimiento negro, que se reflejaron en el desmantelamiento del Estado de Bienestar (conformado en la década de 1930, en el marco de la Gran Depresión y el gobierno de Franklin Delano Roosevelt) y la consolidación de una nueva estructura social de acumulación10 con el Reaganismo (1981-1989).
Algunas de los interrogantes que orientaron este trabajo fueron los siguientes: ¿Cómo se encauzó en las décadas de 1970 y 1980 la gran movilización y protesta social afroestadounidense de 1950-1960? ¿Cómo se reconstituyó el movimiento por los derechos civiles en el período que se abre a partir del año 1968? ¿Es atinada la referencia de la historiografía dominante sobre la “institucionalización” del movimiento para caracterizar todas las formas de lucha de la comunidad negra de las décadas de 1970 y 1980? ¿o podemos identificar un proceso de continuidad en las formas de lucha, tácticas y estrategias desarrolladas en años posteriores? ¿Cuáles fueron las demandas del/los movimiento/s afroestadounidense/s del período 1968-1988? ¿Podemos identificar elementos de continuidad y ruptura con el proceso de lucha de años anteriores? ¿Cómo influyen las nociones de racismo, raza y clase en la configuración y desarrollo de este proceso histórico?
Así, esta obra se propone superar la periodización y parámetros analíticos establecidos por las corrientes dominantes en la historiografía estadounidense (la escuela tradicional de la Master Narrative y la perspectiva revisionista de la History from the Bottom Up) e incluso ofrecer un análisis alternativo al encarado por la más actual de las tendencias historiográficas: la tesis del largo movimiento. A partir de allí, nos centraremos en el análisis de la lucha y resistencia de base de la comunidad negra entre los años 1968 y 1988, para examinar la compleja tensión e interacción existente en el devenir histórico estadounidense entre las siempre presentes nociones de racismo, raza y clase.
El Movimiento por los Derechos Civiles: corrientes historiográficas, debates y periodización
El movimiento por los derechos civiles representó un período de cambio histórico trascendental en el ámbito de la vida política, social, cultural y económica de los Estados Unidos de América. Siendo uno de los procesos más y mejor documentados de la historia contemporánea estadounidense, anualmente se publican libros, ensayos y artículos de diversa índole, y difícilmente pase un año sin que una película sobre “el Movimiento” sea estrenada y se convierta en éxito de taquilla.11 Esto hace que su relación con el presente cambie y se reescriba constantemente, generando intensos debates entre académicos en general e historiadores en particular.
Sus primeros especialistas fueron testigos y/o protagonistas del que sería su objeto de estudio, dando lugar a que la historiografía se moldeara mientras transcurría la lucha. Ante esto, y como destacara el historiador Charles W. Eagles, resultó que los primeros historiadores