Derecho internacional: investigación, estudio y enseñanza. Enrique Prieto-RiosЧитать онлайн книгу.
Al respecto, hay sugerencias muy importantes como las de Shakespeare, para quien es un lenguaje que significa civilización y proceso; y si ese es el caso, no es tan neutral. Usted puede participar del gran proyecto de traer justicia al mundo civilizado, y yo creo que en ese punto de unión es donde está la importancia, pues la historia sugiere que ese es el propósito del idioma que estamos utilizando, entendiendo la historia como una narrativa.
Apelando a esa discusión previa sobre rol de la historia, allí es donde miramos si la historia tradicional es la narrativa de un progreso en general. Nosotros podemos traducir las experiencias en un lenguaje o utilizar ese otro idioma para expresar nuestras propias realidades para que sean reconocidos por una corte o quizás que sean reconocidos los aspectos cruciales del derecho.
En este sentido, también pienso que tenemos que regresar mucho. Yo pertenezco a una red de académicos llamada Third World Approaches to International Law (TWAIL). Considero que esta nos permite tener intuición sobre el mundo y su injusticia. Nos permite expresar esas intuiciones en términos del lenguaje del derecho internacional para que se vuelva un mecanismo y poder entender ese pasado imperial, y se ha logrado mucho al respecto durante los últimos veinte años.
Cuando yo empecé a escribir sobre imperialismo, hace unos veinticinco años, eran muy pocas las personas que estaban abordando ese tema, y todo tenía que ver con el gran proyecto de los derechos humanos. Lo que es cierto y es gratificante es que los grandes abogados del derecho internacional tratan de rehusar el argumento básico de TWAIL: que el imperialismo es fundamental para el derecho internacional y que sin él no existiría el derecho internacional.
Del mundo colonial han emergido doctrinas seguidas a lo largo del tiempo. En el siglo XIX se hablaba de civilización; mientras que en el siglo XX se hablaba de desarrollo, pero es interesante ver cómo han sido sus consecuencias. Devolviéndonos un poco, quiero hablar de toda la experiencia de la enseñanza que es donde encaja esta entrevista. Tenemos una serie de conferencias globales donde comenzamos a improvisar de diferentes maneras con la fortuna de que hemos sido apoyados por mentores e instituciones que nos dan la oportunidad para explorar estas ideas y hablar.
He sido afortunado al ser invitado a diversas conferencias, como la que tuvo lugar en Seúl.6 En esa oportunidad, estábamos llegando a un punto en el que nos preguntábamos qué significa el lugar donde está el derecho internacional, y existía una percepción de que había que llegar al punto de expresar nuestras diferencias a través del lenguaje del derecho internacional. Suele ocurrir que los libros de texto son muy tradicionales y que no es fácil verse reflejado a uno mismo. Ante ello, una opción puede ser traer el material asiático e involucrarlo para que sea más fácil verse a uno mismo en los libros; sin embargo, ese material tendría que haber estado desde los principios, pues si no, no funcionaría (esta reflexión también vale para Latinoamérica). No es cuestión de traerlo improvisadamente.
En un proyecto en el que participo en Singapur estuvimos analizando ese punto en términos del derecho internacional. No se trata de ignorarlo como dice Martti, y con ello llego a responder la segunda pregunta. Es mi responsabilidad enseñar a mis estudiantes para que se vuelvan abogados competentes en derecho internacional en el sentido más convencional y tradicional; ese es mi deber principal. Sin embargo, la pregunta es cómo integrar todo lo que hay a mi alrededor en esa formación.
Hace dos semanas estaba hablando con James Thuo Gathii, un colega de Kenia que trabajaba en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ha sido un pionero de los TWAIL del comercio, principalmente para la región africana. No es que sea exótico capacitar a personas que puedan hacer negocios serios en el marco de la OMC, y algo interesante que él dijo cuando hacia campaña para su cargo en la OMC fue “cuando fui y conocí a todos estos altos funcionarios en Ginebra y en Londres, lo que me pareció más interesante fue que todas estas personas son mucho más tradicionalistas en temas de comercio que lo que yo soy”. Pienso que esto puede aplicar para Colombia y América Latina. Es como si ellos supieran que se trata de un sistema complejo que tiene muchas inequidades en su interior, pero no sabían cuál era el lenguaje para expresar eso y para que fuera políticamente honesto.
James se basa en Nairobi y en Sudáfrica, y el debate sobre el desconocimiento de lo que es la descolonización. Todo esto está ocurriendo en África; mientras que en Asia apenas se empieza a debatir este tema. Ciertos países de Asia están hoy en una posición en la que creen que pueden ejercer el poder y por ello vale la pena preguntarse si ellos van a ejercer el poder, ¿por qué no utilizar este sistema que ya está establecido? Ya hay un sistema que está bien construido y que es sólido, y China quiere participar e involucrarse en él. Para eso está firmando muchos tratados de comercio bilaterales, pero tiene que ser muy cautelosa. La preocupación está en poder entrar en ese sistema que ya está construido en Occidente, respondiendo a sus propios intereses. Pero ¿para qué cambiar ese sistema si está funcionando y ya hay un lenguaje común del derecho internacional?
También debo decirles que estuve en Brasil, y en términos pedagógicos, todos estos desarrollos de los que les he hablado están teniendo lugar en el mundo y no solo en el tercer mundo. Aquí, con Martti, con Susan Marks y otros colegas de Toronto hay otro punto que me interesa resaltar acerca que nos limita a TWAIL.
Cuando viajo a Europa, encuentro algo muy interesante: los jóvenes académicos europeos quieren conocer la historia del derecho internacional y la teoría TWAIL que apenas estamos empezando a desarrollar. Pero ¿por qué ocurre esto? El imperialismo nos prevenía, de muchas maneras, a los países en vías de desarrollo de reconocer las realidades de nuestra propia existencia y ese efecto cegador también se extendía a Europa y a Estados Unidos, donde se veía la historia propia sin reconocer ni entender el imperialismo y sin conocer su historia externa.
Durante veinte años, he enseñado en la Universidad de Utah. La gente siempre me pregunta por qué terminé allí, y pese a que siempre encuentro diferentes razones, la verdad es esta: fue la única en tres continentes que me ofreció un trabajo fijo. Cuando llegué allí, fui completamente libre de desarrollar la cátedra que doy.7 Mis estudiantes de ese entonces eran maravillosos, porque tenían experiencia internacional, porque habían estado en misiones desplegadas en el exterior y porque tenía también estudiantes que querían participar en el tema de los derechos humanos a través del desarrollo legislativo en la materia.
Cuando les pregunté a mis estudiantes por Laos, muchos no lo conocían. Después, cuando les pedí que buscaran en Google cuántas veces Estados Unidos de América había utilizado a Laos durante su historia, quedaron horrorizados. Ellos querían hacer un mundo mejor sin entender cuál era la historia de su propio país en el exterior. Laos ni siquiera estaba en guerra contra Estados Unidos; sin embargo, fue utilizado contra el sureste asiático.8 Así, en Estados Unidos encontré una situación extraña; les estaba enseñando sobre su propia historia, sobre su comportamiento externo.
Todo esto está teniendo lugar, y para mí es maravilloso. Por lo que he podido ver, no está pasando solamente en África, en Asia y ahora en Latinoamérica; esta concientización está surgiendo también en Europa y en Estados Unidos. Por eso es maravilloso que tantas iniciativas de este tipo están teniendo lugar en el Reino Unido y en Australia que también tienen su historia. Yo diría que estamos ante un proceso global y pese a que no sé cuál va a ser el resultado final, con esta visita a Latinoamérica ya puedo ver las conexiones que existen entre sus países y entiendo de dónde surge su preocupación.
Laura Betancur-Restrepo y Paola Andrea Acosta: El pensamiento crítico es una perspectiva que se construye con los años; por lo tanto, no es innato a todos los abogados. Como todo en la vida, a lo largo de ese proceso intelectivo que se surte en el interior de cada uno es posible que surjan resistencias, desincentivos y dudas. En ese sentido, ¿cómo se dio para ustedes ese proceso de hacerse pensadores críticos ante el deseo de creer en el derecho? ¿Cómo lidian con esa cuestión en la enseñanza si en muchas oportunidades tienen que desidealizar personas e instituciones? ¿Cómo confrontar el querer enamorarse del derecho internacional y la comprensión del componente