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Vía Lucis. Pablo Cervera BarrancoЧитать онлайн книгу.

Vía Lucis - Pablo Cervera Barranco


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(cf Lc 1,41-49).

      3. «La aparición en el camino de Emaús» (Lc 24,13-35).

      a. Esperanza ante el desánimo (Lc 24,13-31).

      b. La Escritura da testimonio de Él (Lc 24,25-27.44).

      c. Les abrió el entendimiento (Lc 24, 44-48).

      4. «Las puertas cerradas del Cenáculo» (Jn 20,19-23).

      a. El saludo pascual del Señor: Paz con vosotros (Mt 28,16-20; Mc 16,12s).

      b. El Espíritu para el perdón de los pecados (Jn 20,19-31; Mc 16,14).

      c. Tomás y las llagas gloriosas del Señor (Jn 20,26-31).

      5. «La comida junto al lago de Tiberíades» (Jn 21,1-17).

      a. Pescadores de hombres (Jn 21,15-17).

      b. Presencia en la mesa compartida (Jn 21,15-17).

      c. Confirmación de la Misión a Pedro (Jn 21,15-19).

      6. «El Señor Jesús a la derecha del Padre» (He 1,6-11).

      a. El envío evangelizador (Mc 16,15ss.; Mt 28,16-20; Lc 24,44-48).

      b. El Señor abre camino como cabeza de la Iglesia (Lc 24,50-53; Mc 16,19s).

      c. Jesús, Sacerdote que intercede por nosotros (Heb 4,14-16; 8,1-3a).

      7. «El Misterio de Pentecostés» (He 2,1ss).

      a. La fuerza de lo alto en Jerusalén (Lc 24,49; He 1,3-5).

      b. María y los apóstoles oran esperando el Espíritu (He 1,12ss).

      c. La Iglesia predica el Misterio de Cristo (He 2,1ss).

      III. Junto con estos dos esquemas aparecen en la última década propuestas o realizaciones interesantes. El poeta y periodista Antonio Díaz Tortajada, presbítero de la diócesis española de Valencia, ha propuesto con gran profundidad espiritual un esquema de catorce estaciones. En Chile ha seguido este mismo número el P. Cristián Precht, que con el P. Miguel Ortega ha presentado unos materiales para esta oración. Alberto Ramírez Mozqueda, presbítero diocesano de León en México, propone esta devoción a modo de representación sacra. Un original «Vía Lucis por la Vida» se ha difundido, desde 2009, por el P. Paniagua en la diócesis española de Ciudad Real. El cofrade malagueño Salvador Villalobos Gámez se decanta por un esquema septenario, presentando una bella reflexión sobre los misterios pascuales (2013). En esta misma fecha, la Unión de Hermandades de Jerez (Cádiz), para el Año Santo de la Fe, convocó un «Camino de la Luz», que dio inicio con una procesión solemne del Cirio pascual presidida por el obispo diocesano, con catorce estaciones y diferentes «pasos» o imágenes procesionales. El esquema de este Vía Lucis mariano fue el compuesto por mons. Gonzalo Huesa López.

      En lengua francesa se ha difundido el esquema de François Dufour. En portugués, Leomar Brustolin publica en Sao Paolo (2010): Via-sacra da ressurreição. Para o Tempo Pascal. En inglés ya conocimos la iniciativa del hermano Bernard Couvillion: con ocasión del Gran Jubileo del Tercer Milenio y la cámara fotográfica de su cohermano del Sagrado Corazón Ralph Lebel, populariza un Way of Light o Via Lucis of Youth como itinerario de encuentro con el Resucitado que vive entre nosotros. Llama a cada estación Appearance y, como va dirigido a jóvenes, las propone como momentos de oración autónomas. Entre las «apariciones» que sugiere para la meditación y la celebración relacionadas con la experiencia de los propios jóvenes están: el joven en la tumba (1), Pedro (4), Los quinientos (10), El Bautismo (9), Santiago (11), Pablo (12) y con la denominación «Él volverá de nuevo» (14) se acentúa la perspectiva de la Parusía (cf DPPL 153a). La teóloga y ecumenista Mary Ford-Grabowsky publica en 2005 unas reflexiones pascuales con un esquema del Vía Lucis contribuyendo a difundir esta devoción en diversos ambientes cristianos de los Estados Unidos de América. También en inglés se acaba de publicar la obra Nita Ng, y en Canadá Glenn Byer ha publicado The way of light (2014).

      El 12 de septiembre de 2010 se erigía en la colina de Hostýn (Montes Beskydy en los Cárpatos) un nuevo «Camino de la Luz» con catorce estaciones realizadas por famosos artistas en piedra de diversos lugares de Chequia. En ese mismo año se inauguran unos magníficos cuadros escultóricos realizados por Antonio Oteiza en la iglesia navarra de san Esteban de Gorraiz (Padres Dominicos).

      Son, estas, maneras nuevas de dar testimonio de la Resurrección, de expresar la alegría pascual en el Tercer Milenio. Con diversas y creativas expresiones el Vía Lucis se presenta paralelo al Vía Crucis: estaciones, con su texto bíblico correspondiente, que van desde el sepulcro vacío, primer signo de la Pascua, hasta Pentecostés, su primer fruto. Y, así, como el Vía Crucis no olvida la presencia de María Dolorosa, el Vía Lucis presenta a la Madre de la Luz y de la Vida que se alegra con el Hijo Resucitado.

      IV. Ahora, el padre Pablo Cervera presenta un esquema con catorce estaciones –de carácter totalmente bíblico– enriquecido con la fe de la Iglesia y una meditación con «la voz de la tradición». El volumen consigue lo que se pretende: orar con los ojos y el corazón. Cada estación se ilustra (via pulchritudinis) con los bien conocidos y valiosos mosaicos del P. Marko I. Rupnik y colaboradores del Centro Aletti (Roma).

      «¡Jesús resucita de la muerte!» (Mt 28,1-7) es la primera estación que el P. Cervera propone de corte kerigmático. En la segunda estación presenta el hallazgo del sepulcro vacío (Jn 20,1-10; Mt 28,1-8; Mc 16,1-8; Lc 24,1-12). María Magdalena, en la tercera estación, es la primera en ver a Jesús resucitado (Jn 20,10-18). Siguiendo la literalidad y la cronología de los relatos de la resurrección, llegamos a la cuarta estación: «Jesús en camino con los discípulos de Emaús» (Lc 24,13-27; Mc 16,12s). Sacramental es la presentación de la quinta: «Jesús se manifiesta en la fracción del pan» (Lc 24,28-35). De la eucarística a la epifanía apostólica: «Jesús en el cenáculo muestra sus llagas a los apóstoles» (Lc 24,36-43). Este es el contenido de la estación sexta, pues la séptima ahonda en el sentido de la misión sacerdotal: «Jesús da a sus apóstoles el poder de perdonar los pecados» (Jn 20,19-23).

      Una misión que necesita robustecer la fe: «Jesús fortalece la fe de Tomás» (Jn 20,26-29) reza la estación octava. En la novena el lago de Galilea es el símbolo del mundo y del ámbito de la misión: «Jesús resucitado se manifiesta en el lago de Tiberíades» (Jn 21,1-6).

      Es la décima estación del Vía Lucis la que presenta el primado del pescador: la misión, para remar mar adentro, necesita del timonel y la brújula, por eso «Jesús confirma a Pedro en el amor» (Jn 21,15-19). «Jesús confía a sus discípulos la misión universal» (Mt 28,16-20). La undécima estación penetra en la misión como seña de identidad de todos los apóstoles, de todos los testigos de la resurrección.

      Por fin, la Ascensión y Pentecostés confirman todo lo anterior, son la prueba de la Pascua, el comienzo de la Iglesia. «Jesús asciende a los cielos» (He 1,9-11), la «espera pentecostal con María» (He 1,12ss.) y «La venida en Pentecostés del Espíritu Santo» (He 2,1-4) son los enunciados de las tres últimas estaciones.

      El Vía Lucis, «en una sociedad que con frecuencia está marcada por la “cultura de la muerte”, con sus expresiones de angustia y apatía, es un estímulo para establecer una “cultura de la vida”, una cultura abierta a las expectativas de la esperanza y a las certezas de la fe» (Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, 153).

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