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Desconocida Buenos Aires. Escapadas soñadas. Leandro VescoЧитать онлайн книгу.

Desconocida Buenos Aires. Escapadas soñadas - Leandro Vesco


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hasta herramientas. Cosechadoras y alpargatas, autos, botones, azúcar y fideos y, en muchos casos, también hacían de banco. Allí se compraba con libreta y se pagaba una vez al año, luego de las cosechas o la venta de animales. En la ciudad había varias parrillas en las rutas, por eso apostamos a un restaurante en el centro, que además de las comidas tradicionales ofreciera otros platos y la presencia de un chef”, describe el origen de este restaurante donde se respeta el recetario de la comida criolla.

      La primera sorpresa es la decoración. Impactante. Cariñosa y apasionada. Se pierde la cuenta de la cantidad de elementos que evocan los tiempos pasados. Aquella felicidad de las marcas nobles regresa desde las paredes y provoca buenos recuerdos. Gran alegría de volver a ver botellas queridas, antiguos carteles publicitarios, sifones de soda, cajas de latas de galletitas y juguetes que nos acompañaron en nuestra infancia. Una larga lista de afectos que provocan nostalgia y seguridad. Las vitrinas y estanterías ayudan a sentarse para leer el menú con serenidad y ganas de comenzar la aventura de los sabores que nos harán crecer los mejores sentimientos.

      “La propuesta gastronómica es la tradicional parrilla de carnes y achuras a las brasas, más una carta de platos elaborados con productos de la zona, como cazuela de cordero al disco, pescados, cerdo y muy buenas pastas. Además, hay tablas de fiambres y encurtidos caseros con galleta de campo y una buena variedad de postres, también elaborados en el lugar”, cuenta Ricardo.

      Las críticas son muy buenas. Es indudable el amor que sienten al elaborar los platos y elegir los productos. Los puntos de cocción se respetan, aquello que fuimos a buscar se encuentra y esto alivia. No hay distracciones, solo buenos momentos. Se puede comer adentro o en el amplio patio. Ricardo es un enamorado de los autos y se pueden ver tres: dos Ford A 1929 y un Ford T 1925. General Belgrano es un destino seguro. No falla. Es de los lugares que se agendan. + info: Instagram: elalmacenresto / Facebook: elalmacenresto / Teléfono: 11-4194-4131

      Museo Histórico Municipal Alfredo Enrique Múlgura. Es uno de los custodios del pasado belgranense. Esta vieja casona de gruesos muros revocados en barro es un fiel exponente de la arquitectura del siglo XIX. Fue inaugurado como Museo Municipal el 1 de agosto de 1997. Se restauró gran parte del frente, pisos y aberturas, para albergar en aquella vieja vivienda de la familia Bruzzo la colección de un vecino, belgranense por adopción, el Sr. Alfredo E. Múlgura. Él fue fundador de un museo de carácter privado, que se llamó La Casa de los Recuerdos, y que funcionaba en un local de la avenida San Martín. Con el correr del tiempo, junto a su esposa María Amelia Rodríguez, deciden donar a la Municipalidad de General Belgrano el acervo de aquel museo. La colección pasa a ser de carácter público y en la vieja panadería El Cañón se le da forma a una institución que ya lleva más de 20 años en el trabajo de rescate y revalorización de nuestras historias pueblerinas”, describe Clara María Rodríguez, directora del museo. + info: horarios de atención al público: viernes, sábados, domingos y feriados de 10 a 13 y de 17 a 20 h / E-mail: [email protected] / Teléfono: 02243455219

      “Sobre la ruta provincial N.º 41 y a tan solo 13 kilómetros del casco urbano, se encuentra el paraje Colonia el Salado, un predio de 111 hectáreas que fue recuperado por el pueblo de General Belgrano luego de la gesta del 2 de septiembre de 1983, conocida como ‘El pueblazo’. Quien llega a este majestuoso lugar conocerá el viejo parque de la exestancia Santa Narcisa, que fue diseñado por Carlos Thays, denominado ‘Bosque Encantado’, compuesto de 24 hectáreas forestadas por pinos, cedros, magnolias, ginkgos bilobas y eucaliptos, entre otros, que le brindan a cada visitante un momento de encuentro con la naturaleza”.

      Desde el año 2012 se emplaza un parque hidrotermal denominado Termas del Salado, que cuenta con aguas hidrotermales de alta mineralización salina, con alto porcentaje de sodio, calcio y sulfatos. Tiene una temperatura en boca de pozo de 41 ºC. Las termas están en un lugar de barrancas, donde además se pueden apreciar inolvidables atardeceres.

      A un kilómetro de la ciudad se encuentra la zona costanera y balnearia sobre el río que ostenta ser el de mayor superficie sobre la provincia de Buenos Aires, el río Salado. Su margen brinda amplias posibilidades como la práctica de pesca deportiva, paseos en canoas o kayak. Debajo de una frondosa arboleda esperan bancos y mesas para aquellos turistas que deseen descanso y tranquilidad a orillas del río. Aquí se localizan dos balnearios: Viejo y Nuevo. El Viejo se extiende desde la pasarela hasta el arroyito. El Nuevo, de 5 hectáreas, tiene un natatorio olímpico y otro destinado a los niños, canchas de básquet, futbol, vóley, confiterías, consultorio médico y área de asadores. A mitad de ambos sectores está el Camping Municipal con forestación (sauce, palmera, eucalipto, álamo, pino), con áreas de estacionamiento, asadores, proveeduría, restaurante, dos baterías de vestuarios, administración, energía eléctrica, servicio de vigilancia, cuadrilla de limpieza. En tanto, el sector de pescadores, de características naturales y de singular belleza, es comunicado por el camino compactado que une la compuerta N.º 2 y el puente sobre la RP 29, llamado “Paso de la Baguala”. Cabe señalar las posibilidades de navegación del río, con pequeños botes y canoas.

      “La principal casona de la vieja estancia Santa Narcisa, que data de fines de siglo XIX, fue restaurada y remodelada para ser convertida en el Museo de las Estancias, a partir de 1999. Esto permitió revalorizar la actividad productiva de los antiguos pobladores de la zona y exponer en sus salas las primeras herramientas que se utilizaron en la Granja Santa Narcisa para la elaboración de dulces, quesos y producción de frutas y verduras envasadas para su exportación”, describe Rodríguez. En General Belgrano el pasado se preserva con orgullo.

      Puilquén, Reserva de lo Natural y ecoludoteca

       General Belgrano

      

      “La idea surgió por la necesidad en las personas de una reconexión con la naturaleza. La búsqueda de lo natural. Puilquén nació para sostener nuestro sueño y se transformó en un sueño en sí mismo. Es un canto al reciclado. En las instalaciones de un viejo ranario creamos espacios para que el turista pueda venir a reconectarse con la naturaleza y a conectarse con sí mismo. Con la tierra, con la lluvia, con el viento... todo fluye en armonía. Somos una parte de ese todo. Somos una Reserva de lo Natural, turismo rural sustentable”, define Roxana Paula de Menditte, una de las responsables de llevar adelante la primera ecoludoteca de la provincia de Buenos Aires y un hospedaje donde la propuesta es liberarse de las cargas de la ciudad y volver a caminar por el puente interior hacia la naturaleza y hacia nuestra esencia.

      Reserva de lo Natural, nunca mejor elegido un nombre para sinterizar una propuesta que fusiona una posada, un bosque, la costa del río Salado, el pastizal nativo, una granja, una huerta orgánica y un espacio construido con métodos naturales por 250 voluntarios de todo el mundo, donde se invita a los niños a jugar y a reflexionar sobre energías renovables y el cuidado del medio ambiente. Todo esto, en pleno campo y a merced de las aves, de la contemplación del amanecer y de la caída del sol, con el ojo puesto en lo pequeño, en disfrutar de los silencios, de caminatas por senderos florecidos. Con alimentos sanos y rodeados de tierra, rocío, aromas campestres, Puilquén es un arca de Noé bonaerense con la mirada puesta en regresar a lo esencial.

      La postal y esta soledad rural que se comparte se desarrollan dentro de la chacra de 12 hectáreas. Dos de ellas de bosque y a 500 metros está el río Salado, el Ecuador fluvial de la provincia. Se puede optar por tres tipos de alojamiento, cada uno con un estilo propio. “Todos de corte artesanal, reciclados, rústicos, pero con todos los servicios necesarios para descansar”, afirma Roxana.

      “La Posada Pionera” es para dos personas, con aire acondiciona­do


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