La cábala. Mario SabanЧитать онлайн книгу.
aplicada a la psicología, en realidad el Self no es «arquetipable». Si el Self es arquetipable, entonces no hace referencia a la realidad objetiva del Ein Sof, sino a una dimensión en particular. Como para Jung el Self es arquetipable, entonces no estamos trabajando dentro del marco de la realidad objetiva fundamental del Ein Sof, sino dentro de la dimensión de Keter (la más alta de las dimensiones del Árbol de la Vida).
Cuando hacemos referencia entonces a la realidad objetiva y eterna del Ein Sof, no podemos pensar en ningún grado de simbolización arquetípica posible. El Ein Sof es, en realidad, la raíz única no-simbolizable de todas las realidades simbolizables.
3. Lo junguiano y su relación con el misticismo judío
«Habría que hacer una zambullida profunda en la historia de la mente judía, esto nos llevaría más allá de la ortodoxia judía en los funcionamientos subterráneos del Jasidismo, y luego en las complejidades de la cábala que aún permanece sin explorar psicológicamente».
JUNG
¿Por qué motivo lo junguiano se aproxima tanto al estilo de la aplicación del misticismo judío a la Psicología? Porque Jung ha reconocido (a diferencia de otras escuelas) la pluralidad de dimensiones del ser humano. Y mientras no aceptemos esta pluralidad, todo análisis será válido exclusivamente en un marco conceptual cerrado dentro de una dimensión. Ahora bien, la tendencia a validar dentro de un sistema cerrado hace que se creen inevitablemente dogmatismos antagónicos. Como dice Robin Robertson en su obra:23
«Después de ser excomulgado de la pequeña comunidad psicoanalítica, Jung intentó comprender por qué él y Freud habían discrepado tanto. ¿Cómo podía ser que tanto Freud como Adler insistieran sobre una única fuerza motivadora? Jung, al contrario, creía que tenemos múltiples instintos que nos van impulsando por la vida. La sexualidad y el deseo de poder son impulsos innatos, pero ninguno de ellos necesariamente excluye a los otros. Ni tampoco se trataba únicamente de impulsos. Siempre creyó que existía una llamada del espíritu que determinaba el curso de nuestra vida, y no pensaba que el espíritu fuera necesariamente más débil que los impulsos instintivos. Si lo fuera, nunca hubiéramos construido ninguna catedral».
La mística judía aplicada a la Psicología entiende, siguiendo la posición junguiana, que existen muchas dimensiones en el ser humano, porque en realidad dentro del Cosmos participan diversas fuerzas objetivas que se interrelacionan y nuestro ser subjetivo y finito es un pequeño Cosmos. Posicionarse exclusivamente desde una idea/dogma es validar una serie de verdades dentro de un sistema específico. Por lo tanto, si la mente del sujeto adquiere mayor flexibilidad, no puede situar en un punto único (dogma) el fundamento de toda la realidad. Y no podemos decir que el Ein Sof es un dogma, porque el Ein Sof es la raíz de todas las diferentes energías que operan dentro de la realidad, y todas se encuentran en potencia dentro de Él.
Cuando cualquier posición subjetiva finita quiere reducir la realidad manifestada de acuerdo a un impulso único, entonces otorga validez a sus verdades dentro de su sistema cerrado; lo que lamentablemente sucede entonces es que, cuando se quiere percibir la totalidad de las manifestaciones en un solo nivel superior, todo se vuelve incomprensible. Además, debemos agregar el gran problema del lenguaje, que en cierto modo complica la situación, ya que operamos dentro de las fuertes restricciones de cada concepto; y como todos operamos con sentidos subjetivos diferentes, dentro de cada concepto pueden surgir contradicciones que no se corresponden necesariamente con los diferentes niveles operativos, sino con los diversos grados interpretativos que el sujeto introduce en cada concepto.
4. La tendencia al dogmatismo
«Las respuestas ocultan la esencia de las cosas».
NAJMÁN DE BRATSLAV
Es preferible declarar nuestra ignorancia de las interconexiones reales de las diferentes energías, que explicar la totalidad a través de una variable exclusiva, como si dicha variable fuera el fundamento total y único de todo el sistema. El problema es que todo sujeto empatiza automáticamente con su situación espacio-temporal; y esto provoca que sin una intención deliberada toda situación fija subjetiva se convierte en un dogma.
Hemos pasado del dogmatismo pagano al dogmatismo monoteísta, y del dogmatismo medieval al dogmatismo ilustrado, y del dogmatismo teológico al dogmatismo psicológico. En realidad, vamos cambiando los nombres, pero en el fondo se mantiene la misma actitud dogmática, porque toda concepción dogmática aparece cuando la psique del sujeto se sitúa fijamente en un punto determinado de la realidad espacio-temporal.
¿En qué cambia un psicólogo encerrado en su escuela de pensamiento de un religioso ortodoxo encerrado dentro de su sistema? Los dos parecen que piensan (y en verdad piensan, y mucho), pero el problema es que otorgan validez a sus ideas dentro de un sistema cerrado autorreferencial. El misticismo judío aplicado a la Psicología debe destruir todo dogmatismo,24 porque el dogmatismo es la visión cerrada, consecuencia inevitable de posicionarse de modo estático desde algunas de las dimensiones como si fuera la dimensión elegida el único fundamento de toda la realidad.25
La diferencia objetiva de estos diez dominios explicativos diferentes (Sefirot) es la que produjo la primera fragmentación dentro de la realidad antes de la aparición de las fragmentaciones subjetivas de la psique.
Esta fragmentación se produjo según los grandes cabalistas dentro del propio Ein Sof, creando el Universo de Atzilut (la Emanación). En la información interior del Ein Sof existía en potencia la posterior realización material de las diez manifestaciones. En realidad, las diez dimensiones no se manifiestan en Atzilut, sino en el Universo de Briá porque, para que puedan ser manifestadas, se necesita de las variables del tiempo y el espacio, es decir, se necesita de la aparición del vacío. El vacío es la causa de la aparición del tiempo y el espacio; o dicho de modo inverso, al reducir de modo finito los niveles de energía aparecen el tiempo y el espacio. En realidad, para crear el vacío, el espacio aparece primero, ya que el vacío es «espacio vacío»; y de acuerdo con la velocidad del movimiento dentro de dicho vacío se crea la variable del tiempo. Por ese motivo, la relación primigenia es Keter-Maljut, porque es la relación que causa la aparición del espacio, y tras la tensión entre Jojmá-Biná, se produce el nacimiento del factor tiempo. Y como las velocidades dentro del espacio vacío son diferentes, entonces se crean las diferentes realidades objetivas dimensionales que denominamos como Sefirot. En realidad, existen millones de grados dentro de estas realidades objetivas de acuerdo con las diferentes relaciones existentes dentro del vacío del espacio-tiempo.
Si el Daat (el Conocimiento) es la interconexión de las dimensiones, debemos entonces percibir la realidad tomando en consideración tres puntos fundamentales:
1 Existen diez realidades objetivas diferentes producto de la primera gran fragmentación de la manifestación del Ein Sof dentro del vacío. Esto produjo la aparición de verdades válidas en cada nivel e inválidas si son aplicadas en niveles diferentes.
2 Existe una psique subjetiva, que siempre opera (por su propia tendencia de acuerdo con la raíz de su alma) desde una Sefirá en particular, lo que hace que tengamos dos variables que distorsionan la comprensión de la realidad en el campo de la fragmentación: por una parte, la división objetiva del primer punto y, por la otra, la fragmentación subjetiva del fragmento finito de nuestra posición.
3 Y existe un estado objetivo real de unidad detrás de toda la realidad fragmentaria (Alef) que es lo que realmente se oculta, y que puede ser extraído a pesar del problema que provocan las dos fragmentaciones anteriores.
Si toda fragmentación subjetiva eleva exponencialmente el estado paradojal de nuestra existencia, entonces la coordinación de los argumentos en el marco de una dimensión en particular puede lograr como resultado conclusiones válidas en dicho nivel. Y si somos conscientes de estas «vestimentas» que ocultan la verdadera realidad del Ein Sof, entonces podemos comprender mejor nuestra situación. Nuestra situación subjetiva finita provoca una aguda distorsión de la realidad objetiva.
Si en una segunda etapa conciliamos