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Capitalismo gore. Saya ValenciaЧитать онлайн книгу.

Capitalismo gore - Saya Valencia


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      54. Saviano (2008), p. 138.

      55. Tilly (2007), p. 33.

      56. Ibid., p. 35.

      57. Ibid., p. xi.

      58. Nombre de uno de los cárteles más activos de la mafia mexicana.

      59. Especie de sábanas colocadas principalmente en puentes o lugares visibles de mobiliario urbano de distintas ciudades mexicanas, escritas a mano con mensajes que rayan en el desafío extremo y en la ridiculización del gobierno legitimo. Estos mensajes incitan tanto a los soldados de élite como a la población civil a unirse a la empresa, es decir, a engrosar las filas del narcotráfico.

      60. Diario Independiente (24/04/2008).

      61. Diario Milenio (24/01/2009).

      62. Saviano (2008), p. 118.

      2. El capitalismo como construcción cultural

      Soñábamos con utopía y nos despertamos gritando.

      Roberto Bolaño

      Una pregunta fundamental cruza este texto: ¿qué ha pasado con el trabajo? Como hemos revisado en el apartado sobre emprendedores económicos, el concepto de trabajo se ha reconfigurado. Ahora que las prácticas gore trastocan el modelo marxista de producción-consumo, nos encontramos inmersos en un cambio radical respecto a lo que se refiere al trabajo equiparable en alcances con el gran cambio que sucedió con la revolución industrial. La carencia objetiva a la que se refería Marx y en la cual basaba su teoría del Estado, de la lucha de clases y la división del trabajo, ha sido trastocada por las revoluciones tecnológicas y electrónicas que hemos venido viviendo en los últimos veinticinco años, aunque:

      … hemos salido radicalmente del imperio, del reino, de la necesidad y hemos entrado en el reino de la abundancia. Y la paradoja trágica que marca nuestro tiempo es que por primera vez la utopía de la felicidad en el planeta sería posible … pero estamos viviendo una refeudalización del mundo, la captación de las riquezas por esas oligarquías del capitalismo financiero que son infinitamente más poderosas que todos los otros poderes que puedan existir en el planeta.1

      Como afirma Ziegler, esta utopía se ha visto empañada, con miras lejanas a cumplirse dada la radicalización del capitalismo en neofeudalismo y la irrupción de un fenómeno ultraviolento, que se ha venido recrudeciendo en los últimos años, y que aquí denominamos prácticas gore, las cuales instauran el advenimiento del capitalismo gore.

      Este capitalismo lo encontramos ya en todos los países considerados tercermundistas así como en los países de Europa oriental. Sin embargo, no se encuentra muy lejano de alcanzar e instaurarse en los centros neurálgicos del poder conocidos como Primer Mundo. Es importante pensar el capitalismo gore porque, más tarde o más temprano, llegará y afectará a la parte primermundista del planeta; ya que la globalización acorta las distancias en muchos sentidos es innegable que si «estamos dentro de un pueblo global, no puede existir la salvación de una minoría de la humanidad.»2 El capitalismo gore nos dice: nada es intocable, todos los tabúes económicos y de respeto hacia la vida han sido rotos, ya no hay lugar para la restricción ni para la salvación, todos nos veremos afectados.

      Consideramos también que el devenir gore del capitalismo no es una cuestión aislada, sino que abarca al capitalismo entero. Por lo cual es necesario abordarlo desde una visión de conjunto, que englobe a dicho fenómeno y analice el problema desde diversos ángulos.

      En primera instancia es importante poner de relieve que el capitalismo, además de ser un sistema de producción, ha devenido una construcción cultural. Es importante evidenciar este hecho, ya que mediante nuestras reflexiones no nos referiremos únicamente a la economía sino también a sus efectos como construcción cultural biointegrada.

      El capitalismo de consumo no nació automáticamente con las técnicas industriales capaces de producir mercancías estandarizadas en grandes series. Es también una construcción cultural y social que requirió por igual de la educación de los consumidores y del espíritu visionario de los empresarios creativos, la mano visible de los directivos.3

      Si bien es cierto que el devenir del capitalismo es histórico y ha sido teorizado desde distintas perspectivas económicas, sociales y ahora, incluso, virtuales, también lo es que existe una fisura en el seguimiento que se hace de éste en las últimas décadas donde se ha desbordado de los confines teoréticos para convertirse en realidad pura, palpable y extremadamente cercana en el espacio y en el tiempo, por tanto, difícil de teorizar.

      Dada la dificultad que conlleva crear genealogías para un fenómeno y un término que designen la realidad contemporánea, nos vemos en el compromiso de recurrir a una genealogía temporalmente prestada para poner las boyas pertinentes en el océano del discurso sobre el capitalismo gore.

      Así, siguiendo a Beatriz Preciado, pondremos la primera boya en los años conocidos como postfordismo, estos años que siguen a la crisis energética y a la caída de las cadenas de montaje, en los cuales se inicia la búsqueda de «… nuevos sectores portadores de las transformaciones de la economía global. Se hablará así de las industrias bioquímicas, electrónicas, informáticas o de la comunicación como nuevos soportes industriales del capitalismo.»4 A partir de ahí Preciado señala, pertinentemente, la insuficiencia teórico-conceptual-explicativa que existe en estos discursos para explicar la producción del valor y de la vida en la sociedad actual.

      «Es preciso elaborar un nuevo concepto filosófico equivalente en el dominio [gore] al concepto de fuerza de trabajo en el dominio de la economía clásica,»5 En el capitalismo gore, la fuerza de trabajo se sustituye por medio de practicas gore, entendidas como el ejercicio sistemático y repetido de la violencia mas explícita para producir capital.

      Preciado dibuja también «una cronología de las transformaciones de la producción industrial del último siglo desde el punto de vista del que se convertirá progresivamente en el negocio del nuevo milenio: la gestión política del cuerpo, del sexo y de la sexualidad»6 y agregamos: la gestión de la violencia desde los medios autorizados para ello (el Estado) y los desautorizados; es decir, desde los Otros que se hacen con el poder de gestionar, por medio de la aplicación de violencia en los cuerpos de distintos individuos, sin pertenecer al sistema legitimo de gestión de estos medios y acciones generadores de capital.

      Adyacente a estas nuevas búsquedas de transformación de la economía global, inicia el trazado de una fina línea para el florecimiento y establecimiento del capitalismo gore.

      Este proceso se empieza a concebir a través de la confluencia de varios fenómenos, tales como: la subversión de los procesos tradicionales para generar capital, el acrecentamiento del desprecio hacia la condición obrera y hacia la cultura laboral, el rechazo a la política y el crecimiento del número de los desfavorecidos, tanto en los cinturones periféricos de las grandes urbes económicas como en el Tercer Mundo.

      Dichos fenómenos aunados a la creciente socialización por el consumo —como única vía de mantener vínculos sociales— y al hecho de que «las presiones y las actitudes consumistas no se detienen en las fronteras de la pobreza y hoy se extienden por todas las capas sociales, incluidas las que viven de la seguridad social;»7 así como la desculpabilización, la trivialización [y la heroificación] de la delincuencia [tanto] en las zonas sociales de exclusión,8 como a través del bombardeo televisivo, el ocio, la violencia decorativa y el biomercado. Nos conducen a la ejecución


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