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Club de brujas - Knarik


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uso de esta disciplina se vuelve a popularizar con el uso de los horóscopos a principios del siglo XX. Un dato notable sobre esta aplicación de la astrología es que cuando nació la princesa Margarita de Inglaterra, el diario Sunday Express publicó un análisis de su carta natal. Dada la popularidad de esta publicación entre los lectores, la astrología gradualmente ocupó un lugar como columna regular. Aquí vale hacer una aclaración importante: si bien este fue una de las primeras versiones de astrología producida para el consumo popular, con el tiempo fue mutando a algo más banal. Actualmente, las columnas de horóscopos poco tienen que ver con lo que realmente nos sucede a nivel astrológico, por razones que veremos en detalle en la sección de astrología de este libro. Pero, básicamente, se puede resumir en lo siguiente:

      • La carta natal (y sus tránsitos) varían mucho por cada persona, y son complejos. Por ende, a menos que el análisis sea personalizado, de poco sirve. De ahí la poca utilidad de los horóscopos generalizados.

      • El horóscopo se suele aplicar al signo solar de la persona, cuando en realidad conviene analizarlo desde el ascendente (concepto que también veremos más adelante).

      • Las revistas no suelen contratar astrólogos reales para elaborar los horóscopos.

      A pesar de estos conflictos que surgen en la popularización del horóscopo, es cierto que alimentó en gran parte la fascinación del público por la Astrología, alentando a que aquellos que quisieran ir más allá del horóscopo dominical estudiaran en profundidad sus verdaderas aplicaciones.

      Historia del Tarot

      Si bien la cartomancia es una disciplina ampliamente extendida en muchas culturas, las primeras versiones de lo que hoy se conoce como una baraja de Tarot empiezan a aparecer alrededor del siglo XV, en Italia. Uno de los antecedentes más significativos es la baraja Visconti, conocida así por la familia para la cual la creó el artista Bonifacio Bembo. Esta baraja combinó veintidós figuras sin nombre –llamados “triunfos”– con otras cincuenta y seis “menores” de estructura similar a la baraja española que conocemos hoy en día. El propósito de esta baraja, hasta donde se sabe, era puramente lúdico. Más allá de eso, los dibujos eran fascinantes, y contenían referencias bíblicas y sociales de la época. Este tipo de juego de cartas se conocía como Tarocchi.

      Otro antecedente significativo que surge en este período es la baraja Sola Busca, la primera en presentar setenta y ocho arcanos completamente ilustrados (tanto “triunfos” como “menores”). Actualmente solo se conoce un ejemplar, alojado mayoritariamente en el museo Albertina, en Viena.

      En el siglo XVIII, aparece una de las barajas de uso más popular hoy: el Tarot de Marsella, con una estructura similar a sus antecesores, en ella los “triunfos” tienen los nombres con los que los conocemos hoy en día. Algunos de los autores esotéricos surgidos en esta época contribuyeron con su popularidad. Los ejemplos más prominentes son Antoine Court de Gebelin y Eliphas Lévi, que relacionaron el Tarot con el misticismo egipcio y la Cábala. Por esto último es que a veces se piensa –erróneamente– que el Tarot es mucho más antiguo de lo que realmente es. La relación entre estos marcos espirituales y el Tarot solo tiene un par de siglos.

      El Tarot se volvió un objeto de consumo masivo con la aparición del Tarot Rider-Waite-Smith, diseñado por Arthur Edward Waite y Pamela Colman Smith en 1910. Ambos pertenecían a la Orden Hermética de la Aurora Dorada, una agrupación esotérica que estudiaba la Cábala, la Astrología, el hermetismo, la magia ceremonial y el Tarot. El Tarot Rider-Waite-Smith es una reinterpretación del Marsella, alineada con estos conocimientos esotéricos. Si bien los “triunfos” –ahora conocidos como arcanos mayores– emulan aquellos en la baraja de Marsella, las cartas españolas –arcanos menores– poseen ilustraciones similares a la baraja Sola Busca. Aunque han surgido otras barajas prominentes a lo largo del siglo XX (quizás la más llamativa entre ellas, por los cambios que introdujo y la fuerza de sus imágenes, sea el Tarot Thoth, de Aleister Crowley y Lady Frieda Harris), los Tarot de Marsella y Rider-Waite-Smith siguen vigentes en popularidad y uso.

      Algunos tips para usarlas de manera responsable y práctica en la vida moderna

      En nuestros pequeños aquelarres, Aye siempre acotaba: “Cada bruja con su librito, una de las primeras cosas que me dijo mi mamá”. Pensar que hay una sola forma de practicar las mancias sería ridículo, es por este motivo que tenemos que estar constantemente alertas, aprendiendo y entendiendo que hay que cuestionarse todo lo que uno lee, además de integrarlo.

      Cuando uno decide aprender sobre Astrología o Tarot, lo primero que hace es dar un paso de introducción a este mundo. Quizá alguna vez te hayan tirado las cartas o un astrólogo te haya leído la carta natal, y eso te empieza a interesar. Uno puede aprender con profesores, maestros, o por su propia cuenta. Por fortuna, hoy en día hay muchas clases que se dan on-line, un montón de libros e información a tener en cuenta para integrar esto de manera autodidacta.

      Sin embargo, no nos olvidemos que todo trae una gran cuota de responsabilidad. El hecho de poder tirar las cartas o mirar una carta nata, no significa que tengamos que hacerlo. Hay que recordar que el consentimiento opera en todos los niveles de la vida, también en lo mágico y en lo espiritual. No está bien mirar algo de otra persona sin permiso, mucho menos decirle lo que sale en una tirada de cartas sin preguntarle antes al otro si está preparado para hacerlo.

       Si vas a tener una consulta con una astróloga o tarotista, no te olvides de tener en consideración todas tus dudas más importantes, pero más que nada es importante recordar que hay un ser humano del otro lado. Hay temas que le pueden hacer mal o “triggerear”, además de que todos tenemos asuntos en el día a día que nos afectan, entonces no te olvides de avisar de qué vamos a hablar, si es un tema sensible o fuerte.

       La información es conocimiento, así que un buen tip es preguntar bien cómo se maneja cada sesión, qué se puede ver o no, qué podemos esperar de esta inversión que hacemos. Hay que hacer valer el dinero que invertimos, y por este motivo es menester saber cómo se va a desenvolver cada lectura. El tarotista o astrólogo no es un mago que tiene la bola de cristal y ve el futuro, su campo de experiencia es acotado, así que uno no sería muy coherente si está esperando que una sesión o lectura le cambie la vida, se la arregle por completo. Está muy lejos del punto eso, en una lectura podemos sacar puntos de vista y herramientas que nos llevan al autoconocimiento, además de brindarnos nuevas perspectivas.

       Cuando una persona hace una lectura, está poniendo mucha energía de sí mismo. Realmente es algo que por momentos puede resultar bastante agotador. Entonces, ya sea que la lectura viene de parte de un desconocido o de un amigo, no te olvides de pagarle (aunque sea con un pequeño regalo). Es un intercambio de energía, algo que responde a las leyes de la naturaleza, te doy esto por aquello y mantenemos el equilibrio. De esta forma, reconocemos el valor de lo que el otro nos está dando.

       Una buena idea para tener en cuenta es practicar con tus amigos cuando recién estás arrancando a hacer lecturas. No te olvides de pedir permiso primero y hacerles saber a todos que estás aprendiendo, porque te vas a equivocar. Y no está mal, de los errores se aprende, pero lo justo es que el otro también lo sepa.

       Leer, leer, y leer. No queda otra en este mundo. Las mancias van cambiando y evolucionando desde hace miles de años, es por este motivo que nuestra formación es constante. Requiere


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