Educación, arte y cultura. Juan Sebastián Ariza MartínezЧитать онлайн книгу.
institucional y dar a conocer nuevos nombres dentro de los anales de la universidad.
Alegoría de la Nación, 1938. Pintura: Silvano Andrés Cuéllar Jiménez (1873-1938). Óleo sobre tela, 82 × 101 cm. Colección del Museo Nacional de Colombia, reg. 3596. Fotografía: Samuel Monsalve Parra.
Vitral ubicado en el techo del Jockey Club. © Universidad del Rosario. Fotografía: Alberto Sierra Restrepo.
Por lo anterior, las siguientes líneas se proponen explorar temáticas que se alejen de los hitos ya conocidos por muchos, como la importancia educativa del Rosario en el periodo colonial, la participación de sus estudiantes durante el desarrollo de la Ilustración neogranadina, los procesos independentistas de inicios del siglo XIX y el salto que se presenta hasta finales del siglo XX, con la participación de algunos estudiantes en el movimiento de la Séptima Papeleta.
En tal sentido, se han tomado como eje transversal la participación de egresados rosaristas en los ámbitos de las artes, la literatura, el periodismo, la cultura y la educación, con el fin de demostrar que, más allá de los programas de formación institucionales que oferta la universidad, la versatilidad de los cursos y de los profesores adscritos a la institución ha sido amplia y permite que algunos transiten por estos campos y los formalicen como oficios de vida. La publicación se limita al estudio de semblanzas de personas que vivieron entre los siglos XIX y XX, con el fin de contribuir a llenar el vacío que actualmente existe respecto a la historia institucional en dicho periodo.
En esta oportunidad, siguiendo con el modelo propuesto en 2018, se ha contado con la participación de estudiantes y egresados de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, como autores de contenido, lo que trajo consigo la multiplicidad de ideas, voces, tipos de escritura y formulación de metodologías sobre cómo abordar las semblanzas de los personajes, dependiendo del nivel de formación de los autores o de sus trayectorias profesionales. Además, dado que no se trata de una publicación dirigida a especialistas, sino de carácter divulgativo sobre la universidad, los textos comprenden una estructura sencilla, fácil de leer, con datos de referencia básicos y novedosos para aquellos que quieran aproximarse a la historia institucional o conocer acerca de la trayectoria profesional de quienes se han formado en la Universidad del Rosario.
La definición de personajes en torno a los cuales se desarrolló la investigación incluyó en esta oportunidad los nombres de rosaristas que aún viven, lo que facilitó, en algunos casos, la recolección de datos, contribuyó a la recopilación de información partiendo desde los postulados de la historia oral y permitió conocer detalles que, en ocasiones, se escapan de la documentación oficial y escrita, y que comúnmente se utilizan como fuente primaria para la reconstrucción histórica. En este mismo sentido, se propuso realizar investigaciones cortas, que se alejaran de la escritura académica y se inscribieran en el ámbito divulgativo, pero que no estuvieran exentas de la formulación de ideas críticas, bien argumentadas y en las que se aplicaran metodologías propias del quehacer histórico, como el análisis de fuentes primarias disponibles en archivos y bibliotecas, y el desarrollo de entrevistas, que se enmarcan dentro de la historia oral.
El texto se compone de 18 artículos cortos, organizados de forma cronológica, y que contienen información sobre egresados del Rosario, tanto hombres como mujeres, que luego de su formación en el claustro han contribuido al desarrollo de la literatura, el periodismo, la educación, el arte y la cultura en Colombia. El primer capítulo esboza la vida de Juan Fernández de Sotomayor, un polémico sacerdote que con sus escritos incentivó a sus fieles a apoyar y participar en las revueltas independentistas de inicios del siglo XIX.
Los capítulos que siguen analizan la participación de algunos rosaristas en los debates políticos propios del siglo XIX, abordados desde los artículos de prensa, las novelas, las poesías y las revistas de literatura que circularon en los principales medios de comunicación escrita. Dentro de esta sección se reseñan las biografías del escritor José Joaquín Ortiz, uno de los principales representantes del Romanticismo, y reconocido por su escrito La bandera colombiana; del abogado Francisco Eustaquio Álvarez, rector y catedrático del Colegio del Rosario, y célebre por la redacción del Manual de lógica, a partir del cual debatió sobre las estrategias pedagógicas que debían implementarse para la educación superior de Colombia en el siglo XIX, y del periodista y político Felipe Pérez Manosalva, uno de los principales representantes del Olimpo Radical, y cuyas contribuciones a la literatura colombiana ayudaron a conocer acerca de la historia de los Andes antes de la conquista de los españoles.
También se destacan las semblanzas de varios integrantes de la Gruta Simbólica, una tertulia literaria y política en la que se debatían varias temáticas sobre la actualidad política del país durante las primeras décadas del siglo XX. Dentro de este grupo se encuentran el médico Rafael Espinosa Guzmán (conocido como Reg), en cuya casa se dio inicio a la tertulia literaria y se divulgaron los principales exponentes de la literatura colombiana de inicios del siglo; el educador y novelista José Joaquín Casas, uno de los máximos defensores de la ideología conservadora en Colombia; el poeta y humanista Luis María Mora, apodado Moratín por sus allegados, y quien escribió el himno de la Universidad del Rosario, y el poeta Enrique Álvarez Henao, reconocido por ser uno de los exponentes de la literatura romántica, caracterizada por el predominio de los sentimientos de tristeza, melancolía y amargura en los escritos.
Ya entrados en el siglo XX, se destacan los perfiles biográficos de Rafael Gutiérrez Girardot, filósofo y académico reconocido como uno de los intelectuales latinoamericanos más importantes en Europa; de Carmen de Zulueta y Cebrián, escritora española que, huyendo de la guerra civil española, se trasladó a Bogotá y se convirtió en la primera mujer egresada del Colegio Mayor del Rosario, y de Mario Latorre Rueda, abogado, político y académico que desde sus publicaciones en el semanario político La Calle defendió las ideas del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), en contraposición al Frente Nacional.
En el ámbito del arte, sobresalen las semblanzas de Francisco Norden, director de cine y documentalista de origen belga, reconocido como uno de los pioneros del séptimo arte en Colombia, y de Héctor Osuna Gil, periodista y caricaturista cuyos trazos constituyen una de las críticas más férreas a la política y la sociedad colombiana del siglo XX.
Por su parte, de la segunda mitad del siglo XX se encuentran las historias de vida de Teresita Cardona García, abogada y académica, reconocida por ser una de las primeras mujeres en ocupar cargos directivos y de alto rango en entidades públicas y educativas; de Roberto Posada García-Peña, periodista y amante de la cocina, que firmaba sus escritos con el pseudónimo de D’Artagnan, y cuyas columnas de opinión constituyeron una de las fuentes más leídas en la prensa de las décadas de 1980 y 1990; de María Isabel Casas, filósofa y educadora que ha dedicado su vida profesional al estudio de la ética y su aplicación en la formación de la educación media; de Alexandra Montoya, periodista, locutora y abogada, y una de las voces más representativas de la radio en Colombia —específicamente, del programa radial “La luciérnaga”, de Caracol Radio—, y de Juan Gabriel Vásquez, escritor y abogado reconocido como uno de los novelistas más representativos de Latinoamérica en la actualidad.
Estatua de fray Cristóbal de Torres, ubicada en la plazoleta central del claustro del Rosario. © Universidad del Rosario. Fotografía: Alberto Sierra Restrepo
Finalmente, el título de la publicación Educación, arte y cultura. Debates y contribuciones desde la Universidad del Rosario, busca, justamente, dar a conocer los perfiles biográficos de aquellos personajes que, aun habiendo estudiado en el claustro, no son reconocidos como egresados de la institución, y que, además, desde sus profesiones, sus escritos y sus pensamientos, han aportado a los debates políticos, sociales, culturales, literarios y educativos de Colombia durante los siglos XIX y XX. La elección de perfiles no fue una tarea sencilla: cada vez son más las listas de nombres