El juego de los grandes. Pete NewellЧитать онлайн книгу.
Arrancada, parada equilibrada y cambio de dirección botando el balón
Los jugadores forman una fila tras la línea de fondo. El primer jugador de la fila tiene un balón de baloncesto. Al sonar el silbato, el jugador acelera botando el balón hacia el vértice del área de tiro libre. Al acercarse a la esquina, el jugador realiza una parada en un tiempo con ambos pies –manteniendo el equilibrio– y agarra el balón bajo la barbilla.
Al sonar el silbato por segunda vez, el jugador hace un pivote de reverso (la dirección del pivote la determina el entrenador; la dirección ha de cambiarse durante el ejercicio para que los jugadores desarrollen tanto la izquierda como la derecha). Al sonar el silbato por tercera vez, el jugador le pasa el balón al siguiente jugador de la fila (el entrenador determinará el tipo de pase y, de nuevo, puede cambiar en cualquier momento). Tras pasar el balón, el jugador acelera inmediatamente hacia la línea de fondo. Mientras el primer jugador hace el esprint y corta hacia la línea de fondo, el segundo jugador bota y corre hacia el vértice del tiro libre.
Arrancada y parada
Los jugadores comienzan tras la línea de fondo. Al sonar el silbato, el jugador 1 corre hacia la esquina y hace una parada en un tiempo al llegar. Al sonar el silbato por segunda vez, el jugador 1 corre media cancha y hace lo mismo, mientras que el jugador 2 corre hacia la esquina que había ocupado el jugador 1. La idea del ejercicio es que los jugadores corran y paren, corran y paren, aumentando la aceleración controlada y el control corporal al frenar.
Cambio de dirección y parada
El jugador comienza al final de una línea. Al sonar el silbato, comienza a avanzar por la cancha haciendo cambios rápidos de dirección cada pocos pasos. El jugador acelera cada vez que cambia de dirección. Periódicamente (cuatro o cinco veces mientras el jugador corta desde una línea hasta la otra), el entrenador grita “stop”. El jugador inmediatamente hace una parada en un tiempo. Cuando el silbato vuelve a sonar, el jugador comienza de nuevo a hacer cortes y aceleraciones rápidas. El objetivo consiste en reaccionar rápidamente sin perder el equilibrio.
Giro y parada en un tiempo
El jugador comienza al final de una línea, de espaldas a la cancha. Al sonar el silbato, hace un giro –gira y se pone de cara a la otra línea–, recupera el equilibrio y hace una parada en un tiempo con ambos pies. Al sonar el silbato de nuevo, el jugador hace lo mismo. Continúa este patrón desde una línea hasta la otra. El objetivo consiste en que el jugador recupere el equilibrio después de perderlo. Para que el jugador sobrepase su velocidad de acción, el entrenador tiene que forzarlo.
Conclusión
Cuantos más ejercicios haga un jugador, mejor llegará a ser su velocidad de acción, sobre todo si esos ejercicios se ejecutan a gran velocidad. Sin embargo, el mejor método para mejorar la velocidad de acción de un jugador alto consiste en hacer ejercicios de grupo, especialmente ejercicios que a veces se reservan sólo para escoltas y aleros. Por ejemplo, durante los partidos, no se espera que los jugadores altos boten o defiendan uno contra uno desde la línea de fondo hacia media cancha; estas tareas suelen corresponder a escoltas y aleros. Sin embargo, un jugador alto puede aprovechar los ejercicios en los que se practican estas tareas. Las acciones necesarias para manejar el balón y defender el avance son exactamente las maniobras que hemos tratado en este capítulo: aceleración, parada repentina y cambios de dirección. Lo que hace que esta actividad en particular sea tan valiosa, especialmente al contrarrestar para atacar, es que hace que el jugador se mueva superando su velocidad de maniobra, con lo que pierde el equilibrio y no controla el balón. Los jugadores tienen que trabajar para mejorar su control a estas nuevas velocidades. Un espíritu competitivo y la práctica continuada se traducirán seguramente en el aumento de la velocidad de acción individual.
Los entrenadores han de hacer que todos los ejercicios sean de alta intensidad. Cuando a los jugadores no se les permite “ir revisando los movimientos”, sino que se les anima a hacer todas las maniobras como si estuvieran jugando un partido contra el campeón del año anterior, la velocidad de acción aumenta de forma proporcional. En otras pala-bras, los entrenadores tienen que aprovechar cualquier oportunidad para poner a prueba la velocidad de acción.
La velocidad de maniobra es la tercera parte del trío de prerrequisitos para un pívot. La mejora del equilibrio permite que también mejore el juego de pies, y la mejora del juego de pies facilita que un jugador pueda aumentar su velocidad de acción. Ahora llega el momento de enseñar a los jugadores a emplear el equilibrio, el juego de pies y la velocidad de acción para abrirse para recibir el balón.
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