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Los Inuit. Francesc BailónЧитать онлайн книгу.

Los Inuit - Francesc Bailón


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como los Kuungmiut, Qikiqtagrungmiut, Napaaqtugmiut, Kivaliñigmiut y de forma ocasional los Pitagmiut, construían esporádicamente casas de nieve en el mar helado a finales de primavera. Asimismo construyeron el kashim para sus ceremonias y reuniones sociales.

      En verano se instalaban en tiendas que podían tener forma de cúpula o cónica, similares a las que usaban los indígenas norteamericanos. Por norma general todos los grupos inuit usaron dos tipos de tiendas, aunque siempre se decantaron por una de ellas: tipi y tupiq (o tupik). Ambas solían estar hechas de piel de caribú, morsa o foca, con soportes de huesos de ballena, cornamentas o madera flotante, reforzados estos con huesos también de morsa y foca, según la disponibilidad de dichos materiales en cada área. Las mujeres eran las responsables de confeccionar el tipi, montarlo y desinstalarlo, como también sucedía en el caso del tupiq. Normalmente comenzaban a construir el tipi con doce palos largos colocados en vertical formando así un cono, atándolos luego juntos para tapar la tienda. Una vez que los postes eran asegurados, las mujeres cubrían la estructura con las pieles disponibles. Estas se mantenían en su lugar por medio de pesadas piedras colocadas en forma circular alrededor de la base. El umbral de un tipi debía estar orientado hacia el Este. En el centro de la tienda se hacía el fuego y el humo se escapaba a través del agujero del techo de la vivienda. El tipi era fácil de construir, manejable cuando la familia se desplazaba e ideal para las expediciones de caza.

      El tupiq tenía unas características similares al tipi en cuanto a la funcionalidad, soportes, refuerzos y materiales usados se refiere. La gran diferencia residía en su estructura, ya que tenía una entrada rectangular y acababa en forma de ábside. La disposición interior tanto del tipi como del tupiq eran similares. Había un espacio para el dormitorio y otra área para el almacén, donde se colocaban la ropa, las herramientas y otros enseres. En ambos casos se encendía una pequeña fogata en la entrada de la tienda para evitar a los mosquitos.

      Por otra parte, los Iñupiat de Kotzebue Sound tenían una gran variedad de herramientas, utensilios y armas de caza hechas de piedra, madera, hueso y marfil. Usaban también el taladro de arco, arpones, lanzas, flotadores de vejiga de foca, arcos y flechas, etcétera. Como medio de transporte tenían el umiak, el kayak y el trineo de perros. En algunas zonas como la región del río Kobuk usaban las raquetas de nieve. Las pieles de caribú eran utilizadas sobre todo en la vestimenta de invierno, mientras que la de piel de foca se usó más comúnmente en verano. Debido a las necesidades estacionales, a los animales disponibles en cada momento y a las diferencias regionales, este grupo se caracterizó por tener una amplia gama de prendas de vestir y con una diversidad considerable. Por ejemplo, los Nuataagmiut contaban con hasta quince tipos distintos de botas, cada una con su nombre que las caracterizaba, diferenciaba y definía.

      Como el resto de grupos Iñupiat, realizaban el ritual epónimo y creían en la reencarnación espiritual manifestada en animales y hombres. El respeto por las presas capturadas era fundamental para asegurarse una caza futura. Además, las mujeres, al igual que los hombres, debían complacer a los animales, tanto en la preparación de la caza como de las pieles, y de esta manera compartían una base cosmológica de subsistencia. Cuando los cazadores capturaban una ballena beluga ninguna mujer podía tocarla hasta que el marido le diera permiso.18

      Igualmente cabe destacar la figura del líder espiritual Iñupiaq Maniilaq o Maniilauraq (¿1800?-¿1890?), pues se hace a menudo referencia a él como el «esquimal profeta». Nació en el área del río Kobuk, a principios del siglo XIX. Es conocido a través de la historia oral de los Iñupiat y es recordado como un gran viajero y maestro que predecía el futuro. Muchas de sus enseñanzas eran similares al Cristianismo y esto fue fundamental para la conversión de los Iñupiat a esta religión.

      Los adornos corporales también fueron importantes entre algunos grupos inuit, sobre todo los que vivían en Alaska. Por ejemplo, los hombres Iñupiat de Kotzebue Sound solían llevar una especie de piercings alrededor de los labios como hacían también los Tareumiut. Entre los Cup’it de la isla Nunivak, tanto hombres como mujeres, utilizaban este tipo de adornos, mientras los Alutiit hacían lo propio colocándolos básicamente en la nariz y la barbilla. También las mujeres inuit, en líneas generales, acostumbraban a llevar pendientes y collares, al igual que era una costumbre extendida el uso de amuletos sagrados. Los materiales usados para estos adornos podían ser, en la mayoría de los casos, huesos de animales y abalorios.

      Existía una cierta unidad entre todos los Iñupiat de la región, lo que fortalecía al grupo a través de la cooperación y la solidaridad, en cuanto a la economía de subsistencia (épocas de hambruna y penuria) y conflictos bélicos se refiere. Pero igualmente esta cohesión existía en el ámbito social y cultural, participando en ceremonias y festividades rituales como sucedía en la feria de verano de Sisualik (Seshalik, Sheshalik o Shesshlik), en la que durante dos semanas se reunían unos dos mil individuos (la mayor reunión de un grupo inuit) para comerciar, realizar competiciones atléticas y para celebrar y festejar juntos dicho evento. Cuando terminaba este encuentro cada grupo regresaba a su territorio. De esta forma se daba por finalizado el período de tregua impuesto para reunirse en esta feria comercial. A partir de ese momento, los conflictos bélicos podían producirse de nuevo entre los grupos tribales. Estas reglas se aplicaban incluso con los indígenas norteamericanos del interior, como es el caso de los Koyukon, contra quienes luchaban y también comerciaban.

      En 1816 Otto von Kotzebue (1787-1846), un almirante alemán navegando para la Armada Imperial rusa, fue el primer europeo que contactó con los Iñupiat de la región de Kotzebue Sound. Entre 1850 y 1897 sobrevino un período nocivo para este grupo como consecuencia directa del contacto con barcos mercantes norteamericanos, sobre todo antes y durante la feria de Sheshalik. El resultado fue una mayor exposición a las enfermedades europeas, así como la adquisición de armas de fuego y alcohol. De hecho, los grupos Siilvingmiut, Akunigmiut y Kuuvaum Kangianigmiut fueron los únicos que continuaron ocupando su territorio tradicional, aunque su población disminuyó como consecuencia de las enfermedades y la migración a otros territorios. La mayoría de los Kangigmiut emigraron durante este período al sur, hacia Norton Sound, mientras el resto de grupos sufrió la Gran Hambruna de 1881-1883, que diezmó la población y muchos de los supervivientes emigraron hacia el Norte. Por ejemplo, los Nuataagmiut abandonaron su territorio en 1886, para marcharse a la costa, debido a la rápida disminución del número de caribúes en la zona.

      Entre 1898 y 1899, se encontró oro en los ríos Kobuk y Noatak y posteriormente en la península de Seward, lo que alteró en gran medida el desarrollo cultural de los Iñupiat de la región, pues se vieron afectados todavía más con la llegada de los misioneros (Society of Friends) en 1897, que los agruparon en pequeños poblados. Algunos de estos se convirtieron en estaciones de suministro para la extracción del oro procedente del interior. Entre 1905 y 1915, se instalaron algunas misiones más y se construyeron escuelas en la región, y la domesticación de los renos suplantó las manadas de caribúes que estaban completamente extinguidas. Durante la Gran Depresión de los años 30, los Iñupiat fueron poco a poco dejando un estilo de vida seminómada para volverse sedentarios y vivir plenamente en las aldeas donde estaban instaladas las misiones y las escuelas. Los motivos fueron la disminución de los rebaños de renos, que ya no implicaban estar largos períodos alejados de las poblaciones, y el cese de la caza como práctica tradicional.

      En esa misma década, las misiones cristianas se habían asentado definitivamente en la zona, y en 1934 Percy Ipalook (1906-1990) se convirtió en el primer Iñupiaq en ser ordenado misionero presbiteriano. Tiempo después, el reverendo Roy A. Ahmaogak (1895-1968), quien había sido ordenado sacerdote en 1946, tradujo a mediados de los años 60 (había empezado la labor en 1947) el Nuevo Testamento al idioma Inupiaq-Inupiatun.

      En los años 40, los caribúes volvieron a la zona y crecieron en número durante los años 50. Los alces americanos se trasladaron a la región y también aumentaron el número de ejemplares. Esto permitió, junto al mantenimiento de la pesca y de la caza de mamíferos marinos, que los Iñupiat pudieran aprovechar todos estos recursos para su alimentación y sus vestimentas.

      Igualmente, durante los años 40 la población nativa aumentó rápidamente, a pesar de tener una tasa de mortalidad muy elevada. En la siguiente década, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos consiguió hacer frente a las enfermedades


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