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Interacción tras el volante de los conductores de taxi en Bogotá:. Lorena GaleanoЧитать онлайн книгу.

Interacción tras el volante de los conductores de taxi en Bogotá: - Lorena Galeano


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Modalidad de operación en la cual el taxi es conducido por dos choferes en turnos de doce horas o menos, dependiendo de lo acordado con el propietario del taxi (Acevedo y Rodríguez, 2012).

      3 Propietario del vehículo taxi.

      4 Conductor de taxi que paga alquiler por su uso al propietario del vehículo.

      5 Cantidad de dinero que debe entregarle el conductor del taxi a su propietario por el alquiler.

      1

      Pasajeros:

      corazón del trabajo no clásico

      El servicio de taxi hace parte del sector terciario de la economía, en el cual se incluyen todas aquellas actividades que no transforman materias primas, sino que generan servicios que satisfacen las necesidades de los individuos. En ese sentido, las actividades que hacen parte de este sector involucran la interacción directa entre el productor y el consumidor de un servicio. En el caso del servicio de taxi, las interacciones que se dan entre el conductor y el cliente generan un tipo de producción inmaterial —o producción simbólica— (es decir que no produce un artículo físico) con significados cognitivos, emocionales, estéticos o morales. Entonces, en el servicio de taxi, la fuerza productiva es la forma de relacionarse entre los seres humanos (Negri et al., 2008).

      El proceso de creación del servicio de taxi —en lo que se refiere a la interacción entre el conductor y el pasajero— involucra tanto al consumidor del producto como al productor. De esta forma, la separación del producto terminado —resultado de la división del trabajo sin intervención del consumidor, que se definía en los trabajos de la producción taylorista y fordista— se subvierte. ­Lazzarato (1993) analizó este tipo de trabajos y los clasificó como trabajos inmateriales, en los cuales identifica un canal comunicativo entre producción y consumo. En esta misma línea, Enrique de la Garza (2010 y 2013) definió como trabajo no clásico la participación del cliente, que se da por medio de símbolos, en el proceso de producción.

      Así pues, las interacciones entre conductor y pasajero son un canal que aporta a la construcción de los significados que los conductores tienen sobre su trabajo (Blumer, 1969 y De la Garza, 2010 y 2013). En el presente apartado trataremos las interacciones que se construyeron entre los conductores de taxi y sus pasajeros durante los recorridos —en Bogotá— que nosotras observamos, entre diciembre de 2015 y febrero de 2017, con motivo de esta investigación.

      Para empezar, es importante decir que el trabajo de conducir taxi ha sido interpretado, a lo largo de este texto, como un objeto. Dentro de los elementos que componen este oficio están los siguientes: la actividad de conducir taxi, los pasajeros, los conductores, el tiempo y el espacio. En las interacciones que los individuos tienen con los objetos, estos son cargados de significados y, por ello, es relevante referirse a los postulados de la acción propuestos por Blumer (1969).

      1. Los seres humanos se dirigen hacia los objetos guiados por los significados que estos tienen para ellos.

      2. Los significados de los objetos se crean a través de los encuentros entre individuos.

      3. Los significados del objeto se sostienen o se modifican a través del proceso de interpretación que viven los humanos cuando se encuentran con los objetos. (p. 5)

      Además de estos postulados, en nuestro análisis tomamos la definición de interacción simbólica propuesta por Herbert Blumer (1969), quien entiende que esta se caracteriza porque un individuo interpreta la acción de otro antes de responderla. Esto indica que no hay una respuesta fija y determinada, sino que cada individuo responde a una acción basado en el significado que le da al objeto que inicia la interacción.

      Las acciones que el individuo produce son indicadores de lo que desea que el otro haga o comprenda; por eso, cuando el significado es compartido por ambas personas, estas se comprenden y se genera una interacción simbólica (González de la Fe, 2003, p. 203 y Blumer, 1969, pp. 4-5). La interacción simbólica también integra la presentación de gestos y la respuesta a estos. Según George Mead, los gestos son “alguna parte o aspecto de una acción que está en curso, la cual simboliza el acto largo o completo del cual es parte” (Mead, 1934, citado por Blumer, 1969, p. 9). Estos gestos se materializan en declaraciones, comandos o señales que se expresan al otro, el cual reconoce la idea de la intención o el plan de la acción que el individuo va a realizar.

      A partir de estos principios, presentamos el análisis de los significados de las acciones, interacciones y gestos que se dan entre conductores de taxi y los pasajeros. Según los datos recolectados, reconocimos tres momentos clave: interacciones en el inicio del trayecto, interacciones entre pasajero y conductor en el desarrollo del trayecto e interacciones en el desenlace del trayecto. Estas interacciones ocurren desde el momento de solicitar el servicio de taxi hasta que se termina el recorrido. Además, dichas interacciones dejan ver la producción simbólica que identifica De la Garza (2010) como la producción inmaterial que se genera en un trabajo no clásico —conducir taxi, en el caso de este análisis—.

      La primera interacción simbólica que identificamos como parte inicial del servicio de taxi se presenta en la solicitud de servicio en las calles, vías o avenidas de Bogotá. Los individuos solicitan el servicio a los conductores por medio de un gesto físico: levantar el brazo (figura 2). En esta forma de solicitar el servicio se manifiestan las interpretaciones que tanto el conductor como el pasajero les dan a los gestos que se realizan y que inician la interacción entre estos.

      Fotografía 1. Levantar el brazo como forma de solicitar el servicio

      Fuente: Fotografía de Lorena Galeano, 27 de noviembre de 2014.

      Así, cuando un individuo reconoce visualmente a un taxi disponible —sin pasajero a bordo— y necesita ser transportado, extiende el brazo y la mano para mostrarle al conductor que desea adquirir el servicio. Extender el brazo es un gesto que indica la acción que el individuo está planeando hacer: movilizarse usando un taxi; pero también de cómo espera que el conductor responda: que se detenga y lo transporte a su lugar de destino. Es así como entre ambos agentes se construye una interacción simbólica, ya que el gesto de extender el brazo tiene el mismo significado para los dos sujetos inmersos en la comunicación gestual (Blumer, 1969).

      Para esta acción de levantar el brazo se generan dos posibles reacciones por parte de los conductores hacia los solicitantes del servicio de taxi: prestar el servicio o no hacerlo. En caso de decidirse por la primera opción, el conductor detiene el taxi, presta el servicio y, de esta manera, se crea una interacción a través de símbolos verbales con el solicitante: preguntar al cliente por el lugar de destino. El detenerse e intercambiar símbolos verbales es un gesto (en términos de Mead), en tanto que se enmarca en una acción más prolongada: la de darle el significado de cliente y acceder a transportarlo o no.

      Según la respuesta que dé el solicitante, el conductor guiará sus conductas teniendo en cuenta su mapa de acciones para decidir qué tan conveniente es transportar al solicitante a su destino. Por ejemplo,


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