Escuelas que emocionan. Jose´ Ramiro VisoЧитать онлайн книгу.
que nos queda a todos los que nos dedicamos a la educación.
Como mi principal objetivo es que este libro tenga un componente transformador, lo cual ya he explicado en repetidas ocasiones, me atrevo a sugerir, a lo largo de sus páginas, algunas cosas que se pueden hacer, a veces casi manteniendo lo que ya se viene haciendo, otras veces mejorando lo presente y, en otras ocasiones, introduciendo algunas novedades que sirvan para transformar nuestros centros en escuelas que, de verdad, emocionen.
Con el fin de armonizar estas intervenciones transformadoras y las aportaciones teóricas que las justifican, he desarrollado el modelo de competencias emocionantes (MCE), que aspira a convertirse en un modelo concreto y permanente de actuación capaz de permear toda la vida colegial y establecerse como fuente de inspiración para un sinnúmero de intervenciones educativas. Poco a poco, día tras día, estas intervenciones prácticas se proponen cambiar las estructuras e instalaciones colegiales en escenarios confortables y acogedores, convertir a los docentes en líderes emocionales y transformar al alumnado en individuos emocionalmente saludables.
Para facilitar su comprensión y, sobre todo, su aplicación práctica, he clasificado este conjunto de intervenciones del siguiente modo:
• Estructuras. Son aquellas propuestas que engloban tanto cambios de tipo físico (arquitectónico, decorativo, ornamental) como organizativo (estructura horaria, un nuevo rol para una persona o un grupo de personas) de carácter permanente.
• Actividades. Son tareas concretas con las que se espera que los sujetos realicen una dinámica, adquieran un aprendizaje o se inicien en el manejo de una destreza. Se distinguen porque tienen carácter puntual, es decir, son acciones que tienen un principio y un fin, lo cual no es óbice para que puedan ser repetidas en multitud de ocasiones y en diferentes contextos.
• Rutinas. Son actividades cuya característica principal es que deben ser repetidas de manera sistemática con el fin de que los individuos que las realizan adquieran una destreza de manera sólida o adopten unos cambios de actitud de carácter más permanente. Por tanto, son acciones concretas y puntuales con carácter reiterativo que pretenden una transformación duradera en los individuos.
• Emoconsejos. Son pautas genéricas de actuación dirigidas a implantar los principios pedagógicos de la educación emocional o del modelo de competencias emocionantes en la práctica educativa.
Este conjunto de intervenciones, las cuales representan el modo en que el modelo se lleva a la práctica, están diseminadas a lo largo de los diversos capítulos del libro y complementan de manera armónica las aportaciones más teóricas.
A continuación, se presentan brevemente los contenidos y la estructura de los diferentes capítulos, así como el modo en que este tipo de intervenciones se insertan en ellos:
• En el capítulo uno, Emociones, inteligencia emocional y educación emocional, se lleva a cabo una presentación de las verdaderas protagonistas de cualquier programa de educación emocional, esto es, las emociones. En primer lugar, se realiza un repaso de las principales características y funciones de las emociones. En segundo lugar, se explica el origen y la situación actual del constructo de inteligencia emocional. Por último, se efectúa un esbozo sobre la importancia de la educación emocional.
• El capítulo dos, Modelo de competencias emocionantes (MCE), muestra el paradigma que constituye el eje vertebrador del libro. En un primer momento, se presentan los modelos de inteligencia emocional y los paradigmas científicos en los que se inspiran. A continuación, se explican de manera detallada los diversos componentes que integran el modelo y se hace especial hincapié en las seis grandes capacidades y las competencias emocionantes relacionadas con cada una de ellas.
• El capítulo tres, Confortabilidad emocional, explica este concepto y presenta las claves de lo que significa que una escuela se transforme en un escenario emocionalmente acogedor, esto es, en un ambiente donde los miembros de la comunidad educativa puedan sentir, disfrutar y compartir. Para ello, se parte de lo que la investigación sugiere y se presenta el reto de la confortabilidad emocional en las escuelas. Una vez explicado esto, el capítulo se estructura en torno a tres amplios apartados: escenarios, momentos y relaciones emocionantes. En cada uno de ellos, se proponen actividades, estructuras, rutinas y emoconsejos que sirvan para que el centro educativo se convierta en un lugar confortable donde se produzcan relaciones emocionantes, momentos emocionantes y escenarios emocionantes.
• El capítulo cuatro, Ejemplaridad emocional, explica cómo los profesores pueden constituir esos referentes emocionales que el alumno necesita para convertirse en una persona emocionalmente competente. El proceso de desarrollo de las competencias emocionantes en los alumnos es tan complejo que no se puede realizar únicamente a través de actividades y ejercicios puntuales. De ahí que sea necesaria la presencia constante y eficiente de personas emocionalmente significativas que los guíen en este desarrollo. En la familia, estas personas son las figuras de apego: padres, madres, abuelas y abuelos, hermanos y hermanas mayores. En la escuela, este rol debería ser asumido por los docentes. En este capítulo se expone, en primer lugar, lo que la investigación nos sugiere sobre la influencia de la inteligencia emocional del profesor sobre la mejora de las relaciones entre docentes y alumnado y sobre el incremento del rendimiento de los estudiantes. A continuación, se explica brevemente el concepto de honestidad emocional y su relación con el liderazgo emocional de los profesores. Luego, se sugieren algunas actividades que podrían ayudar a los docentes a convertirse en líderes emocionales “de puertas adentro” y “de puertas afuera”. Por último, se destaca la importancia de que el profesor sea una persona capaz de vivir la experiencia emocional inclusiva e inteligente y, además, de transmitirla a sus alumnos a través de diversas estrategias.
• El capítulo cinco, Alumnos emocionalmente saludables, enseña los medios de que dispone el profesorado para entrenar las competencias emocionantes de sus alumnos con el fin de que logren la salud emocional. Para ello, se parte de un nutrido grupo de datos provenientes de investigaciones que destacan la relevancia de la inteligencia emocional en tres ámbitos fundamentales de la vida del alumnado: la salud mental, la violencia escolar y el rendimiento académico. A continuación, se trazan las características principales del desarrollo socioemocional de los alumnos de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria.
La parte más extensa y práctica del capítulo se estructura en torno a las seis grandes capacidades del MCE. En relación con cada capacidad, se presentan las competencias emocionantes que la integran; se articula una guía de preguntas para que el profesor conecte estas competencias con la experiencia emocional del alumno; se organizan los estándares de aprendizaje relacionados con estas competencias; y, por último, se realiza una propuesta de actividades, rutinas y estructuras que faciliten la labor del profesorado para que los alumnos desarrollen alguna de estas competencias emocionantes.
Para facilitar su uso, estas propuestas prácticas están organizadas en torno a los tres niveles educativos: Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria. Sin embargo, dado el elevado número de competencias emocionantes que integran cada capacidad y teniendo en cuenta que nos dirigimos a alumnos y profesores de las tres etapas educativas, ha sido necesario realizar una selección. Por tanto, no se trata de una propuesta exhaustiva pero sí de un grupo significativo de actividades, rutinas y estructuras para que los docentes dispongan de estrategias que permitan que los alumnos obtengan una experiencia positiva de sus vivencias emocionales en el día a día del aula.
• El capítulo seis, La evaluación del talante emocional, propone las claves para evaluar el conjunto de competencias emocionantes que se proponen en el MCE y que constituyen el talante emocional de los alumnos. Muestra ejemplos de rúbricas para cada uno de los tres niveles educativos: Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria. A través de las rúbricas, el docente dispone de un instrumento con el que medir el grado de consecución de cada una de las competencias emocionantes, de las seis grandes capacidades y, por último, del talante emocional del alumno.
Capítulo uno
Emociones, inteligencia emocional y educación emocional
¿Qué