Counselling humanista. José Carlos Bermejo HigueraЧитать онлайн книгу.
de atenciones médicas y sociales biologicistas centradas en las necesidades. Se busca una articulación de los programas y servicios que permita el desarrollo máximo de los proyectos vitales de las personas en su entorno personal.
Las intervenciones van más allá de la atención sectorial (social o sanitaria), superando la visión de la coordinación sociosanitaria al apelar a la cooperación de distintos ámbitos implicados en la vida de las personas (formación, empleo, vivienda accesible, atención social, sanitaria, acceso a los bienes culturales y de ocio, participación social y comunitaria, nuevas tecnologías...).
La aplicación del modelo comporta que se planifiquen las actuaciones a desarrollar, adaptándolas a la idiosincrasia de cada territorio, y que los planes de atención se realicen de manera participativa con los distintos agentes y actores que pueden cooperar. La atención integral pretende alcanzar una auténtica personalización, coordinada y continuada con un acompañamiento profesional que diseñe, coordine y evalúe planes personalizados de intervención que promuevan la autonomía y el bienestar de las personas a lo largo de su proceso de discapacidad, dependencia, inclusión social, etc.
Por otro lado, además de la integralidad, la atención ha de estar centrada en la persona; es decir, ha de ir más allá de la atención individualizada clásica, muy centrada en las necesidades detectadas en la persona, y esforzarse por adaptarse a las características individuales de cada uno, estimulando y apoyando que la persona participe activamente en su proceso de atención, cuyo objetivo final es siempre el apoyo para el desarrollo de los proyectos de vida a los que aspire cada persona.
En el fondo, desde el modelo de atención integral centrada en la persona, los servicios formales se constituyen como valiosos apoyos para el bienestar de las personas.
Salud personal, no solo biológica
Este es el fondo del modelo de acompañamiento personal –relación de ayuda, counselling– que impartimos en el Centro de Humanización de la Salud desde hace 15 años.
En realidad, en el fondo del counselling hay una antropología, obviamente. En todos los escenarios pretendidamente humanizadores se habla de «holismo», de consideración integral de la persona. En efecto, uno de los indicadores de un cuidado humanizador es la consideración de la persona ayudada en sentido holístico. La palabra «holístico» proviene del griego hólos: todo, entero, total, completo, y suele usarse como sinónimo de «integral».
El counselling centrado en la persona comporta acompañar en sentido holístico. Esto significa considerar a las personas en todas sus dimensiones; es decir, en la dimensión física, intelectual, social, emocional y espiritual y religiosa.
El counselling tiende a promover la salud holística. Entendemos por ello un tipo de acompañamiento a la persona que pretende generar salud holística; esto es, la experiencia de la persona de armonía y responsabilidad en la gestión de su propia vida, de sus propios recursos y de sus límites y disfunciones en cada una de las dimensiones de la persona ya citadas: física, intelectual, relacional, emocional y espiritual y religiosa.
Así, una persona está sana físicamente cuando al considerar su cuerpo lo cuida y lo trata más allá de ser un cuerpo animal; lo ve en su aspecto de corporeidad: el ser humano entero en el cuerpo, superando viejos dualismos que veían a este como cárcel del alma y, en todo caso, con sus connotaciones negativas. El cuerpo humano, en efecto, evoca y vehicula la dimensión relacional. Se da salud física, pues, también con grandes límites en el cuerpo, como de hecho sucede cuando las personas sufren diferentes tipos de discapacidades.
De la misma manera, acompañar a la persona en sentido holístico supone generar salud también en el ámbito mental. La salud mental no es solo ausencia de patologías psíquicas, sino que la entendemos como apropiación de las propias cogniciones, ideas, teorías, paradigmas o modos de interpretar la realidad libres de obsesiones y visiones cerradas y pretendidamente definitivas de las cosas y de la vida. A esto puede contribuir mucho el counselling.
Igualmente, la visión integral de la persona en el counselling, comporta acompañarla a promover su salud relacional, salud en la dimensión social. Se dará salud relacional cuando se pueda decir que una persona se relaciona bien consigo misma porque experimenta un cierto equilibrio en la relación con su cuerpo, porque promueve el autocuidado, la belleza, la autoestima. Una persona vive sanamente su dimensión relacional cuando experimenta paz con su «ser tierra», cuando se relaciona positivamente con toda la geografía humana física, cuando sabe disfrutar y tiene capacidad de posponer la gratificación. Una persona vive sanamente las relaciones con los demás cuando estas se impregnan del buen uso de la mirada, cuando es capaz de experimentar ternura y vivir el contacto corporal de manera respetuosa y positiva, sin huir del mismo pero sin invadir la intimidad ajena ni exhibir la propia. Una persona indica salud relacional cuando se reconoce interdependiente.
Pero hablamos también de salud emocional, y nos referimos a ella en el marco de este acompañamiento holístico, porque la dimensión emotiva es una más de todas las que consideramos. Queremos generar salud emocional como manejo responsable de los sentimientos, reconociéndolos, dándoles nombre, aceptándolos, integrándolos y aprovechando su energía al servicio de los valores. La persona sana emocionalmente controla sus sentimientos de manera asertiva, afirmativa.
Y acompañar en sentido holístico a la persona significa también generar salud espiritual, es decir, conciencia de ser trascendente, conocimiento de los propios valores y respeto de la diversidad de escalas, gestión saludable de la pregunta por el sentido y la adhesión, o no, libre, a una religión liberadora y humanizadora, que no genere fanatismos, esclavitudes, moralización, sentimientos de culpa morbosos, anestesia de lo humano...
En realidad el counselling interviene holísticamente, es decir, recupera la visión integral, va contracorriente en relación a la mentalidad contemporánea, que sigue el camino de la fragmentación y la superespecialización.
El agente de salud y de intervención social no será un técnico del modelo centrado en la persona, sino una persona –vulnerable también– que se encuentra con otra persona. La clave: el encuentro; dos biografías construyendo salud.
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