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Bahía Kismet. Dawn BrowerЧитать онлайн книгу.

Bahía Kismet - Dawn Brower


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para encontrarse con su mirada. "Hola, de nuevo". ¿Dónde estaba Gabriel? ¿No debería estar arrastrándose junto con su amigo? Escaneó la tienda buscando a Ivy, pero no estaba por ningún lado. ¿A dónde se había ido? Si se daba cuenta de que Gabriel estaba en la ciudad, le daría un ataque de histeria. Todavía lo amaba. Holly no creía ni por un segundo que no lo hacía, pero también había una delgada línea entre el amor y el odio. Gabriel la había lastimado profundamente e Ivy tenía esas cicatrices abiertas.

      "No creo que nos hayamos presentado correctamente". Extendió la mano. "Soy Nicholas Bell".

      "Um. Es un placer conocerte". ¿Por qué tenía su lengua tan atada con este hombre? "¿Pasarás mucho tiempo en la ciudad?".

      "No, si puedo evitarlo", respondió. "Gabe necesitaba pasar un par de días con su familia antes de viajar a un lugar con mucho mejor clima para el resto de las vacaciones".

      "¿Oh?". Debía pensar que era la mujer más densa que hubiera conocido. "Ya veo". Ella hizo un movimiento de cabeza hacia la taza de Santa que tenía en su mano. "¿Estás aquí por un poco de cocoa?".

      Miró la taza como si la encontrara ofensiva. "He tomado varias tazas. Si bebo más, me convertiré en una barra de chocolate".

      Ella apostaba a que él también sabría delicioso. Holly estuvo a punto de lamerse los labios al pensar en morderlo. Bueno, no literalmente, pero definitivamente de forma más íntima. Tenía que despejar esos pensamientos de su cabeza. Él no era para ella. Nicholas odiaba la bahía Kismet y ella nunca dejaría esta ciudad. Era su vida. "Eso está muy mal. Serendipity Lane tiene la mejor cocoa de la ciudad".

      "¿Estás segura de eso?". Sus labios se inclinaron hacia arriba en una sonrisa sensual. “¿Tienes que quedarte aquí o puedes caminar conmigo? ¿Dónde está el dueño?". Echó un vistazo alrededor de la tienda. "Pídeles un descanso o que te dejen salir temprano".

      Ella quería decir que sí, pero no podía dejar sola a Ivy. También le irritaba que él no creyera que ella pudiera ser la dueña de la tienda. Tan solo tenía veintitrés años, pero eso no significaba que no pudiera ser la responsable dueña de un negocio. Probablemente era cuatro o cinco años mayor que ella. Parecía cercano a la edad de Gabriel.

      "Me temo que no". Holly sacudió la cabeza. "Ella es una negrera".

      "Es una lástima, pudimos habernos divertido". Su sonrisa se convirtió en una línea plana. "Si me señalas quién es, podría ser capaz de seducirla para que te deje salir".

      "Eso no es posible", le dijo. "Si lo fuera, ya habría dicho que sí".

      "¿Qué?". Él la miró confundido y luego sacudió la cabeza. "Ya veo. Eres la dueña del lugar”.

      Ella asintió. "Mi hermana y yo". Señaló a través de la habitación. Ivy finalmente había regresado y no parecía muy feliz. "Ivy".

      "Tal vez más tarde". Miró a Ivy y le molestó que parecía haber dirigido su interés hacia ella. ¿Era el hombre tan voluble? Oh bueno, ella no lo necesitaba de todos modos … Lo dejó solo y se dirigió detrás del mostrador. Holly tenía mejores cosas que hacer que soñar despierta con un hombre que no podía tener.

      CAPÍTULO CUATRO

      Nicholas se había equivocado mucho con Holly. Quería pasar un tiempo con ella y decidió esperar hasta que cerraran Serendipity Lane por el día. Sus horas se mostraban en la ventana delantera y no estaría abierta más allá de las cinco en punto. Eso le daba un par de horas para matar y usó ese tiempo sabiamente. Entró en la floristería local y preguntó si conocían a Holly, y por supuesto que sí. Gabriel tenía razón. La ciudad estaba llena de Strange. Como eran la familia de Holly, fue bastante fácil descubrir su flor favorita y pedir un par de docenas de ellas. Luego fue a Grape Flavors por una botella de vino. Su suerte también se mantuvo y pudo comprar un vino de los favoritos de ella. Fue a Witch’s Brew y llegó a un acuerdo con Tristan Scott, quien era dueño de la cafetería, junto con la prima Esmeralda de Holly. Witch’s Brew cerraba una hora antes que Serendipity Lane y pudo pagar por el uso de la cafetería. Nicholas preparó todo para sorprenderla. Todo lo que necesitaba era que alguien hiciera que ella entrara al lugar. Y eso llegó de un recurso sorprendente.

      "Me detendré en Serendipity y le diré que Esmeralda necesita su ayuda aquí". Le guiñó un ojo a Nicholas. "Cuando se trata de las mujeres Strange, necesitas toda la ayuda que puedas conseguir". Esme ya había partido por el día. Ella tenía una cita candente para después.

      "¿Eso te molesta?", preguntó Nicholas.

      "No", dijo mientras sacudía la cabeza. "Solo somos amigos y nada más. Una Strange diferente es dueña de mi corazón. Algún día volverá. Siempre lo hacen".

      Nicholas frunció el ceño. "¿Qué te hace estar tan seguro?".

      “Este pueblo los llama. Lo hacen ser lo que es. No puedo explicarlo exactamente". Hizo una pausa por un momento y luego continuó: "Es casi como magia. Cualquier cosa puede suceder y, a veces, cuando menos lo esperas. No puedo decirte cuántas veces el amor ha golpeado a la gente de aquí. Es casi como si esta ciudad fuera creada para unir a los amantes". Sacudió la cabeza. "Pero tal vez esa es una ilusión de mi parte. Tengo que creer o habré perdido a quien amo para siempre".

      "¿Quién es?". No creía que fuera Holly porque de lo contrario, Tristan nunca lo hubiera ayudado. En las últimas horas, Nicholas había conocido a varios Strange. Ninguna de ellos tampoco podía ser el amor de Tristan. Todos poseían negocios en la ciudad. Tristan hablaba de su amada que había dejado la ciudad y no había vuelto atrás.

      "La hermana gemela de Holly, Sage".

      Algo sobre eso lo molestó. ¿Haría una jugada con Holly si no pudiera tener a Sage? Si eran gemelas … "¿A dónde se fue?".

      "Está en la gran ciudad dirigiendo un negocio de planificación de eventos. Ella se está haciendo un nombre allí. Sage es la única Strange que no deseó dejar huella en la bahía Kismet. Lo único que tiene en común con cualquiera de ellos es el color de su cabello. De lo contrario, no encaja".

      "¿Ella y Holly no se parecen?".

      Tristan negó con la cabeza. "No, no son idénticas".

      Por alguna razón eso alivió a Nicholas. Quería a Holly para él solo y no le gustaba la idea de que ella fuera similar a cualquier otra persona. Ella era …, frunció el ceño cuando sus pensamientos se volvieron posesivos. En ese momento solo le vino a la mente una palabra con respecto a Holly. Mía.

      "Gracias por ayudarme. Lo aprecio."

      "No es nada". Tristan terminó de cerrar el mostrador y poner todo en orden. Le entregó a Nicholas un juego de llaves. "Asegúrate de cerrar cuando hayas terminado. Dale las llaves a Holly y las recogeré en Serendipity Lane. Esmeralda abrirá mañana, así que no las necesito de inmediato".

      Nicholas nunca había conocido a un grupo de personas tan confiadas. Tal vez había algo en la vida de este pequeño pueblo …, Tristan apenas lo conocía y le estaba dando las llaves de su negocio. ¿Por qué haría eso con un virtual desconocido? "Puedes confiar en mi".

      "Lo sé", dijo enigmáticamente. "De lo contrario, te habría echado tan pronto como me pediste ayuda. Como dije …, Kismet es mágico. Lo verás".

      Con esas palabras, Tristán salió de Witch’s Brew y dejó a Nicholas solo para esperar a Holly. Esperaba que a ella le gustara la sorpresa y lo perdonara por su error anterior. Nicholas rara vez actuaba por impulso, pero Holly le hizo querer cosas, desearla …

      CAPÍTULO CINCO

      Tristan había pedido que se detuviera en Witch’s Brew. ¿Para qué la necesitaba Esmeralda? Holly odiaba estar de tan mal humor, pero todo lo que quería era irse a casa y acurrucarse en el sofá. El Cocoa Crawl había sido un gran éxito. Más tarde esa semana descubrirían qué negocio había sido votado por tener la mejor cocoa. Quizás Esmeralda quería reunirse con ella para cenar. Holly no debía haber alejado a Nicholas. Si hubiera sido más amable, tal vez la hubiera invitado a cenar con él. Ella podría no haber abandonado Serendipity Lane cuando él lo pidió, pero tenía toda la tarde libre.

      Holly


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