Aproximaciones a la filosofÃa polÃtica de la ciencia. ОтÑутÑтвуетЧитать онлайн книгу.
el surgimiento del eclecticismo, el relativismo,5 la polisemia y la virtualización. Por ello no es difícil comprender su beneplácito respecto al agotamiento explicativo de las teorías tradicionales y sus alegorías al supuesto agotamiento de la historia; por cierto, relativizado por los diagnósticos posteriores de los globalestudiosos y analistas de la sociedad Red. 6
La recepción del relativismo epistémico en las ciencias ha provocado intensos debates entre científicos y epistemólogos. Dado que el punto de apoyo epistemológico del posmodernismo ha sido el relativismo, ciertos científicos modernistas se han lanzado contra él; por ejemplo, para los físicos teóricos Sokal y Bricmont (s&b), "el peligro mayor del posmodernismo radica en el relativismo epistémico […], específicamente, de la idea –mucho más extendida […] de que la ciencia moderna no es más que un mito, una narración o un constructo social entre muchos otros". 7
Algunos sociólogos de ciencias como Barry Barnes asocian relativismo y constructivismo social, tal y como se aprecia en la cita anterior de S&B; por nuestra parte, no negamos la relación cercana que existe entre ambos pero, analíticamente pueden abordarse separadamente; sobre todo si tomamos en consideración que el constructivismo se toma, por algunos autores como Karin Knorr-Cetina, como construccionismo. 8 El primero tiene múltiples interpretaciones epistemológicas, que van desde el idealismo (cuando se afirma que la realidad es una construcción social) al materialismo (cuando se afirma que en la elaboración de la realidad participa la sociedad); en cambio el segundo ha sido empleado para describir las prácticas científicas de laboratorio,9 esta es la idea de la frase la ciencia tal y como se hace de Callon y Latour. 10 En este trabajo, nos concentraremos en el relativismo en su acepción epistemológica.
El relativismo epistémico tiene múltiples orígenes y fuentes. Algunos se encuentran en posiciones tan distintas como la tesis de la subdeterminación de Duhem-Quine, en la tesis de la indecidibilidad en el teorema de Gödel, en las nociones de inconmensurabilidad de la teoría de los paradigmas científicos de Thomas Kuhn, 11 de manera más clara, en el anarquismo epistémico de Feyerabend, quien, extendiendo la crítica a la razón al campo de la epistemología, lo convirtió en uno de sus argumentos contra la dictadura de la razón. 12 Las referencias anteriores corresponden a lecturas propedéuticas referentes al relativismo, pero de ninguna manera nos permiten afirmar que estos autores sean posmodernos o los fundadores de tales posiciones, lo que queremos decir es que este relativismo epistémico se puede rastrear desde posiciones que aparentemente pueden ser antagónicas al relativismo epistémico posmoderno, de manera que el resultado de éstas y otras posiciones antiabsolutistas y antiuniversalistas han dado como resultado una noción de objetividad depotenciada en términos argumentativos y localizada socialmente.
Partiendo del relativismo epistémico, la hipótesis que se puede construir sobre el conocimiento de la naturaleza es la siguiente: la certeza cognitiva sobre las características de la naturaleza se opaca y se disuelve en innumerables e inconmensurables concepciones sin la organización teórica del enciclopedismo. Así las cosas, luego entonces, ¿cuál es la veracidad de la pretensión sobre la llamada realidad? Si las respuestas apuntan a la pérdida de veracidad, entonces habría que reconocer que la adopción del relativismo epistémico por numerosos científicos, conlleva directamente a la negación de una relación estrecha entre naturaleza y ciencia y, seguramente, a la negación de una equivalencia entre realidad y conocimiento. El abuso de esta argumentación puede significar que si las concepciones sobre la naturaleza no tienen un punto de vista privilegiado, son inconmensurables y se organizan en paradigmas que corresponden con los círculos de científicos que las comparten; la precipitación de la fuente de certeza de las características de la realidad resulta inminente.
Adoptar el relativismo epistémico hace correr el riesgo de imaginar la disolución de la realidad, de aceptar la inaccesibilidad a la naturaleza, o bien, de reconocer que la objetividad como vínculo y adecuación 13 entre naturaleza y conocimiento puede sólo existir en el rango de objetividad sociorregional. Éste es el embate mayor del posmodernismo epistémico contra el modernismo científico.
También, las verdades del pensamiento social se han visto trastocadas por el relativismo. Así, la idea de fundar una ciencia positiva de la sociedad representada en las ciencias sociales perdió potencia poco tiempo después de su evocación comteana; es posible que una de las grandes víctimas del relativismo haya sido la teoría del socialismo científico, la idea de la ciencia proletaria y de la ineluctabilidad científica de la dictadura del proletariado.
La relativización de las grandes verdades sociales ha sido un proceso consistente, al grado que algunos, como Fukuyama 14 han considerado pertinente pensar en haber alcanzado el fin de la historia; afortunadamente hasta esta idea ha sido relativizada.
En las disciplinas sociales y humanísticas, la práctica antropológica es emblemática en razón de su tarea programática relativizadora y de los temas epistemológicos en los que se involucra. Como relativizadora, la tarea de la antropología ha consistido en poner en situación relativa a las culturas. Primero lo hizo con la propia cultura occidental y después lo ha hecho en los diferentes ámbitos donde ha penetrado; incluido, como veremos adelante, el ámbito de la producción de conocimientos científicos.
Respecto a los temas epistemológicos, el conocimiento antropológico se refiere al estatuto cognitivo de las culturas estudiadas y, recíprocamente, del régimen cognitivo de ella misma. 15 Prácticamente no hay ámbitos de la antropología que no aborden el estatuto cognitivo de las culturas estudiadas, trátese de las etnociencias, de la estructura de los mitos y de las cosmologías de las sociedades, del estudio de todo tipo de representaciones sociales (como las religiosas que estudió Durkheim), etcétera; los reportes etnográficos han dado cuenta del conocimiento de las culturas.
En el tema del posmodernismo, la presencia de esta disciplina también ha sido emblemática y un buen objeto de estudio de la epistemología posmoderna. En efecto, los antropólogos posmodernos como Clifford Geertz, James Clifford y otros de sus colegas, 16 rompen con el vínculo problemático de la objetividad como relación de adecuación entre el objeto de estudio y el sujeto cognoscente para evocar la imposibilidad de alcanzar la observación objetiva de otra cultura; frente a lo cual, sólo les ha restado asumir que el autóctono no es sino la ocasión para ejercitar la literatura antropológica. Estos posmodernistas, han convertido a la antropología en una disciplina retórica, en la que las discusiones sobre la pertinencia cognitiva de las acuñaciones y conceptos se trasladan de la crítica epistemológica a la crítica literaria. Desde una perspectiva epistemológica, el conocimiento del informante y el del antropólogo se relativizan en un espacio social inconmensurable.
Los antropólogos posmodernos han invertido la paradoja de la epistemología moderna de la siguiente manera: relativizando el conocimiento de las culturas mantienen, paradójicamente, un objetivismo respecto a la naturaleza, configurando un relativismo cultural y un absolutismo naturalístico. De este modo, la epistemología política resultante es nuevamente asimétrica.
A diferencia de los posmodernistas, los antropólogos de ciencias y técnicas de diferentes corrientes,17