50 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics). Мигель де Сервантес СааведраЧитать онлайн книгу.
Alfonsina Storni - Alma Desnuda
44. Alfonsina Storni - Esta Tarde
45. Alfonsina Storni - Dos Palabras
46. Alfonsina Storni - Razones Y Paisajes De Amor
47. Alfonsina Storni - La Caricia Perdida
48. Alfonsina Storni - Tu Dulzura
49. Miguel de Cervantes - Ausencia
50. Adelardo López de Ayala - Sin Palabras
José Batres Montúfar - Yo Pienso En Ti
Yo pienso en ti, tú vives en mi mente,
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lóbrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de la luz que el sol envía
a través de una bóveda sombría
al roto mármol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se enajena,
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de su nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
sin agitarme, en ciego frenesí,
sin proferir un sólo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
y pienso en ti!
Guillermo Blest Gana - Si A Veces Silencioso
Si a veces silencioso y pensativo
a tu lado me ves, querida mía,
es porque hallo en tus ojos la armonía
de un lenguaje tan dulce y expresivo.
Y eres tan mía entonces, que me privo
hasta de oír tu voz, porque creería
que rompiendo el silencio desunía
mi ser del tuyo, cuando en tu alma vivo.
¡Y estás tan bella, mi placer es tanto,
es tan completo cuando así te miro,
siento en mi corazón tan dulce en tanto,
que me parece, a veces,, que en ti admiro
una visión celeste, un sueño santo
que va a desvanecerse si respiro!
José Martí - Árbol De Mi Alma (Fragmento)
Como un ave que cruza el aire claro,
siento hacia mi venir tu pensamiento
y acá en mi corazón hacer su nido.
Ábrase el alma en flor; tiemblan sus ramas
como los labios frescos de un mancebo
en su primer abrazo a la hermosura;
cuchichean las hojas; tal parecen
lenguaraces obreras y envidiosas,
a la doncella de casa rica
en preparar el tálamo ocupadas.
Ancho es mi corazón, y es todo tuyo.
Todo lo triste cabe en él, y todo
cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!
De hojas secas, y polvo, derruidas
ramas; lo limpio; bruño con cuidado
cada hoja, y en los tallos; de las flores
los gusanos y el pétalo comido
separo; creo el césped en contorno
y a recibirte, oh pájaro sin mancha,
apresto el corazón enajenado!
Rubén Darío - Mía
Mía: así te llamas.
¿Qué más armonía?
Mía: la luz del día;
Mía: rosas, llamas.
¡Qué aromas derramas
en el alma mía
si sé que me amas,
oh Mía!, ¡oh Mía!
Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.
Yo, triste; tú triste...
¿No has de ser, entonces,
Mía hasta la muerte?
Rubén Darío - A Una Novia
Alma blanca, más blanca que el lirio
frente blanca, más blanca que el cirio
que ilumina el altar del Señor:
ya serás por hermosa encendida,
ya será sonrosada y herida
por el rayo de la luz del amor.
Labios rojos de sangre divina,
labios donde la risa argentina
junta el albo marfil al clavel:
ya veréis cómo el beso os provoca,
cuando Cipris envíe a esa boca
sus abejas sedientas de miel.
Manos blancas, cual rosas benditas
que sabéis deshojar margaritas
junto al fresco rosal del Pensil:
¡ya daréis la canción del amado
cuando hiráis el sonoro teclado
del triunfal clavicordio de Abril!
Ojos bellos de ojeras cercados:
¡ya veréis los palacios dorados
de una vaga, ideal Estambul,
cuando lleven las hadas a Oriente
a la Bella del Bosque Durmiente,
en el carro del Príncipe Azul!
¡Blanca flor! De tu cáliz risueño
la libélula errante del Sueño
alza el vuelo veloz, ¡blanca flor!
Primavera su palio levanta,