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Qué salvará al mundo. Poesía, prosa. Протоиерей Олег ШтельманЧитать онлайн книгу.

Qué salvará al mundo. Poesía, prosa - Протоиерей Олег Штельман


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ayudar a conocer su alma,

      A esta gente ya servir,

      Guiar al cielo con su palma.

      La esclavitud es otra cosa,

      Nos asume como su familia,

      Pues, ánima bien amorosa

      Será columna auxilia.

      No hay huérfanos en vano —

      Tenemos ya un Padre Celestial,

      No tengas miedo, mi hermano,

      Abrir tu corazón fenomenal.

      Él mismo nos da una pista,

      Que cada habitante del universo,

      De que su fin consista

      Lo entenderá con corazón inmerso.

      Cada uno con su cor

      La voz padrina debe escuchar.

      Se calmará ya su fervor,

      Cuando verdad se ve hablar.

      Aquí encontrará las respuestas.

      Podemos ver el otro lado,

      Cuando la gente se vuelve ser modesta,

      Encontrará la paz pausada.

      ¿ Dónde está Dios?

      La gente a menudo dice:

      ¡No hay Dios! Después maldice.

      Enséñame ya su aspecto,

      Ahí lo creeré perfecto.

      ¿Por qué no pueden ver a Dios?

      El corazón le dicta: «Adiós».

      Avaricia, orgullo, vanidad

      Todos tienen ceguedad.

      A Dios me gustaría encontrar.

      ¿A dónde hay que caminar?

      Lo intentaré ahora mismo

      Relatarle sin cinismo.

      A Dios le veo en alborada,

      Con mis ojos, mi mirada.

      Él está en mí tan luminoso,

      Es humilde, todopoderoso.

      Pues lo veo en rocío,

      En animales, en gentío.

      Brillan ojos en el cielo,

      Brindan siempre el consuelo.

      Me muestra mi destino,

      Ando ya este camino.

      Soportaré las penas, muerte,

      Siempre yo tendré suerte.

      Felicidad

      En paz nacida gente

      Con tiempo ya aspira

      Ser feliz, consciente,

      Y así el mundo gira.

      A conquistar alturas,

      Amor, riqueza, gloria,

      Matar potencias oscuras

      Y cada vez ganar victoria.

      Pero ahí está el problema:

      Felicidad es una cosa rara.

      En un momento ya se quema

      Como de madera vara.

      ¿Es culpa de un enemigo?

      ¿Es un evento duro?

      ¿Y dónde hay algún mendigo

      Que me explique el futuro?

      A menudo, pues, existe

      Un pico abandonado,

      No hay quien lo conquiste,

      Solo el cor más elevado.

      A menudo hay personas

      Enemigos de sí mismo,

      Siempre andan en coronas,

      Pero en cabeza – un abismo.

      La respuesta la muestra Cristo

      En su ciencia modesta,

      En tu corazón está prevista,

      En su humilde gesta.

      Y hay armonía en el alma,

      Que nace en un cor puro,

      A Dios le pide ya su calma,

      Se rompe ya su muro.

      Y allí, el amor irrepetible,

      Más precioso que los diamantes.

      Y ahí – futuro más sensible

      Sin malditos gobernantes.

      Y ahí – energía genuina,

      De Dios es el espejo

      Que nunca se termina,

      Y no se hace viejo.

      Felicidad es su herencia callada,

      Significado de su cosa cotidiana,

      A la eternidad es la entrada,

      Del testimonio divino es campana.

      La eterna primavera

      La primavera nos acaricia,

      Y la sangre juvenil

      Tímidamente con delicia

      La saluda en abril.

      Al canto de las aves,

      Las flores del jardín,

      Y los susurros tan suaves

      Con música de violín.

      Adelante con verano,

      En praderas radiantes,

      Llevando verde paño,

      Al canto elegante.

      Refuerza, nutre y aporta,

      Nos enseña, alimenta,

      Consuela y soporta

      Al otoño nos presenta.

      Con bella hermosura

      Hará brillar al mundo.

      O bien con faz oscura

      Aguanta el dolor profundo.

      Ahora anda señorial,

      Como en la revista,

      Con el grito festival

      Se perderá de la vista.

      Calmará naturaleza,

      Y el vacío de las plantas

      De pies hasta la cabeza

      Lo cubrirá con blancas mantas.

      Pronto todo se derrite

      Y la tierra cobrará la vida,

      El Creador la luz emite

      De primavera florecida.

      Reflexión ante el retrato de Nicolas II

      El retrato hecho con pintura gris,

      De forma simple y cariñosa,

      El Zar vos mira como padre. Dirigís

      Miradas a su postura tan endiosa.

      Uniforme de gala, cordones militares,

      Galardones, placas de honor,

      Los himnos y canciones titulares…

      Pasó el


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