Enamorado de la vida. OshoЧитать онлайн книгу.
a los treinta y cinco años de edad, el Buda Gautama , Zaratustra , Lao Tzu, Chung Tzu y Jesús se movieron a nuevos planos del ser. Y no sólo que para no fueran molestados, u obstruidos por la gente, ellos se movieron a las montañas —dentro de la soledad—. Considero que eso no fue ir contra la vida, simplemente fueron en busca de un espacio de silencio donde no hubiera distracciones para encontrar la experiencia más grande del orgasmo. Lo que William James llama “el orgasmo oceánico”, en el que se desaparece por completo en el océano de la existencia, así como una gota de rocío se desliza de la hoja del loto al mar.
Así que la edad de treinta no es incidental. Los grandes buscadores se han marchado hacia búsqueda entre los veintiocho y los treinta y cinco. Ese es el periodo de búsqueda y de exploración; buscando algo que no es el cuerpo, sino el espíritu.
Ahí, tuvo el gozo de su espíritu y su soledad y no se cansó de eso en diez años.
Permaneció en la montaña durante diez años. Su soledad, silencio y paz se volvieron más profundas y se llenó de gozo. Aunque estuvo solo, no se cansó de eso.
Pero al final su corazón cambióy una mañana se levantó con el amanecer, se paró frente al sol, y le habló así...
Aquí es donde Zaratustra toma un nuevo sendero. Mahavira permaneció en la soledad. Buda se mantuvo en aislamiento, y las personas que lo vieron percibieron que algo había ocurrido, algo más allá de su entendimiento. Esta gente fue transformada. Ellos se habían vuelto luminosos, radiaban gozo. Tenían una cierta fragancia; habían conocido algo. Sus ojos tenían una profundidad que no estaba ahí antes, y sus caras una gracia que era un fenómeno totalmente nuevo.
Sucedió un malentendido muy sutil. La gente que estaba presenciando pensó que esas personas se fueron a la montaña porque habían renunciado a la vida. Por consiguiente, renunciar a la vida se volvió algo fundamental en todas las religiones. Sin embargo ellos no renunciaron a la vida.
Quisiera reescribir la historia indagando particularmente sobre estas personas porque las conozco a través de mi propia percepción. Yo sé la verdad. Esta gente no actuó en contra de la vida, se fueron simplemente por la soledad, para estar solos; se apartaron de las distracciones.
Pero la diferencia entre el Buda Gautama y Zaratustra es que el primero, una vez que se encontró a sí mismo, nunca declaró: “Ahora no tengo necesidad de estar en reclusión, ser un monje. Puedo regresar a ser un hombre ordinario en el mundo”.
Tal vez se necesita más valor para aislarse del mundo; regresar al mundo requiere más valor. Subir la montaña es difícil, pero gratificante. Se va llegando más y más alto. Y una vez alcanzado el pico más alto se necesita un valor tremendo para regresar abajo a través del oscuro valle que habías dejado, sólo para pasar el mensaje a la gente: “No necesitas permanecer siempre en la oscuridad. No necesitas permanecer siempre en el sufrimiento y en el infierno”.
Este viaje hacia abajo podrían condenarlo esas personas a las que vas a ayudar. Cuando vas hacia arriba, eres un gran santo, pero cuando vas hacia abajo, la gente pensaría que tal vez estás cayendo, que has caído de tu grandeza, de tu altura. Ciertamente se necesita el mayor valor del mundo para volver a ser de nuevo ordinario, después de tocar las alturas de lo último.
Zaratustra mostró ese valor, no se preocupó de lo que dijera la gente, de que fuera condenado, de que pensaran que hubiera caído de las alturas, de que ya no era un santo. Su preocupación residió más bien, en compartir su experiencia con aquellos que pudieran estar listos, receptivos y accesibles; podría tratarse de pocos.
...y una mañana se levantó con el amanecerse paró frente al sol y le habló:¡Gran estrella!Qué sería de tu felicidad si no tuvieras aquellos a quienes iluminar.
Son grandes las implicaciones de esta declaración. Zaratustra está diciendo que los pájaros son felices porque sale el sol. Las flores son felices porque sale el sol. Todo el planeta parece estar feliz, despierto, lleno de energía, de esperanza, por el día que llega; el sol está saliendo.
Esta declaración indica que el sol también debe estar feliz porque han florecido tantas flores, tantos pájaros están cantando. Si no existieran los pájaros o las flores, y no hubiera nadie esperándolo, el sol estaría triste.
Las implicaciones son claras: estamos interconectados, la existencia está interconectada. Hasta la más pequeña hoja de pasto está conectada con la gran estrella en el cielo. Esas conexiones no son visibles.
Es sabido que si un día no sale el sol, desaparecería la vida en el planeta. Sin el calor del sol y la energía que proporciona nada permanecería con vida. Pero los místicos siempre nos han indicado también sobre la otra posibilidad: si la vida desaparece del planeta, el sol no saldría, ¿para quién?
Zaratustra está diciendo: “Estoy lleno de gozo, lleno de paz. Ahora necesito alguien que lo reciba. Estoy rebosado. Tengo que compartirlo, de otra manera hasta el mayor gozo sería muy pesado. Hasta el mayor gozo puede volverse doloroso si no se comparte”.
Tú, gran astro, qué sería de tu felicidad si no tuvieras aquellos a quienes iluminar.Durante diez años has venido subiendo hasta mi caverna, sin mí, mi águila y mi serpiente te habrías hartado de tu luz y de este camino.
Zaratustra usa dos símbolos: el águila y la serpiente. La serpiente representa la sabiduría, y el águila el valor para volar dentro de lo desconocido, sin miedo. Tenía a su lado el águila y la serpiente. Debemos ser tan conscientes, tan sabios e inteligentes como sea posible. Necesitamos también el valor para penetrar en lo desconocido y, finalmente, dentro de lo que no es posible conocer. Saltar dentro de lo que no se puede conocer es hacerlo dentro de los mandatos de Dios en la existencia.
Pero nosotros te aguardábamos cada mañana, te liberamos de tu superabundancia y te bendecimos por ello.
Todo lo que nos has dado era superfluo para ti. Tienes mucho de eso, estás sobrecargado con eso. Deseabas a alguien con quién compartir, y hemos tomado de tu energía superflua y abundante, energía rebosante, y te hemos bendecido por eso.
¡Mirad! Estoy cansado de mi sabiduría...
De la misma manera que estás cansado de tu luz y quieres alguien para compartirla, yo estoy cansado de mi sabiduría; es demasiado. Ya no puedo contenerla, debo encontrar a alguien para compartir. Tengo que descargarme.
Ésta es una gran reflexión, que hasta la sabiduría puede convertirse en una carga. Zaratustra está absolutamente en lo correcto.
...como la abeja que ha recogido demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.Me gustaría regalar y repartir, hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a regocijarse en su locura...
Lo anterior puede decirlo solamente alguien que sepa. Una persona ordinaria que simplemente ha aprendido, que tiene sabiduría prestada, no podría siquiera concebir la idea.
Nietzsche está diciendo en Zaratustra: “Voy a ir a compartir entre los hombres, a distribuir y descargarme hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a regocijarse en su locura”
El verdadero hombre sabio no es serio, se regocija porque entiende que la existencia es juguetona. El verdadero hombre sabio puede parecer un poco loco a la gente, disparatado. porque la humanidad ordinaria concibe una idea fija de lo que es un hombre sabio: que es serio, que no pude ser juguetón, que no puede reír, que no puede bailar.
Esas cuestiones son para gente tonta. Zaratustra dice: “Seguiré compartiendo mi sabiduría hasta que el sabio entre los hombres se haya vuelto tan sabio que pueda aceptar aún las cosas que parezcan tontas para el hombre ordinario”.
...y los pobres, con su riqueza.
En lo concerniente a la riqueza interna, el ser humano pobre ha sido dotado por la naturaleza como a un hombre rico. El rico está muy comprometido con el mundo exterior,