Diario de un adolescente precoz colombiano. SAMCЧитать онлайн книгу.
chico amargado y oscuro, porque mi vida no daba ningún giro y a la única persona que se había interesado en mí, no le preste atención y la que a mí me gustaba, no quería nada serio conmigo.
Aracelly estaba muy preocupada y Diego también, porque querían saber qué me pasaba, pero no me sinceraba con ellos, porque no podían resolver mis problemas, simplemente no era nada para ellos. Una tarde sonó mi celular, era William, me estaba invitando a pasar el domingo con él en su casa, me invitó a comer y me preguntó que cuál era mi comida favorita y le dije que los espaguetis.
Esa semana estaba muy feliz, porque estaba deseando que llegara el domingo, trabajé muy bien e incluso fui al Centro Comercial a comprarme nueva ropa, porque quería verme muy bien para William. Ese domingo no trabajaba, ya que Aracelly se rotaba los domingos con su hermano Hernando, para que solo trabajara uno y reponer un poco las ganancias, así que todo iba a salir bien, le dije a Aracelly que ese día iba a pasar la tarde en casa de un amigo viendo películas, que llegaría en la noche y no me puso ningún problema.
Por fin llegó el domingo, desde que me desperté, me levanté feliz y empecé a organizarme para estar preparado, pero Aracelly quiso joderme, se puso a hacer limpieza en la casa y me tocó ayudarla, no quería que saliera, pero le dije que yo le había dicho que iba a salir, que no tenía ningún problema en ayudar, pero que a las 13:00 de la tarde tenía que irme. No le gustó, pero no me importó, no iba a permitir que me estropeara mi cita.
William llamó a las 11:00 de la mañana para confirmar y me encantó, se veía que era un chico atento y que se preocupaba, en la llamada me había dicho que estaba deseando verme y eso me dejó aún más feliz, a las 12:30 de la tarde había terminado de hacer todo lo que Aracelly me había pedido, así que no tenía ningún pretexto para retenerme, me duché y me preparé para salir de la casa a las 01:00 de la tarde.
Prados del Norte, donde yo vivía, estaba cerca de San Antonio, que era donde vivía William, habíamos quedado en el sitio donde nos habíamos cruzado miradas por primera vez, así que bajé del taxi y cuando me vio, me llamó y dijo que cruzara a la calle Cinco, porque allí estaba su casa.
Yo estaba muy elegante pues había comprado ropa e incluso tenía perfume nuevo, William salió en sandalias, pantaloneta y una camisa, le vi simplemente guapo. Al encontrarnos, me abrazó, me besó, dijo que estaba muy guapo y que olía muy rico, me sonrojé, le dije que estaba así por él, nos reímos y entramos en el edificio donde vivía.
Al entrar, vi que era un apartamento sencillo y con muebles antiguos, nada de lujos, en el salón había una foto de un chico acompañado de otro, me informo que eran su jefe y su pareja, que no estaban, así que teníamos toda la casa para los dos solos.
Él trajo una copa de vino y nos sentamos en el salón con algunos pasabocas*, mientras hablábamos de nuestras cosas, lo típico para conocernos más, pero no pudimos aguantar y en medio de la conversación nos besamos muy apasionadamente mientras nos tocábamos.
Pero él debía preparar la comida, así que tuvimos que parar e ir a la cocina, pero estábamos en ropa interior, él dijo que quería cocinar desnudo y yo le dije que no tenía ningún problema, también me desnudé y le acompañé a la cocina para ayudarle con la preparación.
William tenía un cuerpo perfecto y no podía evitar acariciarle y ponerle la polla en el culo cuando me daba la espalda, luego le subí sobre la mesa que había dentro de la cocina, empecé a chupársela y besarle todo el cuerpo. William me despertaba esas ganas y no podía parar, le encantaba, se abría de piernas para que yo pudiese llegar a donde yo quisiera.
Estábamos los dos muy calientes y el agua para la pasta estaba hirviendo, William se paró para echar la pasta, aproveché y empecé a metérsela, le encantaba mi polla, porque se la dejó meter e incluso le empecé a follar y se dejó, preparando la salsa boloñesa y teniendo sus manos ocupadas yo estaba detrás follándole.
Me corrí cuando vi que su polla estaba corriéndose sin tocarla, solo porque le estaba follando el culo, pero yo seguía con la polla dura y seguíamos morboseando* en la cocina y besándonos, no sé cómo, pero la salsa se terminó de hacer e incluso quedó deliciosa.
Al terminar de hacer la pasta, encendió la TV y arregló la mesa, incluso seguíamos besándonos y tuvimos que parar para comer, fue la mejor pasta que había comido hasta ese momento, estaba encantado y no podía parar de decírselo e incluso me atreví a decirle que le amaba, él no decía nada y sonreía.
Terminamos de comer y tomamos el postre, él había preparado antes postre de tres leches y nos lo pasábamos de boca a boca, nunca había hecho eso, pero de él lo aceptaba todo y al terminar nos duchamos juntos. Nos enjabonábamos el uno al otro y me dio ganas de orinar e iba a salir al sanitario, pero él me dijo que le orinara a él.
Me sorprendí nunca pensé que a alguien le gustara que le orinaran, pero le complací, pude ver como se arrodillaba en aquella ducha y empecé a orinarle por su cara, hasta que cayera por todo su cuerpo e incluso se atrevió a beberse mi orín. Estaba alucinando, era algo nuevo y le pedí que me lo hiciera él a mí también.
Me dijo que se le decía lluvia dorada y cuando se levantó pude sentir el olor de su orina y no me importó, le besé, le abracé, para mí era suficiente estar con él, cuando me arrodillé, pude sentir la sensación de su orina caer por mi cuerpo, no sé por qué me gustó esa sensación, seguro era porque sentía algo por él.
Nos quedamos un momento con nuestros orines y nos besamos sin cansarnos, luego nos duchamos y mientras lo enjabonaba sentía como su polla se ponía dura de nuevo, le pedí que me follara y mentí diciéndole que iba a ser mi primera vez, él dijo que estaba encantado de follarme el culo.
Nos fuimos a su habitación cogidos de la mano, cuando llegamos nos acostamos juntos, de nuevo seguimos besándonos y acariciándonos como si fuésemos una pareja, me decía al oído: “Niño usted me encanta, eres precioso” y yo respondía: “Seamos pareja, no quiero perderle nunca y no quiero que seamos solo un polvo”, él respondió sonriendo: “Por lo menos llevamos dos” y soltamos a reír. Cada vez que sonreía me enamoraba más, su gesticulación era única y me producía ternura.
Pero no podía aguantar las ganas de tener su polla en mi culo y tuve que decirle que me follara, así que me cogió el culo y empezó a chuparlo, luego de un momento me la puso en mi ojete. Su polla y mi culo estaban predestinados a estar juntos, fue ponerla y mi ojete, se dilató al instante, permitiendo que entrara de lleno hasta el fondo.
Se sorprendió y me dijo: “Ese culo no es virgen” y para sostener mi pequeña mentira dije: “Sí, solo que me tienes deseando meterme esa polla”, pero no hubo ningún problema y me besó teniendo la polla dentro, me estaba tratando con mucho cariño, me tenía tan caliente que forcé a que se volteara* y que fuese él, el que estuviese acostado en la cama sin sacarla, quedé encima de él y empecé a follármela.
Podía sentir como sus huevos tocaban mi culo, empecé a follarme su polla tan fuerte, que él vio que estaba disfrutando, la sacó y me tiró a la cama boca abajo y empezó a embestirme tan fuerte, que restregaba su cuerpo sobre el mío, estábamos disfrutando mi papel de pasivo e incluso me dijo al oído: “Que como pasivo me superaba”, nos levantamos, me apoyé sobre la cama y siguió follándome.
Estábamos muy calientes, le pedí que me echara la leche en mi culo y pude sentir como se corría, dejó salir la leche sobre mi ojete y luego volvió a meterme la polla con su leche, provocando un placer en mí de correrme al momento.
Habíamos terminado agotados, él tomó pañitos húmedos, se limpió, luego me limpio a mí besándome cariñosamente, dejó los pañitos en el suelo, fue a la cocina y me trajo la merienda para recuperar energía, luego nos quedamos acostados en la cama abrazados viendo la TV.
Estábamos disfrutando muchísimo, permanecimos varias horas abrazados, jugando, haciéndonos alguna que otra broma, pero de broma en broma nos colocamos de nuevo cachondos, él no sabía qué le estaba ocurriendo conmigo, pues se ponía muy caliente y su calentura me ponía muchísimo, no podíamos evitar que nuestras pollas se relajaran y nos tocó volver a follar, pero esta vez lo hicimos