Cincuenta maneras de mejorar a tu familia. José Javier Ávila MartínezЧитать онлайн книгу.
Fomenta un trato amable y afectuoso con tus amigos, escucha sus opiniones y pregúntales también por sus padres y sus hermanos.
Cuando vayas de compras, utilices un transporte público, etc.; trata con amabilidad a los dependientes y a quienes se ocupen de la atención al público. Además de agradecerles su servicio, les mostrarás la importancia de su trabajo.
DILIGENCIA
«Denotan una gran ciencia
los que actúan con diligencia»
Son continuas y variadas las tareas que debemos desarrollar: profesionales, académicas, domésticas, etc., y su demora, además de ocasionar trastornos a los demás, también nos produce un cierto «deterioro» personal. Como se suele decir en el refranero español: «No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», lo cual lleva implícito vivir la virtud de la diligencia.
Los encargos familiares facilitan, entre otras cosas, que todos los miembros de la familia mejoren en diligencia.
Con las responsabilidades familiares, los hijos aprenden, desde pequeños, a colaborar con obras en la buena marcha del hogar. Tener un encargo concreto a los cuatro o cinco años hace posible que a los quince o dieciséis vean lógico y natural preocuparse del conjunto del hogar y de mantener un clima familiar acogedor.
Los más pequeños comienzan ayudando a realizar algún trabajo del hogar. Más adelante se responsabilizarán de una tarea. Con ellos, es muy importante pedirles ayuda en pequeñas tareas que puedan hacer bien, para que disfruten con la satisfacción de un trabajo bien hecho por ellos mismos.
De este modo, el niño aprenderá con placer y cultivará el afán y voluntad de actuar por sí mismo. Pronto podrán pasar de la ayuda a la colaboración, entendiendo que los trabajos del hogar son de todos, según las posibilidades de cada uno7.
Padres
Al asignar encargos a tus hijos, además de indicarles cómo deben realizarlos, debes hacerles ver que tan importante es que los realicen, como la diligencia en hacerlos.
Transmite un buen ejemplo en el desempeño de tus obligaciones profesionales. De esta forma, tus hijos aprenderán a actuar del mismo modo.
Ante las necesidades de tus vecinos, acude con prontitud para echarles una mano. En muchas ocasiones la urgencia de una actuación indica el interés en ayudar.
Niños
Por la tarde, al llegar a casa tras la jornada escolar, merienda relajadamente con tus hermanos y ponte enseguida a hacer los deberes, de acuerdo al plan que tengas previsto.
Realiza tus encargos en los momentos establecidos para hacerlos. Si te demoras en cumplirlos, otros tendrán que hacerlos en tu lugar.
En el Colegio, ayuda a tus compañeros con diligencia. Ten en cuenta que muchas veces la ayuda que se necesita ha de prestarse en un momento concreto, y si se retrasa pierde eficacia.
Adolescentes
Haz cuanto antes los trabajos que te manden en el Instituto o en el Colegio. Si los dejas para última hora, te agobiarás y posiblemente no conseguirás la nota que hubieras obtenido al hacerlos con más tiempo.
Pon entusiasmo y diligencia en cumplir los objetivos académicos que te hayas marcado. El resultado final dependerá de cómo los vayas realizando.
Actúa con prontitud ante las necesidades de tus amigos. Un buen barómetro de la amistad es la prontitud de tu intervención.
SOLIDARIDAD
«Es de una gran generosidad
actuar con solidaridad»
Se puede decir que la solidaridad está de moda. No hay programa de televisión, debate o tertulia entre amigos en las que no se mencione algún determinado hecho que ponga de manifiesto un acto de solidaridad. De hecho, el número de ONG con fines solidarios ha crecido notablemente en estos últimos años.
Todo esto es una admirable constatación de que las personas son conscientes de las necesidades de otros, y quieren dedicar su tiempo y su dinero a ese fin.
Nuestra sociedad necesita planteamientos donde la solidaridad forme parte de la educación de las nuevas generaciones, rechazando el individualismo que aísla y abandona a su suerte a los más desfavorecidos.
Los supuestos que maneja el comunitarismo, en la medida que pretenden abrir un camino que promueva la buena sociedad, pasan necesariamente por el mejoramiento personal. Ciertamente esta es una consecuencia del entendimiento finalista de la relación interpersonal. No se trata de imponer códigos morales a la gente. Se trata de facilitar al personal los mejores medios para acceder y dispensar las mejores prestaciones sociales: el mejor acogimiento. (…) Naturalmente estamos hablando de virtudes y de formación del carácter: hablamos de civilidad, solidaridad, tolerancia, generosidad, sinceridad y, asimismo, del rechazo de sus opuestos. Este es el dibujo de una apuesta ideológica por un nuevo paradigma cultural que dé contenidos a la vacuidad dominante…8.
Padres
Procura que tus hijos conozcan las necesidades que sufren las personas, tanto las que tienen cerca como las que viven en otros países.
Que tus hijos sean conscientes de que, donde acaba la justicia –dicho de una forma más o menos comprensible– debe brotar la solidaridad.
Transmite a tus hijos la importancia de compartir sus intereses y necesidades con los demás. Si son conscientes de que sus necesidades son pequeñas ante las que sufren otros, entenderán el profundo sentido de la solidaridad.
Niños
Colabora con tu familia en algunas iniciativas solidarias: en el barrio, en la parroquia, en la Asociación de Vecinos, etc.
Participa en campañas solidarias que se promuevan desde tu Colegio, tanto en nuestro propio país, como en favor de países subdesarrollados.
Plantea a tus profesores realizar algunos trabajos, exposiciones, proyecciones, etc., sobre actos solidarios que, además de transmitir a los demás la situación de ciertas personas y colectivos, sirvan para poner en marcha iniciativas de este tipo.
Adolescentes
Mantén un sentimiento de solidaridad ante las necesidades humanas. No puedes quedarte indiferente.
Colabora con alguna ONG, animando a tus amigos a dedicar parte de vuestro tiempo en ayudar en este tipo de actividades.
Que tu solidaridad no se limite al mero sentimiento de hacer algo bueno. Debe apoyarse en la dignidad que toda persona merece por el hecho de ser persona.
ESPERANZA
«Con esperanza todo se alcanza»
La esperanza necesita ser educada. Tiene una doble dimensión: por un lado, la virtud teologal, hábito sobrenatural que Dios infunde y que eleva la esperanza humana, y ayuda a confiar en que alcanzaremos la vida eterna; y por otro lado, la disposición activa que lleva a poner los medios necesarios para alcanzar un determinado fin.
La esperanza es esencial. Los seres humanos no pueden resistir mucho tiempo sin ella. Se puede adquirir de muchas formas. Un médico puede dar ánimos sobre las posibilidades de recuperación, o sobre las posibilidades de que el tratamiento detenga o apacigüe la enfermedad, o sobre las posibilidades de mantener una vida libre de síntomas y sin dolores tanto tiempo como sea posible. Hasta en los raros casos en que las estadísticas no dan prácticamente ninguna esperanza de recuperación, siempre se puede legítimamente esperar algo. Cuando a alguien se le quita la esperanza, suele caer en estados tan profundos de depresión que –sea cual