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además es planetario e incluye los diversos movimientos sociales, es la generación de reflexiones, lenguajes, prácticas económicas, sociales y subjetivas “otras”.
6 Categoría utilizada por Aníbal Quijano que se refiere a las formas y prácticas de po-
der heredadas desde la colonia (raza, trabajo, eurocentrismo, capitalismo) y hoy hacen parte estructural y hegemónica de la globalización del mundo capitalista. Cfr. Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales (Edgardo Lander, comp.), Buenos Aires: clac- so, 2005, 201-246.
7 Santiago Castro-Gómez. “Decolonizar la universidad...”, en op. cit., 13.
para el caso concreto de Latinoamérica cabría preguntar en qué condi- ciones de interlocución y cuáles son los costos que es necesario asumir.
Los factores primarios de producción e intercambio, el dinero, la tec- nología y los bienes rompen las fronteras nacionales, con lo cual los Estados-nación tienen menos fuerza en la regulación de f lujos y autori- dad económica. La decadencia de los Estados-nación, los Estados repu- blicanos, aquellos constituidos con apropiaciones particulares de estas prácticas nacionales e identitarias, y de los imperialismos en sus formas decimonónicas, no implica una decadencia de la soberanía. Esta sobe- ranía “ha adquirido una nueva forma, compuesta por una serie de or- ganismos nacionales y supranacionales unidos por una única lógica de dominio. Esa nueva forma global de soberanía es lo que llamamos impe- rio”8. El imperio hace su emergencia alternativamente con la decadencia de los Estados-nación para regular ciertos intercambios económicos y culturales. A diferencia de la soberanía y el imperialismo moderno que enfocaba su atención en un centro de poder delimitado por las fronteras y desde donde se ejercía el dominio a los territorios extranjeros a través de sistemas de relaciones e intercambios que facilitaban o entorpecían los f lujos de producción y circulación económica y política de acuerdo con los intereses del centro. Hardt y Negri afirman que
[…] el imperio no establece ningún centro de poder y no se sustenta en fronteras o barreras fijas. Es un aparato descen- trado y desterritorializado de dominio que progresivamente incorpora la totalidad del terreno global dentro de fronteras abiertas y en permanente expansión. El imperio maneja iden- tidades híbridas, jerarquías f lexibles e intercambios plurales a través de redes adaptables de mando9.
Estas situaciones, a su vez inauguran diversas discusiones contempo- ráneas en el campo de la constitución de sujetos y las transformacio- nes a las que están avocadas las instituciones educativas, en especial la universidad que se especializa, por los menos en los últimos tiempos, en la formación para los campos laborales, investigativos y sociales requeridos por la sociedad.
8 Michael Hardt y Antonio Negri. Imperio. Buenos Aires: Paidós, 2002, 11.
9 Ibídem, 94.
De aquí que la transformación imperialista y la consolidación del mercado mundial señala una profunda transformación, adaptación y reactualización dentro del modo de producción capitalista. Es decir, surgen nuevas formas de sofisticación del modelo, aparece un “nue- vo”10 capitalismo o por lo menos un nuevo “espíritu” de éste11. El capi- tal se enfrenta a nuevas concepciones del mundo, un mundo uniforme y definido por nuevas relaciones: nuevas formas de diferenciación y homogenización de desterritorialización y reterritorialización. Esto ha sido acompañado por nuevos procesos productivos lo que ha sido caracterizado por Deleuze12 en el texto posdata sobre las sociedades de control, donde el rol y la función de la fábrica y de la producción industrial es desplazado por la empresa como alma y gas de la socie- dad y del mercado, y donde la fuerza laboral y productiva es reem- plazada por actitudes de orden comunicativo, cooperativo y afectivo.
Por esta razón el grupo modernidad/colonialidad —aunque ins- pirado y en discusión con la categoría sistema-mundo capitalista instalada en la discusión contemporánea de las Ciencias Sociales por Wallerstein— prefiere hablar del “sistema-mundo europeo/eu- ro-norteamericano capitalista/patriarcal moderno/colonial”13. Este juego de palabras actúa como pista de reconocimiento de las diversas actualizaciones del capitalismo global contemporáneo en un dispo- sitivo distinto, denominado por algunos como posmoderno, y posi- bilita revitalizar, para el caso de Latinoamérica, las exclusiones, la apropiación del conocimiento foráneo, los imaginarios de sujeto, la institucionalidad neocolonial, las formas de la democracia.
Mignolo en su obra Historias locales / diseños globales esboza la pre- tensión de este grupo de intelectuales latinoamericanos cual es la constitución, creación o invención de
[…] «un paradigma otro» de pensamiento crítico, analíti- co, y utopístico que contribuya a construir espacios de espe- ranzas en un mundo en el que prima la pérdida del sentido
10 Richard Sennett. La cultura del nuevo capitalismo. Barcelona: Anagrama, 2006, 9.
11 Luc Boltanski y Eve Chiapello. El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid: Akal, 2002, 33.
12 Gilles Deleuze. “Post scriptum sobre las sociedades de control”, en Gilles Deleuze.
Conversaciones. Valencia: Pre-textos, 1996, 277.
13 Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel, op. cit., 13.
común, el egotismo ciego, los fundamentalismos religiosos y seculares, el pensamiento crítico que piensa los conceptos y olvida la razón por la cual los conceptos fueron inven- tados [...] y a olvidar la mera cuestión de la generación y reproducción de la vida en el planeta; […]14
es decir, en la posibilidad de ubicar y producir la emergencia de éste. Este paradigma otro es una apuesta tanto teórica como metodológica
y a la vez práctica; es —y así lo asume el presente trabajo—, un enfo- que, una manera de abordar las problemáticas, y una perspectiva desde la cual se observan y analizan los fenómenos —en este caso puntual la educación superior y la universidad en un período crucial—, para las comprensiones contemporáneas de las prácticas educativas y de la constitución de sujetos para un tipo particular de sociedad correspon- diente a la segunda mitad del siglo XX y específicamente la década de los años sesenta, en Colombia. Esta mirada privilegia estudios e inves- tigaciones de orden crítico que han estado instaladas en el marco de la colonialidad del poder y que tienen como correlato la modernidad, es decir, el sistema-mundo capitalista, moderno/colonial en todas sus acepciones, discursos, conceptos, disciplinas y prácticas.
En esta perspectiva modernidad/colonialidad emerge el problema de estudio del presente trabajo centrado en la Universidad como la ins- titución donde se reproduce una particular manera de pensar el saber, su circulación y su apropiación y las prácticas que constituyen subje- tividades, y acciones sobre los proyectos nacionales y la conexión de estos dos factores con los circuitos internacionales de producción del conocimiento. En este sentido, la universidad latinoamericana no sólo “arrastra la herencia colonial de sus paradigmas sino, lo que es peor, contribuye a reforzar la hegemonía cultural, económica y política de Occidente”15. En algunos de los trabajos del grupo modernidad/co- lonialidad se plantea la situación de la universidad en Latinoamérica y su incidencia y relación directa con un proceso de colonialidad del saber. Arista que la presente investigación quiere ubicar como otra
14 Walter Mignolo, Historias locales / Diseños globales. Colonialidad, conocimientos subalter- nos y pensamiento fronterizo. Madrid: Ediciones Akal, 2003, 19.
15 Santiago Castro-Gómez, “Decolonizar la universidad…”, en op. cit., 79.
forma, otra perspectiva de estudiar la educación superior y en espe- cial el caso de la universidad en Colombia; es decir, analógicamente con los desarrollos teóricos del grupo se puede decir que la intención es producir “una perspectiva otra”, para pensar