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Decadencia. Adrian AndradeЧитать онлайн книгу.

Decadencia - Adrian Andrade


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momento nos agarró?

      —No hay comunicación con la Central —interrumpió Rosa ejerciendo fuerza a la palanca ante la turbulencia desatada.

      —¡Adam! —Volteó Naomi para esperar una respuesta.

      —Hay conexión con el satélite pero la línea no funciona.

      —Está exagerando Teniente, son coincidencias —interrumpió Karl de nuevo— sea quien sea el cuarto integrante, lo más probable es que se haya hecho cenizas.

      —Executor posee una inteligencia muy avanzada —indicó Naomi—, es por eso que se mantiene indestructible. Se dice que es tan poderoso que no necesita armadura. Estoy segura que este tornado no es pura coincidencia.

      —Crear un tornado no forma parte de sus dones —especificó Karl.

      —Pero si controlarlo —admitió Naomi.

      —Encontré la fuente —informó Adam—, se trata del Grey Site.

      —¿Qué es el Grey Site? —Preguntó Sam.

      —Es una instalación en el mar en dirección de las costas de Oregón, dentro usaban tecnología para manipular el clima y crear fenómenos artificiales como este, el sitio fue clausurado por la tormenta eléctrica que desataron accidentalmente —Adam respiró—. Concuerdo con la Teniente, Executor nos tiene en la mira.

      —Le daré la espalda —comentó Rosa girando el Black-Ghost.

      —Sigue siendo una locura—insistió Karl—, supongo que las leyendas contadas son ciertas, aun así Executor es mortal.

      —¡No busques comprobarlo! —gritó Rosa— ¡Nadie sobrevive a él!

      —¡Qué planeas hacer! —Exigió la Teniente a su piloto.

      —Desviarme a tierra y rezar que esa cosa no nos siga.

      —Pondrás en peligro a los habitantes, date la vuelta.

      —Teniente —insistió Rosa sin mover su vista— miré hacia atrás.

      —¡El tornado! —Adam casi se ahogaba de verlo—, Rosa tiene razón debemos adentramos al terreno, las casas nos ayudaran a demorarlo.

      —Y sirve que recargamos combustible —agregó Rosa—, hemos quemado demasiado con el turbo que es cuestión de minutos para que azotemos.

      —Pues no me dejas opción —maldijo la Teniente— ¡Vale! ¡Necesito su atención! —todos voltearon verla a excepción de Rosa cuya mirada seguía en el frente— ¡En Sacramento hay gente inocente; estando en el suelo Karl y Sam vendrán conmigo para notificarles y ayudarlos!

      —¡Está loca!

      —¡Cierra la boca, Karl y sólo escucha! —Sam logró callarlo—. Continué por favor..

      —¡Adam, se quedará a bordo del Black-Ghost y me mantendrá al tanto de la situación, cuando el tornado desaparezca, nos reuniremos en Stockton.

      —Entendido —todos confirmaron a la vez.

      Rosa piloteó a máxima velocidad entre los relámpagos de la tormenta cuya fuerza provocaba que el helicóptero se sacudiera. Sólo faltaban tres horas para el amanecer y todos andaban nerviosos por la cercanía del tornado ya que podría contener compuestos del FMX, lo cual no era de asombrarse.

      El Black-Ghost entró por Bodega Bay; por ser las horas en que las calles no estaban transitadas, fue fácil aterrizar en la avenida Kent. Naomi, Karl y Sam brincaron del transporte andante y fueron a alarmar a los habitantes de la amenaza cercana.

      Rosa elevó el helicóptero y se digirió hacia el norte alejándose lo más posible de la zona de pèligro. Al menos los relámpagos habían cesado y los truenos se habían acallado.

      —¿Crees que sobrevivan? —interrogó Adam.

      —Con la Teniente allá abajo, estoy segura que tienen al menos una posibilidad.

      De repente otra alarma sonó, era el Black-Ghost que se había quedado sin combustible. Rosa respiró conforme disminuía de altitud.

      —Creo que la pregunta iba enfocada a nosotros.

      —Sostente compañero, esto lo vas a sentir ahí abajo.

      El Helicóptero cayó a dos metros; por suerte el golpe no destrozó nada. Ahora sólo era cuestión de conseguir combustible e irse lo más pronto posible antes de que el tornado los alcanzara.

      —Vi una gasolinera a seis cuadras de aquí, será mejor apurarnos.

      —Nomás déjame agarrar la laptop.

      —No informes a la Teniente de la situación, no todavía.

      —Ni pasó por mi mente.

      Adam tomó la laptop con una mano y con la otra sujetó un contenedor para llenarlo de gasolina. Desde su posición el tornado se miraba como si fuese el dedo de Dios por lo enorme que estaba; esto lo hizo preocuparse por sus compañeros.

      * * *

      Naomi, Karl y Sam cruzaron las calles haciendo alboroto para que la gente escuchara y saliera de sus hogares. El tornado se encontraba cada vez más cerca de la colonia. No tardaron en escucharse los gritos de pánico entre mezclados con el ruido circunstancial. Percibir el tornado instó al caos de manera precipitada.

      Todas las familias se gritaban entre sí para que dejaran sus pertenencias y se dieran a la fuga. Su vida era primordial en comparación con lo material aunque doliese perderse este último.

      Sin un dilema de por medio, Naomi se metió a una casa para rescatar a una niña que se había quedado encerrada en su cuarto mientras que Karl acudió a levantar a un anciano que la gente había tumbado a consecuencia del pánico.

      Entretanto Sam no despegaba la vista del mini computador que portaba en su antebrazo. Su cuerpo entero no dejaba de temblar de tan ansioso que andaba al no poder encontrar algún refugio cercano a ellos.

      El tornado se hizo visible al destruir aquellas casas por donde había aterrizado, Sam regresó su atención al monitor y mediante un programa de rastreo logró confirmar que en definitiva venía directo hacía ellos.

      —¡Karl!

      —¡Qué! —Karl gritó desde el otro lado de la calle.

      —¡Debemos irnos pero ya!

      —Estoy algo ocupado por el momento.

      Sam suspiró al observar como el tornado se acercaba más y más.

      —Créeme cuando te digo que muy pronto no quedará nada de nosotros.

      —¡Pues dinos hacia dónde Genio!

      —No lo sé Karl —la pantalla se trabó— esta cosa no funciona.

      Sam comenzó a darle golpes a su aparato hasta destrabarlo.

      —Si nos vamos derecho por la calle Bay, nos encontraremos una plaza con dos pisos bajo tierra —exclamó el anciano.

      Sam accedió al mapa digital coincidiendo con la ubicación.

      —Se refiere a la Plaza Pelican, el problema es que la calle es peligrosa —recalculó la ruta—, mejor toma este camino y continúa derecho hasta topar.

      —¿No vienes?

      —Necesito avisar a la Teniente —le dio una palmada en la espalda— ¡Adelántate! ¡Estaremos detrás de ti!

      —Más les vale —asintió.

      Karl salió de prisa cargando al anciano y sin dejar de gritarles a los demás que lo siguiesen. El tornado no mostraba indicios de detenerse, mucho menos de retroceder. Sino todo lo contrario, se ponía más furioso y más veloz.

      Sam podía detectarlo y en base a ello pronosticar su ruta. No obstante está información era limitada e inexacta porque el software


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