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Aproximaciones a la filosofía política de la ciencia - Отсутствует


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y comunismo serían aspectos que Bernal desarrollaría de forma paralela, creyendo que la ciencia tomaba su legítimo papel al llegar a ser la consciente fuerza guía de la civilización material, penetrando en todos los ámbitos de la cultura, mas no tratando de organizar a la sociedad.

      Vendrán después una serie de teóricos que criticarán la planificación de la ciencia a partir de la sociedad, de sus necesidades, de su desarrollo paralelo. Pensadores que apoyaron la independencia de la ciencia, su libre desarrollo sometido únicamente a la presión de los mercados y a las inquietudes de sus científicos, la autonomía científica. Polanyi fue uno de los mejores defensores de esta teoría, de gobernar la ciencia indirectamente, facilitando la competencia entre científicos.

      Concluye el trabajo retomando la izquierda de los años sesenta, movimiento que dio menos valor a la racionalidad superior de la ideología revolucionaria del pasado y más valor a los movimientos de protesta popular contra la ciencia y la tecnología, contra los expertos y el sistema capitalista global, a favor del control popular de la ciencia. Ante esta teoría, el autor responde tomando en cuenta las diferentes consideraciones que a lo largo del tiempo se expresaron con respecto a la ciencia y la sociedad, proponiendo la viabilidad de una ciencia extendida a través de una educación científica y una ciencia social que pronostique sus efectos y facilite la impartición de conocimientos.

      Antonio Arellano en el trabajo "Para una nueva epistemología política: entre la naturaleza absolutizada y la política relativizada" trata la problemática generada por la relación entre acción política y conocimiento científico. Se analizan las propuestas de la epistemología posmoderna y el relativismo epistémico, tratando de encontrar una correspondencia entre el proceder político y la actividad científica.

      El trabajo se desarrolla considerando, primero, la noción modernista de la naturaleza y de la política, el papel de las posturas posmodernas,los debates epistemológicos derivados de la guerra de las ciencias, algunos problemas del conocimiento y sus crisis y, al final, se establece una vía que ayude a solucionar la asimetría entre naturaleza absoluta y política relativa con base en un sustento antropológico. Éste, al reconocer los campos de estudio de las disciplinas científicas y sociales y el valor de la presencia del fenómeno humano, se plantea como una propuesta que logre relacionar de forma compleja, eliminando fracturas y relativizaciones exageradas, logrando verdaderos consensos que logren incorporar a las disciplinas en un proceso de objetivación negociada.

      En su contribución "La filosofía política de la ciencia y el principio de precaución" Alfredo Marcos sostiene que la filosofía de la ciencia ha vivido una considerable ampliación en las últimas décadas, hasta convertirse en una disciplina que aborda no sólo los aspectos lógicos, semánticos y epistémicos de la ciencia, sino también los prácticos. Podemos decir que se ha desarrollado una auténtica filosofía práctica de la ciencia, que considera la misma como acción humana y social. Dicha filosofía de la ciencia considera los aspectos éticos, políticos y sociales, poéticos y retóricos de la ciencia. El autor revisa, en primera instancia, las bases filosóficas que han permitido y que legitiman semejante ampliación, en particular las que podemos hallar en las obras de Karl Popper y de Thomas Kuhn.

      Centra su exposición en lo que se podría considerar como los contenidos propios para una filosofía política de la ciencia. Se refiere muy brevemente a la organización "política" de la comunidad científica, a las relaciones de la misma con el resto de los sistemas sociales, a la reflexión sobre las políticas científicas, a la divulgación y enseñanza de la ciencia como condición de posibilidad de la democracia, y al solapamiento entre valores científicos y democráticos. Vemos cómo estas cuestiones pueden ser valoradas desde el punto de vista de la racionalidad, y pueden ser puestas en relación tanto con cuestiones tradicionales de pensamiento político, como con los aspectos más propiamente epistémicos de la ciencia.

      Por último, se enfoca en las nuevas relaciones entre una ciencia que no aspira ya a la certeza y una acción política que aspira todavía a la racionalidad y la justicia. La conexión entre el conocimiento científico y la acción política no puede ser ya de carácter rígido, sino que se requieren principios prudenciales que sirvan de engranaje entre ambas partes, principios como el de precaución y el de responsabilidad. Durante el resto del ensayo trata de presentar estos principios, reflexionar sobre las condiciones que legitiman su aplicación y esclarecer su función mediadora entre ciencia y política.

      Andoni Ibarra titula su contribución "El error baconiano, ¿qué hay de la naturaleza?" Él señala que el proyecto baconiano está caracterizado por la idea de dominación de la naturaleza en busca del progreso humano. Este proyecto debe ser reevaluado después de los descubrimientos encontrados en las prácticas complejas entre ciencia, tecnología, naturaleza y sociedad, pues son estos procesos interdependientes, los primeros posibilitadores de un panorama natural al que la sociedad se somete después de las decisiones prácticas científico-tecnológicas.

      Hoy se observa un tránsito de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento, en donde se encuentra necesaria una modificación en el sistema de valores y una reforma en las relaciones que se dan en el complejo ciencia-tecnología-naturaleza-sociedad, con el fin de no agravar la crisis ecológica que se vive por la intensificación de la capacidad productiva, llevando al extremo el flujo de intercambio material con la naturaleza, originando un sobre esfuerzo ecológico.

      Es por esto que la naturaleza debe reposicionarse con respecto a la idea de "dominación" para posibilitar el progreso humano. Es necesario producir conocimientos que den lugar a un juego compartido entre la actividad propia de la naturaleza y la utilidad humana, generar un conocimiento práctico que conviva con el científico-técnico y asegure cosas buenas y útiles al hombre, en una relación tecnológica cautelosa con la naturaleza.

      Adolfo Olea en su artículo "La vinculación del investigador con las diferentes formas del poder" argumenta que la ciencia y la tecnología tienen una participación dentro de la configuración de la sociedad, por ello deben seratendidas por la filosofía política, para poder entender la función que desempeñan y que tiene consecuencias en el ámbito social.

      Para poder analizar un aspecto de este accionar científico-técnico, se realiza un estudio de las instituciones que fomentan la investigación y aplicación de los conocimientos científicos y los objetivos a los que responden, considerando que, muchas veces, no se tiene el cuidado que se debiera procurar por el bienestar de la sociedad, sino que se responde a intereses particulares de corte capitalista que traicionan la idea de "verdad" implícita en el conocimiento científico.

      Actualmente, la ciencia y la tecnología sirven al cumplimiento de los designios de las diferentes formas de poder. Hacia adentro y hacia afuera del mundo científico, existe un orden jerárquico que obstaculiza el libre desarrollo de éste, sometiéndolo al cumplimiento de los deseos del más poderoso. Se crea un vínculo fuerte entre el campo científico con el poder y se debilita el que se mantiene con lo social.

      Mientras el conocimiento es aprovechado como una forma de poder, se pierde la atención que debiera darse a la búsqueda del bienestar de la humanidad. Por ello es necesario fomentar el pensamiento crítico, independiente del poder, para mantener y formular valores éticos y democráticos de ciudadanos socialmente responsables, sensibles a lo que ocurre a su alrededor y emancipadores de la dominación de los intereses de las grandes potencias, las naciones hegemónicas que oprimen, en mancuerna con las oligarquías locales, a los pueblos del tercer mundo.

      En "Equidad epistémica, racionalidad y diversidad cultural" Ambrosio Velasco Gómez formula una crítica a la concepción moderna de la racionalidad que se origina en la primera mitad del siglo xvii con Descartes y Bacon. Esta concepción se basa en el recurso de un método y un lenguaje que pretenden ser universales y garantizar por sí mismos la objetividad y racionalidad del conocimiento. Esta propuesta de racionalidad metódica elimina como irrelevantes las controversias y disputas propias de la argumentación medieval y renacentista, que tomaban como modelo a la lógica tópica y la retórica de Aristóteles. Los problemas principales de esta concepción no se reducen a cuestiones lingüísticas, metodológicas y epistémicas, como podrían ser la pretensión de universalidad de cierto lenguaje y método, sino también surgen implicaciones


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