Aproximaciones a la filosofÃa polÃtica de la ciencia. ОтÑутÑтвуетЧитать онлайн книгу.
a su riqueza. Ambos atribuían a la ciencia un papel integral en esta transformación, y pensaban que la transformación espiritual en el sentido de un modelo científico de la mente de la gente era una parte necesaria de esto. Ambos pensaban que el budismo, en tanto religión no deísta, ofrecía el modelo de una religiosidad apropiada y ambos tenían una concepción de la ciencia que minimizaba y sospechaba de lo teórico y del realismo. Cada uno se resistió a las innovaciones teóricas de su tiempo: Mach al átomo, Pearson al gen. Cada uno fue atraído por la idea de la eficiencia como concepto organizador en la ciencia con implicaciones en la política. Ambos tuvieron lo que podría ser llamado un punto de vista extensivo de la ciencia, considerando que la ciencia ha de ser la fuente de la conducción social, de ser aplicable mucho más allá de los límites de la ciencia actual, y de ser esencial para la cosmovisión del futuro (Weltanschauung). Difirieron en los detalles de su amplitud, y Pearson tuvo un punto de vista mucho más plenamente desarrollado de su significado político.
La significación decisiva y el pensamiento de Pearson vienen a ser el centro de atención cuando se le entiende a él en el contexto de su tiempo y a su posición como figura transicional entre dos cuerpos de pensamiento separados ampliamente en el tiempo, a saber, la de Comte y los teóricos comunistas británicos de la ciencia de la década de 1930, tales como L. T. Hogben, quien recordó que su generación había "sido amamantada por la gramática de la ciencia". 5 Pearson se libera de la abierta hostilidad comtiana contra la expresión pública de las opiniones, pero no del modelo de religión. En algún momento escribe que en ciencia no hay un Papa,6 y señala que la duda es parte íntegra de la ciencia y de su misterio. Para él esto significa que una jerarquía científica que persigue a la herejía científica sería fatal para el progreso. Pero decir que la ciencia no tiene un sumo pontífice no es, por supuesto, decir que no tenga un significado religioso o cuasi-religioso; de hecho sugiere lo contrario. Pearson estaba muy interesado en la pregunta comtiana acerca de qué debería tomar el lugar de la religión tradicional en la época de la ciencia. Estaba fascinado –como Saint-Simon lo había estado– con la idea de la sociedad medieval y la idea de la cultura unificada, ideas que, por supuesto, requerían una nueva religión. Como la religión de la humanidad de Comte y Mill, él predijo la deificación del hombre.7 Era básicamente un socialista fabiano. Estuvo contra los "derechos", contra el individualismo, a favor de la solidaridad y, en principio, del Estado. Fue adverso respecto a la práctica estatal contemporánea: su modo de expresar esa hostilidad al liberalismo fue denunciar a los oficiales y burócratas electos, por su incompetencia sistemática y trabajar para reformar la educación en ciencia. Su estatismo subyascente verdaderamente superó su expresión de hostilidad hacia el Estado, y, a pesar de su hostilidad hacia la fuerza bruta, hizo una excepción en el caso de los agresores del Estado, quienes –según dijo– deberían ser colgados juntos.
Pearson resolvió estos impulsos aparentemente en conflicto bajo la etiqueta de "pensamiento libre". Esperaba el establecimiento de los "poetas, filósofos, y científicos… como 'sumos sacerdotes''' 8 y el ascenso de la "razón, la duda y 'el entusiasmo por el estudio' por encima del 'espumarajo' y 'pasión' del 'mercado'". 9 ¿Cómo habría de conseguirse esto? A través de "la guía de las masas por sus ilustrados simpatizantes", por cerebros y cantidades, como un seguidor contemporáneo de Comte lo dijo. 10 La ciencia, para decirlo brevemente, permite que la política liberal, con sus espumarajos y pasiones, sea reemplazada por el liderazgo de los científicamente elevados. Esto presuponía una concepción particular de la naturaleza de la política, debida a Saint-Simon, según la cual los cuestionamientos reales de la política eran los administrativos, lo que para Pearson significaba que podían ser manejados al margen de emociones y prejuicios.
Una de las funciones de la estadística era eliminar la subjetividad y producir consenso. El alcance de la aplicabilidad del método científico, como él lo construyó, no sólo era extensivo sino casi universal, y especialmente aplicable a los asuntos políticos. El objetivo de la educación política era crear ciudadanos capaces de pensar de esa forma. Y pensando así harían posible la política sin coerción basada en el consenso.
Esto produce un modelo de relaciones entre el Estado y la ciencia de complejidad considerable, con algunas brechas intrigantes. La ciencia misma, como actividad, se justificaba por el hecho de que "su existencia tiende a promover el bienestar de la sociedad humana", lo que quería decir que produce estabilidad y eficiencia social, el análogo del comtiano orden y progreso. Incluso la ciencia pura podía ser justificada de esta manera, porque los antecedentes muestran que es difícil predecir si un esfuerzo en ciencia pura producirá o no, a largo plazo, los resultados prácticos que justificarían la inversión estatal en ella. Pero el papel primordial de la ciencia es producir consenso no forzado, al menos al interior de la ciencia misma.
El consenso producido por la ciencia, por supuesto, debe ser aceptado por los ciudadanos, y aquí es donde la educación y la divulgación entran en juego, Pearson pone en estos asuntos mucho interés. Argumentó que había una oportunidad de mejorar el entrenamiento artesanal incluyendo los principios científicos subyascentes a la artesanía como parte de la experiencia educacional. De manera más general estuvo interesado en la forma correcta de instigar el modo de pensar científico y desprejuiciado. Pensó que el mero análisis de trabajos científicos no conducía a tal resultado, el estudio científicamente detallado de una pequeña área científica sí lo haría. 11 Creía que uno podía esperar un alto grado de comunicación entre esta experiencia de estudio y la función del ciudadano. Sin embargo no era un igualitario respecto a la jerarquía del talento científico, el papel de los ciudadanos semieducados sería de respeto hacia los "sacerdotes" de la ciencia, cuyos juicios consensuales sobre varios campos en los que ellos (los semieducados) no tenían conocimiento directo, serían aceptados tarde o temprano por los ciudadanos. Más aún, había un problema de anomalía epistémica que requería de fuertes medidas:
La facultad perceptiva anormal [es decir, del tipo que falla en llegar a la conclusión consensual que se supone ser más o menos producida automáticamente por personas con habilidades perceptuales normalmente desarrolladas], tanto la del lunático como la del místico, deben ser siempre un peligro para la sociedad humana, dado que socava la eficiencia de la razón como guía de la conducta.12
La falta de conformidad respecto al canon de la inferencia legítima, dice Pearson, es "anti-social" tanto si implica creer "en una esfera en la que no podamos razonar", como en creer sobre la base de evidencia insuficiente; por ejemplo, que un taxi estará disponible a las 8, cuando otros dependen de que nosotros tomemos el tren media hora después. Éstos son tratados como asuntos "éticos", pero la base de la ética es al final la utilidad social. 13 Sin embargo, Pearson nunca saca a relucir la mano ejecutora, sino que es enfático sobre el uso de los medios "educativos" para vencer la superstición y otras desviaciones de la fe.
La epistemología de Pearson también es relevante aquí. Para él, los hechos de la ciencia son sucesiones perceptuales, correlaciones, no los objetos de la teoría, como lo son los genes y los átomos. Así que la idea de llegar a un consenso no forzado sobre esto es plausible. Lo que resulta menos plausible es la idea de que los temas políticos puedan ser resueltos como asuntos de sucesión perceptual. Los ejemplos de Pearson acerca de cómo los temas políticos pueden ser transformados en preguntas sobre correlaciones, incluida la reforma a la ley de pobres, acerca de lo cual "el ciego instinto social y el prejuicio individual forman factores extremadamente fuertes de nuestro juicio". 14