Nick Cave: Letras. Nick CaveЧитать онлайн книгу.
of Jerusalem; who said Rase it, rase it, even to
The foundation thereof.
Daughter of Babylon, who art to be destroyed;
Happy shall he be, that rewardeth thee as
thou hast Served us.
Happy shall he be, that taketh and dasheth
thy little
Ones against the stones.
Salmo 137
Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos,
Y aún llorábamos, acordándonos de Sion.
Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas.
Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos,
Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos algunos de los himnos de Sión
¿Cómo cantaremos una canción de Jehová en tierra de extraños?
Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, Mi diestra sea olvidada.
Mi lengua se pegue a mi paladar, Si de ti no me acordare;
Si no ensalzare a Jerusalem como preferente asunto de mi alegría.
Acuérdate, oh Jehová, de los hijos de Edom en el día de Jerusalem;
Quienes decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos.
Hija de Babilonia destruída, bienaventurado el que te diere el pago
De lo que tú nos hiciste.
Bienaventurado el que tomará y estrellará tus niños contra las piedras.
(Traducción de la Biblia Reina-Valera 1909/ Salmos/137)
Aquí, el poeta se encuentra cautivo en «una tierra extraña» y obligado a cantar una canción de Sion. Él declara su amor a su patria y sueña con la venganza. El salmo es espantoso por cuanto se nos revela en tan cruentas ensoñaciones, mientras canta a su Dios por su liberación, y para que puedan ser felizmente lapidados los hijos de sus enemigos. Lo que encontré, una y otra vez, en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, es que los versos que emanan felicidad, éxtasis y amor pueden contener, a su vez, sentimientos aparentemente opuestos — odio, venganza, violencia extrema, etc.—. Sentimientos que no son mutuamente excluyentes. Esta idea ha dejado una impronta indeleble en la escritura de mis canciones.
La Canción de Amor debe ser llevada al reino de lo irracional, lo absurdo, lo distraído, lo melancólico, lo obsesivo y lo delirante, porque la Canción de Amor es el clamor del propio amor, y el amor es, por supuesto, una forma de locura. Tanto si se trata del amor a Dios o de amor erótico y romántico, estas son manifestaciones de nuestra pulsión por ser liberados de lo racional, para despedirnos de nuestros sentidos, por así decirlo. Las Canciones de Amor presentan innumerables variaciones y se escriben por muy diversas razones, como declaraciones de amor o cánticos que claman venganza; para alabar, herir o halagar. He escrito canciones por todas estas razones, pero en última instancia, la canción de amor existe para llenar, con lenguaje, el silencio que media entre nosotros y Dios, para disminuir la distancia entre lo temporal y lo divino.
Pero en el mundo de la música pop moderna, mundo que ostensiblemente trata sobre la Canción de Amor, la verdadera tristeza no es bienvenida. Por supuesto, hay excepciones, y ocasionalmente aparece una canción que se esconde detrás de su desechable ritmo plástico; una letra de amor de proporciones verdaderamente devastadoras. “Better the Devil You Know”, hilvanada por los creadores de éxitos Stock, Aitken & Waterman, y cantada por la sensacional cantante de pop australiana Kylie Minogue, es una clara muestra de ello. El camuflaje del terror del amor en una pieza de música pop inocente e inocua es una fórmula que me intriga. “Better the Devil You Know” contiene una de las canciones más populares de música pop con, acaso, una de las letras de amor más violentas y angustiantes del género.
Better the Devil You Know
Say you won’t leave me no more
I’ll take you back again
No more excuses, no, no
’Cause I’ve heard them all before
A hundred times or more
I’ll forgive and forget
If you say you’ll never go
’Cause it’s true what they say
Better the devil you know
Our love wasn’t perfect
I know, I think I know, the score
You say you love me, O boy
I can’t ask for more
I’ll come if you should call
I’ll be here every day
Waiting for your love to show
’Cause it’s true what they say
It’s better the devil you know
I’ll take you back
I’ll take you back again
Mejor diablo conocido
Di que no me dejarás más
Te aceptaré de nuevo
No más excusas, no, no
Porque ya las he oído antes
Cien veces o más
Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Mejor diablo conocido
Nuestro amor no era perfecto
Lo sé, creo que lo sé, el guion
Dices que me amas, oh chico
No puedo pedir más
Vendré si me llamas
Estaré aquí todos los días
Esperando a que aparezca tu amor
Porque es verdad lo que dicen
Mejor diablo conocido
Te aceptaré otra vez
Te aceptaré otra de vez de nuevo
Cuando Kylie Minogue pronuncia estas palabras, me embarga un halo de inocencia que emana de su voz y que hace que el terror que entraña esta escalofriante letra se me antoje aún más convincente. La fatalista convicción desplegada en esta canción —oscura, siniestra y triste—, a saber: que las relaciones amorosas son por naturaleza abusivas, y que esta suerte de abuso, sea físico o psicológico, es bienvenido y, hasta cierto punto, alentado, muestra cómo incluso las canciones de amor más aparentemente inofensivas tienen el privilegio de esconder verdades lapidarias sobre la condición humana. Cual Prometeo encadenado a su roca, pasto del águila que devora su hígado noche tras noche, Kylie se convierte en el cordero sacrificial del Amor, balando una invitación sincera