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La práctica integral de vida. Ken WilberЧитать онлайн книгу.

La práctica integral de vida - Ken  Wilber


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exclusivamente de la suerte. Yo nunca he hecho nada así y son muchas las cosas que, al respecto, he aprendido de ti.

      —¡El hecho de que me haya pasado la mitad de la vida estudiando no significa que lo sepa todo! Te invito a que me pongas en cuestión y a que me muestres tu desacuerdo. Valoro mucho el pensamiento independiente y las perspectivas singulares y me gustaría saber lo que, en ese sentido, tienes que decirme… ¡especialmente en el caso de que tu opinión difiera de la mía!

       1. Conviértase en ello

      Kathy se convierte en Bill y dice:

      —Soy una persona inteligente y mis comentarios pueden ser muy interesantes.

      Reapropiarse de la sombra

      En algún momento de su pasado, Kathy llegó a la conclusión de que no estaba bien mostrarse inteligente con los hombres. Así fue como acabó enajenándose de su capacidad intelectual. Y, en este caso concreto, había acabado proyectando sobre Bill la cualidad positiva de la inteligencia. La intensa atracción que Kathy sentía por Bill era un “abrazo de su propia sombra”. Y su infatuación no sólo tenía que ver con Bill, sino con su propia inteligencia enajenada. Fue así como, gracias al proceso 3-2-1, Kathy acabó reapro-piándose de su propia inteligencia.

      Esta reintegración le llevó a reevaluar su autoimagen y, para ello, empezó a escribir activamente un diario. Y, en la medida en que asumió estas comprensiones, fue sintiéndose cada vez más arraigada y menos dispuesta a renunciar a su poder y entregarlo los demás. Fue así como, después de distanciarse provisionalmente un tiempo de Bill, decidió continuar con la relación. Pero entonces ya no siguió idealizando su inteligencia como un intento de llenar su propio vacío. Aprendió a respetarse a sí misma y, sobre esta base, pudo darse cuenta del egoísmo y de las debilidades de él y considerarla como a un igual, como un ser humano multidimensional.

      Poco después de su divorcio, Tony empezó a sufrir terribles pesadillas que se repetían varias veces por semana. En ellas aparecía un monstruo grotesco de dientes afilados y piel fría y húmeda que le perseguía por diferentes parajes oníricos. Era un monstruo cruel que le odiaba y quería matarle y, cuando estaba a punto de cogerle, Tony despertaba temblando en medio de la oscuridad, con el cuerpo empapado en sudor.

      Cuando Tony, antiguo meditador, le contó el sueño a su maestro, éste le aconsejó meditar en el miedo asociado al monstruo. Durante los siguientes meses, Tony siguió las instrucciones de su maestro, observando el miedo, sintiéndolo y relajándose en él para poder soltarse y “liberarse”. La idea era que, en el momento en que permitiera que su mente se relajase y se permitiese simplemente “ser”, la energía atrapada en sus emociones reprimidas podría liberarse y encauzarse más adecuadamente.

      No obstante, después de cuatro meses de diligente práctica, las pesadillas seguían ahí de un modo, en ocasiones, todavía más intenso y Tony seguía aterrado por un monstruo que, en su opinión, quería matarle.

      Entonces fue cuando decidió emprender, además de su práctica regular, el proceso 3-2-1. Veamos un ejemplo de una de aquellas sesiones.

       3. Enfréntese a ello

      Es como si estuviese dentro de un ordenador. Me siento envuelto por todo tipo de artilugios y luces destellantes. Me encuentro en un entorno extraño, árido y artificial. Me siento como si fuese una presa indefensa de algo que me acecha y me persigue. Miro por encima del hombro y atisbo la sombra de una figura alta y amenazadora. Sé que ese monstruo me odia y quiere matarme. El miedo tensa toda mi musculatura. Trato de escapar, pero mi torpe intento me lleva a tropezar en ese mundo extraño. Y, a pesar de todos mis esfuerzos, el asesino está cada vez más cerca… más cerca… más cerca… tan cerca que casi me atrapa, hasta que, paralizado de miedo, acabo cerrando los ojos.

       2. Hable con ello

      —¿Por qué me persigues?

      —Porque te odio y quiero matarte.

      —¿Y por qué me odias y quieres matarme?

      —Porque estoy muy enfadado contigo.

      —¿Y por qué estás tan enfadado conmigo?

      —¡Porque eres odioso y despreciable, y mereces morir!

      —¿Y cómo experimentas eso?

      —¡Como si estuviese metido en un horno rugiente de furia!

      Tony y el monstruo siguen explorando durante un rato los sentimientos y la experiencia del monstruo.

       1. Conviértase en ello

      Cuando Tony se convierte en el monstruo, dice:

      —¡Estoy muy enojado! ¡Hiervo de furia y de rabia y quisiera matarte!

      Reapropiarse de la sombra

      Gracias a la práctica del proceso 3-2-1, Tony acabó reconociendo que, detrás del miedo, acecha la ira. Después de su divorcio, aquella ira había acabado convirtiéndose en un elemento independiente de la sombra que, en sus pesadillas, asumía la forma de un monstruo airado. Sólo reapropiándose de la ira podría Tony relajar la represión de la sombra y liberar, de ese modo, el poder de un yo más integrado.

      Figura 4.1 Traducción de las emociones e impulsos secundarios e inauténticos a sus formas primordiales y auténticas.

      Entonces se dio cuenta de que llevaba varios años sutilmente deprimido. Y ello se debía a una represión que le impedía acceder a la energía contenida en la emoción reprimida. Entonces empezó a hacer ejercicios más vigorosos en el gimnasio, disfrutando en especial con las clases de kick boxing y emprendió una terapia que le permitió restablecer contacto con la energía de su ser y encauzarla más adecuadamente.

      Pero esto es algo que queda lejos del alcance de la meditación. Porque, por más ejemplar que fuese durante la sentada cotidiana su trabajo de observación del miedo, el miedo era una emoción inauténtica, un síntoma de la ira, la emoción primaria. Poco importa, en tal caso, que (como hacen muchas personas) nos pasemos veinte años observando el miedo porque, de ese modo, jamás conseguiremos liberar la represión primordial (en el ejemplo que nos ocupa, la represión de la ira). Y, si no restablecemos contacto con la emoción verdadera, seguiremos proyectándola y generando a nuestro alrededor todo tipo de monstruos inspiradores de miedo (y, en consecuencia, nuestro miedo no será miedo a los monstruos, sino miedo a nuestra propia ira). Poco importaba, en tal caso, que Tony permaneciese en contacto con el miedo y creyese estar transmutándolo, porque jamás conectó ni, en consecuencia, liberó la represión de la ira, la emoción primordial y auténtica, la verdadera causa de su miedo y de sus pesadillas.

      Al no atenerse a la secuencia real de la disociación (que va desde 1 hasta 2 y luego 3) y no reapropiarse terapéuticamente de los contenidos disociados (que va desde 3 hasta 2 y luego de 2 a 1), la meditación acaba convirtiéndose en una forma de establecer contacto con el Yo infinito que simultáneamente refuerza la falta de autenticidad del yo finito cotidiano que, roto en fragmentos, acaba proyectándose sobre los demás. Y estos fragmentos enajenados y ocultos, inaccesibles incluso al sol de la contemplación, acaban convirtiéndose en un molde sombrío que sabotea inadvertidamente todos nuestros movimientos.

      

Módulo de un minuto El proceso de la sombra 3-2-1

      Uno puede hacer el proceso 3-2-1 cuantas veces quiera. Y son dos, al respecto, los momentos especialmente interesantes, al despertar por la mañana y al acostarnos por la noche, poco antes de dormir. Quien conoce la dinámica del proceso 3-2-1 sólo necesita unos pocos minutos para llevar


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