La danza. Virginia WilmerdingЧитать онлайн книгу.
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plantilla
reducción de fuerza
retorno energético
suela exterior
suelo amortiguador
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Tras leer este capítulo:
La esencia de la danza es el movimiento humano a través del espacio. En el espacio de danza, son muchos los factores que pueden influir en el movimiento, el rendimiento y el bienestar del bailarín. Entre estos factores estarían el suelo, las barras, los espejos y el ambiente general y las dimensiones del entorno. Con frecuencia, la ropa ofrece esa conexión entre el bailarín y el entorno. El calzado y la indumentaria pueden influir en gran medida en la forma en que el bailarín se mueve y en las fuerzas que experimenta en relación con el entorno. En este capítulo se describen estas consideraciones ambientales tan importantes para la danza y se ofrecen sugerencias sobre cómo puedes adaptar el entorno, el entrenamiento y el rendimiento para garantizar una práctica eficaz y segura.
Espacio e instalaciones para la danza
Los bailarines ejecutan el arte del movimiento humano en diferentes tipos de espacios, incluidos estudios y escenarios. El espacio que utilizan para entrenar, ensayar y actuar puede tener una influencia directa sobre su rendimiento, el riesgo de lesiones y el bienestar en general. Por lo tanto, los bailarines, profesores y coreógrafos deben preguntarse si el espacio de danza es adecuado para el bailarín, qué instalaciones hay disponibles en el estudio o en el teatro y cómo realizar una práctica segura.
Suelos para la danza
Los bailarines pasan horas entrenando y perfeccionando su forma de arte sobre la tarima de danza. El suelo ofrece una conexión directa entre el bailarín y el entorno físico. La mayoría de movimientos de danza se producen por medio de una interacción entre el bailarín y el suelo. Por lo tanto, el suelo puede tener un gran impacto en el cuerpo. Para un rendimiento óptimo y por tu propio bienestar, deberías tener un conocimiento profundo de lo que se espera de un suelo adecuado para la danza.
Suelo amortiguador
Un suelo amortiguador absorbe los golpes, mejora el rendimiento y puede prevenir las lesiones. Con frecuencia, cuando la gente oye la palabra «amortiguador» en relación con un suelo para la danza, asume que es adecuado para dicha actividad. Sin embargo, este término engloba las muchas características de un suelo que pueden influir en el entrenamiento y el rendimiento en la danza. Son muchos los aspectos de un suelo que pueden contribuir a que un bailarín lo considere amortiguador o no. Para que se pueda clasificar como un suelo adecuado para la danza, los fabricantes deben haber probado sus suelos para garantizar que cumplen ciertos estándares. En este apartado veremos las propiedades clave de una tarima de danza de acuerdo con los estándares de la industria.
Los suelos amortiguadores creados específicamente para la danza suelen estar hechos de una superficie de madera que se asienta sobre almohadillas de espuma o sobre una estructura de cestería (figura 1.1). Las estructuras de ambos diseños permiten que el suelo se mueva hacia arriba y hacia abajo cuando el bailarín salta y aterriza sobre él. Este movimiento ascendente y descendente se conoce como deformación vertical del suelo, que ofrece dos propiedades importantes para el bailarín: reducción de fuerza y retorno energético.
Por reducción de fuerza se entiende la capacidad del suelo para absorber los impactos. Cuando un bailarín aterriza en un suelo amortiguador, dicho suelo se mueve hacia abajo, absorbiendo así la energía. Un suelo con una alta reducción de fuerza absorberá más energía que un suelo con baja reducción de fuerza. Esta absorción de energía puede reducir la cantidad de energía que deberán absorber los músculos, los huesos y los tejidos blandos de las piernas del bailarín, reduciendo así la fatiga y el riesgo de lesiones. El retorno energético de un suelo tiene que ver con el movimiento vertical ascendente del suelo cuando el bailarín salta apoyándose en él. Este movimiento hacia arriba puede transmitir al bailarín la energía almacenada en el suelo. Un suelo con propiedades parecidas a las de una cama elástica puede almacenar energía. El impacto generado por el bailarín al aterrizar puede almacenar energía en el suelo, que se libera cuando dicho bailarín vuelve a saltar. Al igual que en una cama elástica, que tiene un retorno energético muy alto, el retorno energético de un suelo amortiguador puede ayudar al bailarín a saltar más alto. Una reducción de fuerza o un retorno energético excesivo puede suponer un problema porque el suelo puede volverse inestable debido a una deformación vertical excesiva, lo que complicaría mucho los movimientos de equilibrio. Por ejemplo, podría resultar bastante difícil realizar una pirueta o un arabesque sobre un suelo con demasiada reducción de fuerza o demasiado retorno energético si el suelo se mueve en exceso bajo los pies. Este movimiento implicaría que el suelo no está ofreciendo la estabilidad necesaria para el equilibrio. Los niveles de reducción de fuerza y de retorno energético son especialmente importantes cuando el bailarín entra en contacto por primera vez con el suelo porque conseguir el equilibrio deprisa y mantenerlo es necesario para realizar el movimiento con éxito.
Dado que los suelos para la danza suelen estar hechos de madera, una determinada área del suelo que rodea al bailarín se deforma verticalmente cuando aterriza sobre dicho suelo, al igual que sucede en una cama elástica. Esto es lo que se conoce como deformación de área de un suelo. Una baja deformación de área es una propiedad importante para un suelo de danza. Una amplia deformación de área puede provocar que el suelo se vuelva inestable para la verticalidad del bailarín o para moverse en torno a otro bailarín, y también puede desestabilizar cualquier equipo que pudiera estar apoyado en el suelo durante la actuación. Por ejemplo, un grupo de bailarines moviéndose muy juntos está en contacto constante con el suelo, provocando una deformación vertical bajo sus pies. Si esta deformación es grande, el suelo puede tambalearse y volverse inestable para todos los bailarines que se están moviendo en proximidad, lo que podría aumentar el riesgo de lesiones como esquinces de tobillo. De igual forma, si el grupo de bailarines se mueve cerca de algún equipo, el suelo situado debajo de dicho equipo puede temblar, volverse inestable y, en el peor de los casos, hacer que ese equipo caiga.
Figura 1.1 Suelo amortiguador.
La última propiedad importante de un suelo amortiguador es la consistencia de la reducción de fuerza por todo el suelo. Si la reducción de fuerza no es igual en todo el suelo, el aterrizaje se complicará; el bailarín deberá hacer ajustes constantes al moverse por el suelo, lo que podría hacer que no aterrizara correctamente y, por lo tanto, aumentaría el riesgo de lesiones. Tras un salto, los músculos de las piernas deben absorber la energía para poder aterrizar debidamente. Un suelo desigual complicaría mucho la coordinación