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Avances en psicología del deporte. Alejo García-Naveira VaamondeЧитать онлайн книгу.

Avances en psicología del deporte - Alejo García-Naveira Vaamonde


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de la modificación de conducta a la evaluación e intervención psicológicas es el énfasis en la recogida de datos en ambientes naturales (Fernández-Ballesteros y Carrobles, 1981). En este contexto, la autoobservación y la observación sistemáticas constituyen dos herramientas cruciales para la evaluación en el ámbito deportivo, ya que la información más relevante suele corresponderse con los fenómenos que ocurren durante los entrenamientos y las competiciones.

Paso Contenido
1 Definir la conducta-objetivo Formular la conducta-objetivo en términos operativos
2 Seleccionar el método de medición Frecuencia, intensidad, duración
3 Elaborar la hoja de autorregistro Lo más sencilla posible, fácil de transportar y estructurada en función de los objetivos. Procurar que resulte eficiente en términos coste-beneficio de tiempo y esfuerzo requeridos
4 Entrenar al deportista en autoobservación y autorregistro Enfatizar al deportista sobre la importancia de la autoobservación. Evidenciar los fallos de memoria al evocar experiencias. Subrayar la necesidad de registrar los eventos lo más pronto posible a su ocurrencia. Y entrenar al deportista en cada una de las fases del proceso mediante ejercicios prácticos
5 Comprobar la aplicación que hace el deportista Supervisar periódicamente los datos registrados, subsanando los errores que se hayan cometido y reforzando los logros
6 Representar gráficamente A pesar de que este paso no es imprescindible, reviste gran utilidad por tres motivos: • La representación gráfica ofrece una perspectiva intuitiva y precisa de la conducta del deportista • Aporta información sobre la tendencia de conducta, como el grado de progreso alcanzado, o de las relaciones entre cierta variable y otras • Facilita un feedback fácilmente comprensible tanto para el deportista como para otras personas relevantes de su entorno
7 Retroalimentar al deportista Subrayar el valor de los datos aportados, relacionándolos con el objetivo de la intervención
8 Interpretar los datos Haciendo la mínima inferencia y relacionándolos con la hipótesis derivada del análisis funcional

      Adaptada de Ezquerro, 1996, y Muñoz, 2008.

      La autoobservación y el autorregistro son dos procedimientos que consisten en observar y registrar ciertos aspectos de la propia conducta (Fernández-Ballesteros, 1996), y se caracterizan por propiciar la implicación activa del deportista por dos vías: le inducen a prestar atención de forma deliberada a su propia conducta y a registrarla en algún tipo de soporte (p. ej., lápiz y papel, contadores, etc.), con el formato que se haya establecido previamente en el trabajo conjunto del deportista y el psicólogo (Ezquerro, 1996; Muñoz, 2008).

      Los autorregistros constituyen una modalidad de autoinforme extraordinariamente útil en el ámbito deportivo. En primer lugar, porque la flexibilidad de su formato permite adaptarlos a las características del deportista, lo cual facilita su uso. En segundo término, porque posibilitan la recolección de información precisa y relevante a lo largo de todo el proceso de intervención. Y en tercer lugar, porque su empleo puede ejercer un papel modificador, facilitando el proceso de cambio del deportista (Ezquerro, 1996).

      El diseño de autorregistros muy específicos y el entrenamiento del deportista para su aplicación suele constituir un aspecto muy relevante de la intervención psicológica en este contexto (Ezquerro, 1996, 2002), ya que los instrumentos de evaluación psicológica estandarizados suelen carecer de la sensibilidad necesaria para medir los cambios y dar cuenta de aspectos peculiares en cada caso.

      En este sentido, el hecho de que el deportista se convierta en su propio observador plantea algunos problemas metodológicos, especialmente de fiabilidad y validez sobre la información recogida (Merrell, 2008). No obstante, estos problemas pueden minimizarse aplicando procedimientos específicos, tal y como se refleja en la secuencia de pasos de la tabla 1-8.

      A título ilustrativo, en la tabla 1-9 se ofrece un formato de autorregistro cumplimentado por una tiradora de sable. En este caso, se ha estructurado bajo el esquema básico del análisis funcional: antecedente, conducta, consecuencia. En las celdillas en blanco puede observarse que la esgrimidora ha incorporado una valoración numérica para precisar la intensidad de su ansiedad en ese momento. Estos datos no estaban reflejados inicialmente, pero al revisar el autorregistro con el psicólogo, este le insta a valorar esta variable en una escala del 0 al 10, y así aprovechar la ocasión para mejorar la calidad de su autoobservación.

       Escalas

      Dentro de la categoría de las escalas pueden ubicarse diversos tipos, cuyo denominador común es que requieren una valoración cuantitativa de los enunciados de la variable objeto de evaluación. Pueden presentar un único ítem o varios, utilizando una escala Likert para precisar la magnitud de la respuesta.

      Así, por ejemplo, la escala de Borg (1962, 1982) está destinada a evaluar la percepción del esfuerzo, estimándolo en una escala de 6 a 20 cuyos extremos representan, respectivamente, mínimo y máximo esfuerzo. Las puntuaciones en esta escala, ampliamente utilizada en el contexto del ejercicio físico, presentan elevadas correlaciones y medidas fisiológicas, como la tasa cardíaca, los niveles de ácido láctico, el consumo de oxígeno, etc. (Morgan y Pollock, 1977).

Situación Conducta (qué hago, qué siento, qué pienso) Consecuencia
Calentamiento antes de la poule inicial Caliento mal porque no encuentro compañera No me siento preparada
Antes de empezar la poule Sensación de estar fuera de la situación; no me afecta ni perder ni ganar No me apetece nada
Primer asalto Estoy como un flan (7,5). Los nervios que tengo son de miedo, de los malos. Otras veces tengo nervios buenos. Desconozco cómo es mi rival Sensación de cansancio y ahogo. Pierdo y, lo que es peor, no sé valorar el resultado porque desconozco si mi rival es buena o mala
Pausa entre asaltos Observar el asalto. Comerme el coco Me pongo muy nerviosa (7)
Segundo asalto Presionada porque no puedo volver a perder Intento concentrarme y hacerlo mejor. Pierdo contra una rival buena. Pero consigo 5 tocados. Me enfado, pero estoy animada
Pausa Me siento e intento relajarme. Procuro no hablar con nadie y concentrarme en estudiar a mi rival No me centro en lo que veo porque estoy pensando en que tengo que ganar como sea

      Adaptada de Ezquerro, 1996.

      En la misma línea suelen utilizarse escalas de dolor, ansiedad, dificultad percibida, miedo, etc. Algunos ejemplos


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