La puta gastronomía. RemartiniЧитать онлайн книгу.
Primera edición, febrero de 2019
Segunda edición, marzo de 2019
Primera reimpresión, abril de 2019
Segunda reimpresión, mayo de 2019
Primera edición digital, mayo de 2020
El Desvelo Ediciones
Paseo de Canalejas, 13-3ºA
39004-Santander
Cantabria
@eldesvelo
© de la obra, David Remartínez Martínez, 2018
© del prólogo, Pedro Vallín Pérez, 2018
© de la ilustración de portada, Daniel Crespo Saavedra, 2019
© del diseño de cubierta e interior, Bleak House, 2019
© de la edición, El Desvelo Ediciones, 2019
ISBN papel: 978-84-949395-7-0
ISBN digital: 978-84-121196-8-8
IBIC: WB
Depósito Legal: SA 8-2019
Impreso en España–Printed in Spain
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Remartini
Índice
Prólogo. El naúfrago de la cuchara de palo
1.Justificación del grosero título de este libro
LA COFRADÍA DE LA MANTEQUILLA NEGRA
3.Por qué no respetamos a los gastrónomos
4.Por qué en España no sabemos hablar de comida
5.Por qué la cocina de las abuelas es un mito
CÓMO MANTENER VIVA UNA ALBAHACA
6.Por qué nos hemos tragado que la cocina es un arte
7.Por qué el Rioja no es el gran vino español
8.Por qué el vino bueno es el vino que te gusta a ti
9.Por qué debes defender la comida industrial
10.Por qué comer bien no depende del precio
11.Por qué la comida es pornografía
12.Por qué la gastronomía eres tú
BIBLIOGRAFÍA BREVEMENTE COMENTADA
Prólogo
EL NÁUFRAGO DE LA CUCHARA DE PALO
Al autor de este libro lo salvó de la depresión una cuchara de palo, lo cual es manifiestamente injusto habida cuenta la cantidad de gente a la que él salvó una vez y cientos, y a los que nos habría gustado pagarle aquel rescate siendo esta vez su flotador. A su manera, David fue durante unos meses Chuck Nolan, solo en una isla, y su balón Wilson, expresión redonda de nuestro afán de amor, fueron un trozo de madera, un fuego y un puchero. En estas páginas devuelve el favor convirtiéndolas en una balsa improvisada con la que todos podamos volver al hogar, aunque Kelly Frears se haya casado con otro. Pero este libro no trata sobre aquellos meses en que David estuvo perdido en una playa emergida en mitad del mar sin apenas moverse, hablar o alimentarse. Este híbrido de diario, ensayo y colección de pequeños prodigios es un tríptico sobre la comida compuesto por imágenes superpuestas, no consecutivas, y aun así inteligibles.
La más obvia, la imagen central de la tablilla, es un fresco herético y devoto a la vez —la fusión imposible de lo pagano y lo fervoroso, ya lo verán, es una singularidad del autor— sobre la epifanía culinaria que ha vivido España en estas décadas aceleradas. Dibuja los perfiles del furor por las cocinas, la propia y las ajenas, y de la tontería rococó que ha generado esta fiebre a su alrededor, plasmada en esos documentales de miriñaque con los que los restaurantes de postín pretenden engalanar sus platos de filosofías y trascendencias de libro de autoayuda. Es una denuncia de la patochada solemne y de la súbita floración de especialistas del disgusto, dispuestos a protestar por un diente de ajo que se hizo demasiado amigo de una llama. Pero a pesar de ello, este libro no es una impugnación, no es la protesta airada de un señor enfadado con el presente ni mucho menos una elegía nostálgica a las cacerolas antiguas. El emperador va desnudo, proclama David, sí, pero el propósito de nuestro notario no es la descalificación de la mentecatería o la exposición de un cuerpo grotesco oculto bajo las sedas, sino, bien al contrario, señalar que detrás de los refajos y jubones habita un torso hermoso. Porque la revolución gastronómica española, la ubicuidad mediática