Los Inuit. Francesc BailónЧитать онлайн книгу.
Heidi Mortensen Møller, Mathew Nuqingaq, Katrine, Malene y Nicolai Peary, Annie y Tommy Peterloosie, Mads Poulsen, Jens Rasmussen, Sasa Samson Simeonie, Pavia Samusechs, Katinka Therecie Frederikke Sanimuinaq Pedersen, Lea y Marius Sanimuinaq Madsen, Niels Schmidt, Tanya Tagaq, Peter Uitsatikitseq, Charlotte, Georg y Justus Utuaq, Helene y Niels Ole Utuaq «Mugu». Qujanarssuaq («muchas gracias») por vuestra hospitalidad, amistad, colaboración y ayuda.
Hago también extensión este agradecimiento a José Damián Ruiz-Martínez, Finn Hansen, Carl-Erik Holm y Silver Scivoli, por toda la ayuda prestada en y desde Kalaallit Nunaat.
A la Associació de Constructors d’Iglús de Catalunya, de la cual soy miembro, por continuar rindiendo tributo al pueblo inuit a través de las actividades relacionadas con la construcción de iglúes de nieve.
A Ilde García y a las siguientes instituciones y museos la cesión de algunas imágenes y fotografías realizadas que están presentes en la obra. Canadá: Library and Archives Canada, Newfoundland and Labrador Heritage y The Canadian Museum of Civilization; Dinamarca: Arktisk Institut København, Nationalmuseet Denmark København y Viking Ship Museum Roskilde; Kalaallit Nunaat: Ammassalik Museum, Nanortalik Museum, Nationalmuseet / Grønlandssekretariatet Nuuk, Qaanaaq Museum y Qaqortoq Museum; Estados Unidos: Princeton University Library New Jersey, Smithsonian Institution, U. S. Geological Survey Photographic Library, United States Library of Congress y University of Washington Libraries; Países Bajos: EYE Film Institute Netherlands; Reino Unido: British Museum; Rusia: Peter the Great Museum of Anthropology and Ethnography (Kunstkamera).
Asimismo, a: Alicia Pou, por sus extraordinarios mapas y su profesionalidad; Abel Carretero, por sus correcciones y sugerencias, que han ayudado a mejorar la calidad de la obra; Javier Cacho, por su autorizada opinión científica, al hacerme sentir mejor de lo que soy; Egor Antonov, por sus correcciones lingüísticas e información acerca de los Yupigyt siberianos y el idioma inuit en general, y también a los doctores Francisco José Gómez García y M.ª Dolores Martínez Jiménez, por sus correcciones y/o opiniones en el apartado correspondiente a las perspectivas de salud y alimentación inuit.
Igualmente quería dar las gracias a todos los que han creído en mí y a los que no: a los primeros por su inestimable ayuda, y a los segundos porque me han hecho más fuerte. También me gustaría agradecer especialmente a los que me han acompañado en algunos de mis viajes árticos, me han «sufrido» como guía o me han apoyado y ayudado a hacer posible este libro.
Agradezco también a «mis» alumnas/os de los seminarios, cursos y clases sobre la cultura inuit que imparto, y a todas las personas que han asistido a mis conferencias, el haberme ayudado con sus preguntas y dudas a concebir una obra como esta. Del mismo modo, agradecer a todas las entidades e instituciones públicas o privadas, e igualmente a los medios de comunicación, que han colaborado a difundir la cultura inuit en España.
No podía faltar mi más sincera gratitud a Ricardo López Valverde (Greenland Adventure), José Manuel Naranjo (Mundo Ártico) y Gerard van den Berg (X-plore, servicios de expediciones S. L.) que me han permitido continuar con mi sueño de regresar a menudo a Kalaallit Nunaat, trabajando y colaborando como guía cultural de sus respectivas empresas y aportando mis conocimientos sobre la cultura inuit a los viajeros y turistas que deciden viajar cada año con nosotros al Ártico. La amistad de todos ellos es mi mejor «aliento polar».
Por supuesto, nuevamente agradecer a José Miguel Romaña todos sus desvelos y corrección literaria, y a Nova Casa Editorial la confianza depositada en un proyecto tan singular como este.
Finalmente, agradezco a toda mi familia y a mis padres particularmente todo su apoyo recibido, sin duda han dado con su cariño, frescura y sentido a mis palabras.
Y por último, a mi mujer Lourdes Cañadilla, que me ha acompañado en algunos de mis viajes árticos, que ha sufrido como la que más mis ausencias, y que ha tenido la paciencia y entereza suficientes, durante un largo período en el que literalmente he sacrificado «nuestro tiempo».
Este libro es de todos vosotros, por lo que siempre os estaré eternamente agradecido.
Prólogo
Para la mayoría de nosotros, el Ártico se muestra como una región remota, desconocida y salvaje. Las nociones de geografía que todavía recordamos, de nuestro paso por la escuela, no nos permiten más que situarla envolviendo al Polo Norte, y es gracias a las noticias del cambio climático, que periódicamente aparecen en los medios de comunicación, que recordamos que aquello es un inmenso mar helado que ahora parece derretirse a pasos agigantados. Y como todos los mares, este también está rodeado de costas que, aunque de forma difusa, situamos al norte de Rusia, Siberia, Alaska, Canadá, Groenlandia y Escandinavia.
Si bien, posiblemente, no seamos capaces de delimitar el contorno geográfico de esta extensa región, nos la imaginamos completamente cubierta de hielo y nieve, condenada a largos meses de completa oscuridad y sometida a temperaturas extremas donde únicamente son capaces de sobrevivir algunos animales. Sin embargo y pese a tan extremas condiciones climáticas, también la habitan seres humanos, como los esquimales. Hablamos de ese pueblo que en los comics suele aparecer envuelto en pieles, viviendo en esas características casas de hielo redondas (los iglúes) y pescando a través de un agujero en el hielo; sin que nadie pueda llegar a entender cómo puede vivir con tanto frío y comiendo solo pececitos.
Sin lugar a dudas, esta simplificación casi caricaturizada, es similar a pensar que los españoles vamos vestidos de toreros o sevillanas, según los sexos, y que nos pasamos el día tocando la guitarra y cantando alegremente alrededor de un vaso de vino.
Es verdad que los documentales y algunas películas de cine nos han acercado a ese mundo de hielos, pero también es cierto que puede que sean las regiones árticas y sus habitantes uno de los entornos más desconocidos para la mayor parte de los pobladores del mundo occidental. Afortunadamente, en este libro tenemos la oportunidad de conocer y descubrir, de la mano de Francesc Bailón, a los inuit, que es como realmente se denomina este pueblo.
El autor es un experto antropólogo que ha dedicado muchos años de su vida, sino toda ella, al estudio de la cultura de los inuit. Ha viajado en numerosas ocasiones a esas regiones para conocer de primera mano, y no solo por los libros, la forma en que este singular pueblo se ha adaptado a tan extremas condiciones climatológicas, desarrollando una cultura que, aunque en algunas de sus manifestaciones exteriores pueda parecer mantenerse en la Edad de Piedra, tiene toda la riqueza y la complejidad del espíritu del ser humano. Y fruto de todos esos años de intenso trabajo y de muchas vivencias, es este el segundo libro que escribe sobre el tema.
Mientras que el primero fue un acercamiento a la cultura inuit desde un triple punto de vista: personal, histórico y antropológico, en este, el erudito se manifiesta en toda su extensión y nos ofrece un amplio panorama que trasciende sus propias experiencias para sumergirse, y sumergirnos, en el mundo de una civilización que ancla sus raíces en un remoto pasado. Un pueblo que ha sabido adaptarse con éxito a un entorno inmisericorde y que, en la actualidad, se enfrenta a un doble desafío: el cambio climático y un cambio social; este último inducido por la globalización y puede que todavía más acelerado que el anterior.
De la mano de Bailón conoceremos lo que significa el término inuit; iremos descubriendo ese territorio donde parece imposible sobrevivir; nos acercaremos a un idioma diversificado por la extensión territorial y la dificultad para desplazarse. Asimismo, retrocederemos en el tiempo siguiendo las migraciones históricas que han llegado a conformar una gran variedad de grupos étnicos compuestos, en la actualidad, por unos 160.000 individuos que se distribuyen en un territorio de unos 25 millones de kilómetros cuadrados (aproximadamente cincuenta veces la superficie de España).
Lentamente, a lo largo de las páginas, el autor, con la delicadeza de quien está enamorado de lo que describe y la meticulosidad del especialista, va detallando los 21 grupos inuit que poblaban las tierras árticas cuando, en el siglo XVI, los barcos europeos se toparon con ellos. Paso a paso, el libro nos presenta cada uno de los grupos distribuidos por ese anillo de tierras que rodean al océano Ártico, detallando sus peculiares características (lingüísticas, culturales, económicas y sociales)