Un mar de nostalgia. Debbie MacomberЧитать онлайн книгу.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.
www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 2003 Debbie Macomber
© 2019 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Un mar de nostalgia, n.º 290 - mayo 2020
Título original: Navy Blues
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imagen de cubierta utilizada con permiso de Dreamstime.com
I.S.B.N.: 978-84-1348-421-1
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Dedicado a
Mary Magdalena Lanz,
2 de julio de 1909 - 1 de mayo de 1988
Amada tía
Agradecimiento especial a
Rose Marie Harris, esposa del capitán Ralph Harris, marino retirado de la Armada de EE.UU; Debbie Korrell, esposa del oficial Steven Korrell; Jane McMahon, de la Armada Real
Capítulo 1
CAROL Kyle pensó que seducir a su ex marido no iba a resultar nada fácil, pero estaba convencida, decidida. Y nadie mejor que Steve Kyle sabía lo testaruda que ella podía llegar a ser cuando deseaba algo.
Y Carol deseaba un bebé.
Naturalmente, no tenía intención de dejar que él interfiriese en sus planes. Cuanto menos supiera Steve, menos sufriría. Su matrimonio había durado cinco años buenos y seis meses malos. Según la manera de pensar de Carol, que en ese momento era un poco retorcida, Steve le debía al menos un embarazo.
Cumplir los treinta la había hecho darse cuenta de que las medidas drásticas eran necesarias. Tenía las hormonas revolucionadas, pidiéndole una oportunidad a la maternidad. Su reloj biológico seguía corriendo y Carol juraría que podía oírlo. Allá donde miraba, siempre veía a una mujer embarazada, que le servía para darse cuenta de que el tiempo se acababa. Si leía una revista, siempre había un artículo sobre algún aspecto de la paternidad. Incluso sus personajes favoritos de las series de la televisión estaban embarazados. Cuando se encontró a sí misma deambulando por la sección de niños de su tienda favorita, Carol se dio cuenta de que tenía que tomar medidas drásticas.
Hacer el contacto inicial con Steve no había resultado fácil, pero sabía que el primer movimiento tenía que salir de ella. Ponerse en contacto con su ex marido después de más de un año de silencio le había supuesto dos semanas de preparación. Pero había conseguido tragarse el orgullo y hacerlo. Al oír a una mujer contestar al teléfono, Carol había visto cómo sus planes se iban por la borda, hasta darse cuenta de que la mujer era Lindy, la hermana de Steve.
Su antigua cuñada parecía contenta de saber de ella, y le había dicho algo que hizo que Carol recuperara la esperanza: Lindy decía que Steve la echaba terriblemente de menos. Esperaba que eso fuera cierto. De ser así, significaría que no salía con nadie. Habría complicaciones si Steve estaba implicado con alguna otra mujer. Por otra parte, también podría haber problemas si no salía con nadie.
Carol sólo lo necesitaba para una noche tempestuosa y luego, si todo salía según sus planes, Steve Kyle desaparecería de su vida una vez más. Si no se quedaba embarazada… bueno, ya se enfrentaría a ese problema cuando llegara.
Carol le había dejado un mensaje a Steve una semana antes y él no le había devuelto la llamada. No estaba muy preocupada. Conocía