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Meditación para gente ocupada. OshoЧитать онлайн книгу.

Meditación para gente ocupada - Osho


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único que tienes que hacer es ser creativo, cariñoso, consciente, meditativo…; si sientes que te nace escribir poesía, escribe para ti, para tu marido, para tus hijos, para tus amigos…, ¡y olvida todo el resto! Canta tu canción, y si nadie te escucha, ¡siéntate y disfrútala tú! Acércate a los árboles, ellos te aplaudirán y te lo agradecerán. O habla con las aves y el resto de los animales, porque te entenderán mucho mejor que los seres humanos a los que se les ha inculcado un siglo tras otro un concepto erróneo de la vida.

      Ser una persona ambiciosa es patológico.

      Te enfrentas a ti mismo porque es lo que te han enseñado a hacer. Es lo que has visto hacer a tus padres, y tú lo has heredado. Lo hacen también tus profesores y tus líderes religiosos. Lo hacen tus líderes políticos; lo hace tanta gente, que has aceptado inevitablemente el hecho de que no vales nada, no tienes un sentido ni un valor intrínsecos; tú no tienes ninguna importancia.

      Todos los padres les dicen a sus hijos: «¡Demuestra que vales!». No es suficiente con existir, simplemente con ser…, hay que hacer algo.

      Mi enfoque es que ser tiene un valor intrínseco. Simplemente el hecho de ser es un regalo de la existencia, no podrías pedir más. El hecho de respirar en esta bella existencia es la prueba de que la existencia te ama, te necesita; de lo contrario, no estarías aquí. ¡Estás! La existencia te ha dado vida. Debía tener una necesidad importante y tú has llenado ese vacío. Sin ti, la creación no sería lo mismo. Y cuando digo esto, no lo digo solo por ti, lo digo también por los árboles, todos los animales y los guijarros de la orilla. Si faltase una sola piedra, la orilla del mar ya no sería la misma. El universo echaría en falta incluso una flor.

      Tienes que aprender que tienes valor tal como eres. No te enseño a ser egoísta, sino lo contrario. Si te sientes valioso como eres, sentirás que los demás también lo son.

      Acepta a las personas como son; deja a un lado todos los «debería» y «habría que» porque son los enemigos. La gente va cargando con muchos «debería»: «¡haz esto, no hagas lo otro!». Estás cargando con una lista tan larga de cosas que deberías y no deberías hacer, que al final te impiden bailar porque la carga es demasiado pesada.

      Te han impuesto muchos ideales y metas –ideales de perfección–, y siempre sientes que no estás a la altura. Son ideales imposibles de alcanzar. No podrás conseguirlo, ni te satisfarán de ningún modo. Siempre te quedarás corto.

      Ser un perfeccionista es estar listo para el diván del psiquiatra; ser un perfeccionista es ser un neurótico. Y a todos nos han dicho que debemos ser perfectos.

      La vida es bella con todas sus imperfecciones. Nada es perfecto. Y puedo afirmar que ni siquiera Dios es perfecto, porque, si lo fuera, habría que darle la razón a Nietzsche cuando dice que Dios ha muerto. ¡La perfección significa muerte! La perfección significa que no hay posibilidades de crecer. Significa que todo ha terminado. La imperfección significa que hay posibilidades de crecer. La imperfección significa la emoción de territorios nuevos, el éxtasis, la aventura. La imperfección quiere decir que estás vivo, que la vida continúa.

      La vida es eterna, por eso digo que es eternamente imperfecta. La imperfección no tiene nada de malo. Acepta tu imperfección y desaparecerá la negatividad hacia ti mismo. Acepta tu estado presente y no lo compares con un futuro perfecto, un ideal futuro. ¡No pienses en términos de lo que deberías ser! Ese es el origen de todas las patologías; deja de hacerlo. Eres lo que eres hoy, y es posible que mañana seas distinto. Pero no podrás predecirlo hoy y tampoco tienes ninguna necesidad de planearlo.

      Vive este día con toda su belleza, su alegría, su dolor, su angustia, su éxtasis. Vívelo con totalidad, con su oscuridad y su luz. Vive el odio y vive el amor. Vive la rabia y vive la compasión. Vive lo que haya en este momento.

      Mi enfoque no es el de la perfección, sino el de la totalidad. Vive el momento que se presenta ahora mismo, y el siguiente surgirá a partir de este momento. Si has vivido el presente con totalidad, el próximo momento tendrá un grado mayor de totalidad, un cima más elevada de totalidad, porque ¿de dónde surge el momento siguiente? Solo surge de este momento. Olvídate del futuro, el presente es suficiente.

      Jesús dice: «No pienses en el mañana, ¡mira los lirios del campo! Observa su belleza. Ni Salomón en todo su fasto iba vestido como uno de ellos». ¿Cuál es el secreto de los hermosos lirios? Es muy sencillo: no piensan en el mañana, no piensan en el futuro. El mañana no existe. Es suficiente con el día de hoy, es suficiente con este momento. Vive así, y entonces desaparecerá tu negatividad hacia ti mismo.

      Recuerda que si te sientes negativo respecto a ti, sentirás lo mismo de los demás. Es una consecuencia inevitable. Esto tiene que estar muy claro. Una persona negativa consigo misma no puede ser positiva con los demás, porque encontrará en los demás los mismos fallos que encuentra dentro de sí, de hecho los magnificará. Y se vengará. Tus padres te han inculcado esa negatividad y tú te vengarás en tus hijos; harás que ellos sean todavía más negativos.

      De ese modo, la negatividad va aumentando con cada generación. Las generaciones son cada vez más patológicas.

      El hecho de que hoy en día la gente sufra tanto psicológicamente no tiene que ver con las personas en sí, sino que demuestra que el pasado ha sido un error. Es una acumulación del pasado. A menos que renunciemos a este pasado patológico y empecemos de nuevo, viviendo en el presente, sin ideas de perfección, ni ideales, ni reglas sobre lo que se debe o no se debe hacer, sin mandamientos, la humanidad estará condenada.

      Todo el mundo siente la negatividad. Unos lo reconocen y otros no. Y cuando sientes negatividad hacia ti mismo, sientes que todo lo demás es negativo. Tu actitud se vuelve negativa, es una actitud de «no». Si llevas a una persona negativa a un rosal, en vez de mirar las rosas, porque no puede, contará las espinas. Es incapaz de ver la belleza. Ignora la flor y se fija en las espinas.

      Si sientes negatividad, toda tu vida se convierte en una noche oscura. Ya no hay amaneceres y mañanas. El sol siempre se pone, pero nunca amanece. Tus noches oscuras ni siquiera tienen estrellas. ¿Cómo puedes hablar de estrellas si ni siquiera tienes una vela?

      Una persona negativa vive en la oscuridad, vive una especie de muerte. Muere lentamente. Para ella la vida consiste en eso. Se envenena de diferentes formas, es autodestructiva. Naturalmente, destruye también a todo el que entra en contacto con ella. Una madre negativa destruye a su hijo. Un marido negativo destruye a su mujer; una mujer negativa destruye a su marido. Unos padres negativos destruyen a sus hijos; un profesor negativo destruye a sus alumnos.

      Necesitamos una nueva humanidad que esté a favor de la vida, que ame la vida, que ame el amor, que ame la existencia tal como es, que no exija la perfección para amarla, que la celebre con todas sus limitaciones. Y te asombrarás, cuando ames tu vida, todas las puertas empezarán a abrirse. Cuando ames, todos los misterios se revelarán, todos los secretos se desvelarán. Si amas tu cuerpo, antes o después descubrirás del alma que reside dentro de él. Si amas los árboles, las montañas y los ríos, antes o después podrás ver las manos invisibles de Dios en todas las cosas. Podrás ver su sello en cada hoja. Para poder verlo necesitas tener ojos, y es algo que solo pueden apreciar los ojos positivos; los ojos negativos no ven nada.

      Acéptate o te convertirás en un hipócrita. ¿Qué es un hipócrita? Es alguien que dice una cosa, cree en algo, aunque hace lo contrario. No te reprimas nada, no hay nada que sea negativo en ti. La existencia es absolutamente positiva. Expresa tu interioridad más recóndita. Canta tu canción sin preocuparte. No esperes que nadie aplauda, no es necesario. La recompensa simplemente debería ser cantar.

      Si de verdad quieres vivir, en tu corazón deberá haber un profundo sí. Solo el sí te permite vivir. Te nutre, te da espacio para moverte. Obsérvalo, basta con repetir la palabra para que algo en tu interior se empiece a abrir. Si dices no, se encoge. Si dices no, y lo repites, te estarás matando. Di sí y sentirás la abundancia. Di sí y estarás listo para amar, para vivir, para ser.

      Para mí todos los seres son espléndidos, únicos. Yo no comparo; no me gusta comparar


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